Difícil es olvidar que el PRI gobernó el país durante ocho décadas. Los resultados están a la vista. 

Hay quienes exacerbados, hablan de la construcción de un país, de sus grandes obras, haciendo  a un lado el hecho de que era el entorno mundial, de que había un presupuesto que se manejaba al antojo y que siempre se estuvo a la zaga. 

Por eso somos un país del tercer mundo pese a las riquezas naturales que tenemos. 

No se pueden negar los episodios que vivimos -buenos y malos-, los grandes personajes que se levantaron en esa historia pese a la precariedad de un sistema, tampoco que hubo un movimiento revolucionario que lo precedió y causó la muerte a millones, cuyos principios fueron volcados en una Constitución, pero alterados y subestimados de acuerdo a los intereses en pugna. La famosa revolución institucionalizada  denigró a los largo de los años los ideales que se acuñaron con sangre y fuego, la corrupción se aposentó como un Frankenstein que fue creciendo con el tiempo y nos topamos además con el neoliberalismo. Cuarenta y un presidentes priístas, más catorce del PNR y del PRM, crearon más que una dictadura, como lo sostienen intelectuales de derecha, una monarquía a modo, que vivió como viven los reyes en otros entornos, autócratas, dueños de vidas y haciendas -en mezcla autóctona de caciques y viejos dictadores-, y usando los recursos a su favor, familias, hijos que estudiaban aquí y en el extranjero y  eran tratados como delfines y la vida exhibía a esos monarcas, con grandes fortunas, caserones y enseñoreados y dando órdenes como verdaderos absolutistas. 

En ese largo caminar, miles vivieron y murieron en la pobreza. Las clases sociales se definieron en contra de las grandes mayorías y hemos llegado al momento actual, con un país de más de 90 millones de pobres según últimos datos publicados, casi la mitad en miseria extrema, endeudado (46 por ciento más con EPN), inseguro, volcado de muertes  y todo el sistema saqueado y en crisis: en eso terminó la obra del PRI y aliados que se le sumaron.

OCHENTA  MILLONES EN CARA ELECCIÓN PARALELA,  AVALADA POR EL INE

Absurdo que un partido pueda hacer una elección pública, con todos los recursos del erario y avalado por el INE. El aparato que exhibe un partido en decadencia que quedó en tercer lugar en las pasadas elecciones, es superior al que aplican algunos estados. Se habla de un  padrón de 6 millones 764 mil 615 afiliados, 6 mil 150 mesas de elección con 24 mil 600 representantes entre titulares y suplentes y 6 millones 700 mil boletas expedidas, cuyo costo fue de once millones. 

Un dispendio aparatoso, como todo lo de ese partido que fue vapuleado por el elector en las elecciones del primero julio de 2018. 

Con esos antecedentes, cualquiera de los minúsculos partidos que integran el enorme presupuesto solicitado por el INE, podrán  pedir elecciones públicas. 

Con ese aparato el gasto en partidos se irá ampliando frente a la pobreza y miseria del país, en nombre de una democracia que en el interior de esos partidos y  su contribución al país, no existe. Contradictorio, cuando el gobierno está solicitando disminuir en 50 por ciento los gastos de partidos. 

Los candidatos, incluso Lorena Piñón abogada de Veracruz, ex directora del Instituto de la Juventud en ese estado, han estado insertos en el presupuesto. 

La señora Ivonne Ortega fue gobernadora de Yucatán y ha andado rondando permanentemente el poder; intentó ser candidata a la presidencia de la república y criticó contra viento y marea al sistema y de pronto apareció muy sedita cuando EPN impuso a José Antonio Meade.

Hay medios que están advirtiendo de aplicación de todas las trampas priístas en esta elección. El periodista Francisco Rodríguez señala en su columna Balconeando publicada en varios medios, a Miguel Ángel Osorio Chong, Emilio  Gamboa Patrón y René Juárez como instigadores de un presunto fraude para anular la elección e imponer a su candidato el renunciado priísta José Narro Robles. 

En el último debate hubo una  mujer -al parecer enviada-, que criticaba sin ton ni son al  candidato y gobernador con licencia de Campeche, Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas.

CUARENTA Y UN PRESIDENTES HA TENIDO EL PRI  Y CATORCE PNR Y PRM

Cincuenta y cinco presidentes -pocos repitieron- ha tenido el sistema priísta desde 1929 con el  Partido Nacional Revolucionario (PNR), más tarde con el Partido de la Revolución Mexicana (PRM) con catorce los dos, y a partir de 1946 ya con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), cuarenta y uno. Según el artículo 41 de la Constitución, los partidos son entidades de interés público.

Los tres fundamentos de su existencia son estimular la vida democrática del pueblo, favorecer la integración de la representación nacional e impulsar la representación  ciudadana en el poder; pocos partidos lo han hecho y lo han logrado con equidad. 

Señala la carta magna que los partidos tendrán trato equitativo y apoyo económico.

Pero la realidad ha demostrado que eso no se ha cumplido. Solo con revisar el trato que tuvieron  el PRI y sus antecesores durante más de 80 años, se derrumban esas premisas. 

Lo complejo de estos organismos que en México se iniciaron formalmente en 1919 con el Partido Comunista Mexicano (PCM), lo aborda desde muchos niveles Maurice Duverger en su famosa obra Los Partidos Políticos; ha sido libro de texto de los partidos mexicanos, si es que  sus dirigentes leen. 

El teórico aborda el tema desde  muchas perspectivas en dos partes, La estructura de los partidos y Los sistemas de partidos. El  mismo reconoce no obstante que en su complejidad, tardará más de 50 años en delimitarse claramente que son los partidos. Como la edición que tenemos es de 1984 ( Fondo de Cultura Económica, muchas ediciones), hace apenas 35 años y la complejidad sigue. 

En un retroceso según  lo vemos en el arquetipo que hoy realiza elecciones de  nueva dirigencia: el PRI