Silvestre Revueltas Sánchez nació el 31 de diciembre de 1899 en Santiago Papasquiaro, Durango, y falleció un 5 de octubre de 1940, en la Ciudad de México. Vivió 40 años y 288 días. Tiempo corto tuvo, pero suficiente para expresar su genio como compositor, artista y persona.

Silvestre Revueltas se puso de moda entre los buscadores de música del mundo en la última década del siglo XX y en el presente continúa la exploración de su creación. No obstante, sus obras habían sido estrenadas y tenían cierto prestigio internacional incluso estando él aún vivo. En particular, obras como Redes (1935), Homenaje a Federico García Lorca (1937) y Sensemayá (1938).

Estudió y tocó el violín desde la infancia en su Estado natal de manera sobresaliente. Posteriormente, en el Conservatorio Nacional de Música y continuó en Austin, Texas. Regresa a México hacia el fin de la “efervescencia” vasconcelista en 1923. En 1924 conoce a Carlos Chávez, que también recién regresa de Estados Unidos, e inicia así una polémica relación que se prolonga incluso hasta el día de hoy (interesantes son las consideraciones del crítico José Antonio Alcaraz sobre ese tema en el libro Carlos Chávez. Un constante renacer). En esa década, inicia la actividad artística y creadora más prolífica e importante del compositor

El viaje de Revueltas a España en 1937 en apoyo al bando republicano durante la Guerra Civil Española, siendo integrante de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios de México (LEAR), es la expresión de su pensamiento e ideología política vinculada con su arte.

Considero que la mejor definición del Revueltas artista y su obra la ha ofrecido Leonard Bernstein a propósito de la ejecución de una de sus obras en 1963 con la Filarmónica de Nueva York: “Esta extraña y aterradora pieza que se llama Sensemayá, combina todas las influencias de las que hemos hablado: africana, indígena y europea. Es el trabajo de un compositor sofisticado con una técnica muy avanzada, como Villalobos [Heitor], pero que maneja una idea de salvaje primitivismo. Y todo ese salvajismo y violencia se sienten en los ritmos salvajes y los aullidos y chillidos de la orquesta que ustedes escucharán. Pero todos ellos están bajo el control de la mano sapiente de un verdadero artista.

“[Sensemayá] es mucho más complicada, más sincopada, más difícil que cualquiera de las piezas que hemos escuchado hasta ahora. Revueltas fue un verdadero artista que murió trágicamente joven a la edad de 40. Y a juzgar por esta breve pero emocionante pieza que vamos a escuchar, de haber sobrevivido habría alcanzado verdadera grandeza”.

Revueltas es integrante de una familia extraordinaria de artistas compuesta, entre otros, por sus hermanos José, Fermín y Aurora. En su catálogo, además de un buen número de piezas para orquesta de cámara y sinfónicas, también hay canciones. De ellas he interpretado “Caminando” y el ciclo Cinco Canciones de Niños. Ofrezco estas últimas dentro de la serie de ensayos en Berlín, Alemania, con la pianista y preparadora, Raminta Lampsatis. Un registro del 12 de junio de 2012, por Erwan de Kerautem, de MediaWen.