Javier Coello Trejo, abogado de Emilio Lozoya, salió muy canchero ante las cámaras y retó a las autoridades policiacas mexicanas, del mundo y toda la Galaxia a capturar a su cliente: “arréstenlo, a ver si lo encuentran”. Acá les digo cómo apañarlo, en menos de lo que cae Peñita.
Que cante la hermana
Cuando apañen a Gilda Susana Lozoya, díganle que Emilio no la mencionó cuando quiso apantallar a Santiago Nieto con su curriculum. Muéstrenle una grabación editada, con las palabras: “¿No sabes quién es mi papá?... de mi hermana lo comprendo, porque es una pendeja”, para hacerla enojar y muy indignada revele la guarida de su carnal.
La Casa Blanca
No la de Washington, DC, sino la de su gran amigo, cómplice y socio: Enrique Peña Nieto. ¿Qué mejor lugar para esconderse que una residencia lujosa abandonada? Solo tiene que meterle cien mil varos para que esté medianamente habitable y ya estuvo.
Caras nuevas
Podrá hacerse mil cirugías plásticas pero los moditos de caminar, bailar y menear la copa de coñac son propios, inevitables y reveladores. Vigilen los lugares que frecuentaba “don Transotas” y observen a los individuos que se le parezcan y se comporten como él.
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Como carnada, para que trate de estafarlos y así dar con su madriguera. Estos pájaros de cuenta necesitan estafar contantemente para mantenerse vivos.
Interroguen a “Javidú”
Invítenle unos “toritos” y, al calor de una charla sincera, sáquenle cómo se escaparía si fuera Lozoya. Solo una mente criminal pueden revelar los pasos de otra mente criminal.
Cateos al resto de la banda
Los peces gordos de la Gran Estafa, acudieron todos a la boda de la hija de Juan Collado y cínicamente cantaron “la libertad es muy bonita” (acompañados por Julio Iglesias), confiando en que jamás les echarían el guante. Ahora que empezó la cacería, deben de apoyarse mutuamente.