Resultados contundentes

¿AMLO debe iniciar investigaciones contra los expresidentes de México?

Le opinión de que hay que hacerlo es mayoritaria, de amplio consenso, con mucho, suficientemente representativa: dos terceras partes de los mexicanos dicen que sí, 64.4% para ser exactos, según un sondeo telefónico nacional levantado este fin de semana entre 800 mexicanos por la encuestadora Opinión Pública Marketing e Imagen, en coordinación con Social Research Solutions, y publicada ayer en SDP Noticias.

¿A quién, obvio, para quienes dicen que sí?

Salinas, el villano favorito, primero en la lista

Los resultados son también reveladores, la verdad esperados, nada que no se respire en la atmósfera, esta vez reflejada con nitidez en un sondeo: A Salinas de Gortari, al villano favorito de los mexicanos adoptado en esa condición por López Obrador lo que le ha permitido, ¿por qué no decirlo?, sacar raja política y explicar parte de la inmensa cosecha reciente de 30 millones de votos. AMLO debe iniciar estas investigaciones con el político mexicano más controvertido de los últimos tiempos. Uno de cada dos mexicanos del grupo mayoritario de quienes dicen que sí hay que investigar a los expresidentes apuntan con el dedo hacia Salinas.  

El poco honroso segundo lugar, en esta especie de barómetro del resentimiento, de estadística del agravio, es Peña: 36.1% del universo de quienes apoyarían el arranque de estas indagaciones, lo señalan a él como el expresidente que hay que investigar. 

Al villano más reciente del PRI, al campeón más cercano de la corrupción si nos atenemos a la máxima de los sondeos de que percepción realidad, al hombre que, sí, mantuvo estable la economía, generó empleos, pero no suficientes, que trazó reformas cuyos adeptos, que sí los hay aunque pocos, juran que benefician o beneficiarán a la economía mexicana, que hizo nada por evitar desgarrar el tejido social, lastimado por la inseguridad y su pariente más próximo la impunidad.

Calderón, Fox y Zedillo, rezagados en el barómetro del resentimiento

Los otros tres de la lista, califican poco en este sondeo telefónico entre 800 mexicanos, representativo, con un margen de error estadístico de 3.4%, por cualquier razón, quizá porque los primeros dos –Salinas y EPN– acaparan, juntos el 87.8% en este marcador de resentimiento. Así es: 5.3% dice que Fox es con quien AMLO debe iniciar las investigaciones contra los expresidentes, 4.4% que Calderón, y sólo 2.5% que Zedillo. Asegunes tendrán, pero registran poco en esta suerte de barómetro de la corrupción. 

En la visión de lo que llamaría AMLO expresidentes neoliberales todos estarían descalificados. Pero en la percepción de los mexicanos, este trío –Calderón, Fox, y Zedillo– despiertan pocos agravios.

Del dúo panista, Calderón y Fox, con relaciones ríspidas entre ellos, compañeros de un partido al que renunciaron y que navega en los linderos de la chiquillería por el tsunami electoral reciente de AMLO, no hay que decir mucho. Atravesaron sus gestiones sin pena ni gloria. Fox tiró a la basura la (gran) oportunidad histórica del panismo, de la derecha como diría López Obrador, y las evidencias de que al final tranzó con el sistema que primero fustigó no son menores. Calderón permanecerá en la memoria de los mexicanos como el inquilino de Los Pinos, hoy museo, que hundió a su país en un baño de sangre.

¿Y Zedillo? Hay que decir que a la luz de este sondeo, la condición de villano de Salinas es tan omnipresente en la memoria colectiva de los mexicanos, que despierta poco resentimiento. Es tan fuerte la percepción de que Salinas es el más odiado, que poco importa que hayan pasado tres décadas desde que asumió el poder.

 

¿Lo hará AMLO?

Los números del sondeo telefónico entre 800 mexicanos son concluyentes, en cuanto a que sí se debe investigar y a quien….

¿Pero AMLO lo hará?

Si lo hace pisará sobre terreno firme. “La gente quiere”, como diría el líder de la 4t. AMLO es un político colmilludo, un lector astuto -quizá no tan certero- de la historia. De la percepción. Conoce como pocos las profundidades del ADN político si cabe el término de los mexicanos, sobre todo el de su especialidad, que son los pobres y resentidos.

Una respuesta que dio a Riva Palacio al terminar la entrevista en Tercer Grado en noviembre del año pasado, sobre la posibilidad de someter a escrutinio público, a juicio, a Peña, a raíz de las revelaciones del juicio de El Chapo en Nueva York, que sería valida no sólo para el presidente que acaba de salir sino para Salinas, de luz sobre en qué condiciones lo hará (consultar a a los mexicanos si inicia investigaciones sobre los expresidentes)

“Si hay presión interna”. Entonces, sí lo hará.

Así es. ¿La hay? Aunque la gestión, frenética, controversial, de López Obrador, está generando una suerte de convulsión en la sociedad mexicana, con secuelas de polarización, goza aún de buenos estándares de popularidad. Sí, tiene muchos, demasiados frentes abiertos. Y abrir otro, a la luz del colmilludo presidente mexicano, quizá no sea prudente. Sólo él lo sabe.

Visto de cerca, dar un espectáculo de una consulta para indagar a expresidentes, a Salinas probablemente o a Peña, tampoco es tan simple. Obvio, tiene consecuencias políticas. Y legales. ¿Cómo sustentar una demanda contra Carlos Salinas de Gortari por delitos presuntos, dirían algunos, que ya fenecieron en una gestión que data de tres décadas? Obvio, del “show mediático” se sacaría raja política. Y, otra vez, si hay presión interna, hay ganancia.

 

¿Juzgará a Peña?

¿Y a Peña? Tampoco es simple más no imposible. Ocupa el segundo lugar en el barómetro del resentimiento. Frente a Salinas, Peña tiene el agravante de que sus posibles delitos, no habrían fenecido. Son vigentes. Obvio, no es fácil juzgar a un presidente mexicano cuando entiendo que sólo puede fincarse una demanda, de acuerdo a la constitución, por traición a la patria.

Si lo hiciera, implicaría –AMLO lo sabe– desdecirse a sí mismo. Ha dicho que lo perdonará, casi literalmente. Que no se metió en las elecciones. Sólo él sabe que platico con Peña, quien de factodejó de gobernar en la madrugada del 2 de julio. Fue evidente que se hizo a un lado. La 4t empezó ese día, no cuando AMLO recibió la banda presidencial. El miércoles 21 de noviembre de 2018, el día que le dijo a Ciro Gómez Leyva que “si la gente dice se hace justicia entonces de arriba para abajo empezando por Salinas”, y que le dio la entrevista a Carmen Aristegui donde destapó el tema de la posible consulta para juzga a expresidentes, es mismo día repito, invitó a comer a su casa a Enrique Peña Nieto.

Esta sería la pregunta, según López Obrador

En política, reza el adagio que circula en los corrillos políticos, nada es cierto hasta que sucede. Me gusta esta otra que se comenta también: En México no pasa nada. Y cuando pasa algo tampoco pasa nada. Kafka en fin. Instalado a sus anchas en México.

O como diría el soberbio filósofo de Güémez: Puede que si pase, puede que no…o todo lo contrario.

La pregunta de la consulta para juzgar a los expresidentes, por si se decide el líder de la 4t, ya la tiene. Se la dijo a Aristegui, en una extraordinaria entrevista, el 21 de noviembre del año pasado.

“¿El presidente de México debe promover que se juzgue para que haya justicia y no sólo se persiga a chivos expiatorios y se revisen las responsabilidades en delitos de corrupción y de otros delitos a Carlos Salinas, a Zedillo, a Fox, a Calderón y a Peña Nieto?, sí o no”

Sólo él sabe si lo hará.