Desde que Andrés Manuel López Obrador inició formalmente su lucha por la presidencia de la República en la década de los noventa, como presidente del Partido de la Revolución Democrática, lanzó fuertes ataques a la clase empresarial de México y a los banqueros, con razones suficientes, porque durante la presidencia de Carlos Salinas de Gortari se creó un verdadero sistema oligopólico.
La Mafia del Poder
En 2011, cuando aspiraba por segunda vez a la presidencia de la República López Obrador, mantenía su discurso sobre la “mafia del poder” y acusaba que a ésta la integraban 30 grandes empresarios entre los que destacaban "Carlos Slim, Ricardo Salinas Pliego, Germán Larrea, Alberto Baillères, Jerónimo Arango, Emilio Azcárraga, Carlos Peralta”, y que estaban acompañados por un grupo de políticos como Carlos Salinas, Elba Esther Gordillo, Vicente Fox, Manlio Fabio Beltrones y Enrique Peña Nieto.
Decía entonces: "Salinas es el jefe de este grupo. Son 16 multimillonarios. En su mayoría todo lo que tienen se lo deben a Salinas. Antes de Salinas no pintaban y ahora aparecen en la lista de la revista Forbes entre los hombres más ricos del mundo. (Son) 16 multimillonarios, 11 políticos corruptos del PRI y del PAN y tres tecnócratas". De Slim y Azcárraga decía que no había diferencia, “los dos representan monopolios. Uno el de la televisión y el otro el de la telefonía”.
AMLO no estaba equivocado, el expresidente Salinas había hecho de la presidencia el factor para generar un verdadero oligopolio a su servicio, con el pretexto de la apertura comercial aprovechó para privatizar importantes sectores de la economía mexicana en beneficio de unos cuantos, de sus cuates. Tan no estaba equivocado el próximo presidente de México, que incluso en un documento de los que se publicaron en 2011 del Wikileaks, relativo al reporte del embajador de Estados Unidos en México, Antonio Garza “Tony Garza” quien informaba al gobierno de su país:
“Varias de las dinastías empresariales que poseen estos individuos despegaron en los años 90, cuando el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari (PRI) comenzó el desmantelamiento de la centralizada economía Mexicana”. En otro cable agregaba el exembajador: “Salinas vendió más de mil compañías del Estado, desde metalúrgicas hasta ferroviarias. Desafortunadamente, en algunos casos, estas privatizaciones terminaron creando monopolios en el sector privado, beneficiando a un grupo de empresarios listos y políticos mientras dejaban en el frio al mexicano promedio”.
De la privatización de la Banca a la iniciativa Monreal
No se puede olvidar que en la administración de Carlos Salinas de Gortari se privatizó la banca, la cual pasó a manos de sus amigos, en aquel momento el exsecretario de Hacienda Pedro Aspe aseguraba, quizá como hoy lo pretende hacer el Senador Ricardo Monreal, que los nuevos banqueros serían “empresarios con liderazgo dispuestos a fortalecer las instituciones con una visión de largo plazo, cuidando siempre el interés del público ahorrador”.
El caso es que los bancos fueron entregados a la camarilla de Salinas. El banco BCH, a Carlos Cabal Peniche que fue procesado por malversación de fondos; Banpaís, al bolsista acusado de fraude, Ángel Rodríguez, hijo del zar del autotransporte Isidoro Rodríguez; Serfín, al grupo encabezado por Operadora de Bolsa, la firma bursátil más denunciada por fraude; y Cremi, a Raymundo Gómez Flores, repentino industrial sin mayor experiencia financiera.
Pero Salinas no sólo privatizó la banca, también Teléfonos de México, que fue adquirida el 19 de diciembre de 1990 por Carlos Slim, otro miembro destacado de la “mafia del poder”, la empresa lo llevó a ser el hombre más rico del mundo.
De ese proceso privatizador, también surgió Ricardo Salinas Pliego, quien adquirió Imevisión en 1993 por un pago de US$650 millones al Estado mexicano, de ahí surgiría TV Azteca, para luego dar el brinco y aparecer como la persona número 228 más rica del mundo, de acuerdo con la revista Forbes y la tercera de México con 3,100 millones de Dólares.
De amigos a asesores
Si bien, Andrés Manuel López Obrador declaró la guerra en contra de estos empresarios voraces que formaron oligopolios y monopolios, durante su etapa como líder opositor no fue capaz de establecer una posición clara en su relación con la clase empresarial y siempre se le ubicó con pretensiones estatistas, es decir con la intensión de regresar al gobierno “dueño de todo”, donde se invertían los impuestos de los mexicanos en empresas obsoletas que no estaban orientadas al mercado y a la competencia, sino al servicio de la clase gobernante y que llevaron al país a las crisis recurrentes.
Hoy, cuando ya ganó y será presidente de México, parece que el país se debate entre el poder de los oligopolios y del estatismo. Ambas tendencias nada buenas para México.
El proceso de apertura y rompimiento de los oligopolios y monopolios se inició, con cierto éxito, en la administración de Ernesto Zedillo, quien puso orden en la economía de México y permitió la diversificación, el control de las finanzas públicas y la apertura y desarrollo de la pequeña y mediana empresa, que poco a poco fue quitando el control a las grandes empresas que controlaban el mercado de su sector como el de Telmex, aviación y energía.
Sin embargo, ante el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, pareciera que estos empresarios de la “Mafia del Poder” regresaron por lo que para ellos es suyo, el país y el control del gobierno como bien lo había denunciado AMLO en sus épocas de opositor.
¿Y las cámaras empresariales?
Por ello no se entiende cómo AMLO decide eliminar la interlocución con la representación empresarial y las diversas organizaciones empresariales que poseen la representatividad, como Coparmex, Canacintra, Concamin y otras más que agrupan empresarios e industriales que han salido a la luz, junto con los emprendedores y la micro y pequeña empresa que hoy generan un importante número de empleos productivos, para regresar al modelo salinista que tanto criticó al conformar su grupo asesor con los empresarios que antes cuestionaba: Ricardo Salinas Pliego, Bernardo Gómez, Olegario Vázquez Aldir, Carlos Hank González, Daniel Chávez, Miguel Rincón, Sergio Gutiérrez y Miguel Alemán Magnani. Ellos integrarán un Consejo Asesor con el que trabajará su gobierno y así como lo hizo con los estados, nombrando a “super Delegados” que tendrán un contacto directo con el nuevo gobierno y serán los encargados de realizar acuerdos con los Secretarios de Estado, ahora elimina a toda representación empresarial para tener como principal interlocutor al mencionado Consejo Asesor.
Ante este escenario, México parece quedar atrapado entre el oligopolio salinista o el estatismo lopezobradorista, ambas tendencias con terribles resultados. Romper este círculo será uno de los mayores retos de AMLO si quiere realmente quiere llevar a México por la 4ª. Transformación.