Las balandronadas del señor Germán Larrea Mota-Velasco contra el gobierno federal después del evento de la mina en Sonora que tiene concesionada, se han venido diluyendo de una manera tan progresiva como acelerada.

Hace unas semanas, Larrea Mota-Velasco, aconsejado por su círculo rojo que conforman Oscar González Rocha, Xavier García de Quevedo Topete, Alfredo Casas Pérez y Daniel Muñiz Quintanilla, ponderaba cantidades y condiciones de administración de las mismas que GMéxico destinaría a la reparación de los daños causados por la negligencia de sus operadores a los ríos Sonora y Bacanuchi.

Primero hablaron de 3 millones de pesos por cada uno de los siete municipios afectados. O sea 21 millones de pesos como generosa compensación de Larrea Mota-Velasco para siete comunidades que, en muchos casos, tardarán varios años en volver a trabajar sus tierras sin peligro de contaminación y que han sido calculadas en 5 mil millones de pesos de afectaciones.

Luego hablaron de una cantidad mayor: 300 millones de pesos, pero que serían administrados por el propio GMéxico.

Hoy SDPnoticias consigna que la comisión investigadora del caso descubrió nuevo derrame de tóxico de la minera sobre el río Sonora.

Ya Germán Larrea Mota-Velasco empieza a entender que Enrique Peña Nieto no es, para nada, Felipe Calderón.

Hace unos días se coló a un evento de Citi Group, y como hábil político, desplazó a los anfitriones encabezados por Manuel Medina Mora y se colocó delante de ellos para saludar al presidente Peña Nieto.

Federico Arreola realiza en su columna un espléndido análisis psicológico-político de la papada de Germán Larrea Mota-Velasco.

En esa columna Arreola descubre que el empresario más que un complejo de inferioridad que tiene a causa de su papada y demás tejidos adiposos que se observan en su cuerpo, asume en su faceta de ?empresario enigmático? una estrategia para desconcertar tanto a sus competidores como a los hombres del poder que, piensa, no saben a ciencia con quién tratan.

Pero, como regularmente sucede a los empresarios que retan sin fundamento al poder, Larrea Mota-Velasco está metido en una verdadera maraña de mentiras y ofensas de la que no le será fácil salir.

En tiempos de Miguel de la Madrid como secretario de programación y presupuesto, un grupo de empresarios de Monterrey, ajenos completamente al grupo que dio fama a los regios como los hombres del capital detentaban un código de valores inalterable, le filtró al entonces secretario una posible reedición de la célebre reunión de Chipinque.

Cauto, el secretario De la Madrid investigó el caso. Puso en conocimiento del secretario de hacienda el asunto.

Revisaron el comportamiento fiscal de los denunciantes-amenazantes.

Y pronto éstos se vieron ante escrupulosas auditorías que los hicieron desistir de sus ?presiones? al poder.

Recientemente, tratando de intimidar a Luis Videgaray después de que se promulgó la reforma fiscal, los empresarios Juan Pablo Castañón y Gerardo Gutiérrez Candiani, el primero de Sinaloa y el segundo de Oaxaca, expresaron solidaridad con las voces que proclamaban la salida de capitales y que se irían al extranjero a buscar mejores condiciones de inversión.

Videgaray Caso ni se inmutó.

Pero mandó diplomáticos mensajes a los beligerantes y todo se calmó como por arte de magia.

Era la magia del poder que Peña Nieto le dio a Luis Videgaray para que mantuviera tranquilo al empresariado que pensaba que tenía enfrente a dos jóvenes políticos que eran susceptibles de ser ?espantados?.

Error.

Se equivocaron y no salió de México un solo peso a causa de la reforma fiscal.

Los enfrentamientos entre los empresarios y el poder han sido recurrentes a lo largo del México posrevolucionario.

Pero si Larrea Mota-Velasco compró, o chamaqueó en el caso menos punible, al ex presidente Felipe Calderón con Pasta de Conchos y las fallas de Ferromex, en el gobierno peñanietista se topó con la experiencia política. Como se lo dijo el mandatario a Larrea en el evento de Citi Group: ?Todo dentro de la Ley?.

Única frase que intercambió por cierto el mandatario con el hasta hace poco retador empresario.

Y Larrea Mota-Velasco sabe bien lo que hace al deponer su rebeldía.

Sus constructoras (MMC, Perforadora México, de las que es propietaria total y accionista mayoritario de CONSULTEC)  no pueden ser de las preferidas del régimen con esa conducta de su propietario.

El poder si no se ejerce, es como si no se tuviera, reza la sentencia del clásico.

Y Enrique Peña Nieto es un mandatario suficientemente entrenado para el ejercicio pleno del poder.

Allí están los hechos del evento Minera México que lo demuestran sin duda.