Se equivocan quienes creen que esta pandemia marcará el inicio del declive de las grandes ciudades y que quienes las viven, residentes o en tránsito, pasarán de ellas y preferirán, para vivir o hacer sus actividades, zonas urbanas más pequeñas o suburbios aislados y de bajas densidades de población.

No... Pese a todo, las Ciudades siguen siendo el GRAN invento de nuestra golpeada humanidad... Siguen siendo ese espacio en que la gente se agrupa para resguardarse y multiplicar creatividad, conocimiento, desarrollo y todo tipo de oportunidades.

La verdad es que la pandemia no sólo puso a prueba las ciudades... Tristemente golpeó también... Y golpeó duro, zonas aisladas lo mismo en la Amazonia profunda que en el sureste mexicano rural.

Pero no hay que tener duda... Las ciudades se van a recuperar y se van a reinterpretar, porque no son sus calles y sus ladrillos los que las hacen valer, sino esas redes sociales que hoy tan fácilmente confundimos con el sustituto descafeinado que nos ofrece la tecnología.

Las ciudades son la gente y lo que ella hace... Son el espacio público y sus barrios, y no porque sean esas aéreas verdes y los ladrillos los que definen la ciudad...

Las ciudades valen porque son el escenario propicio para que se desarrolle en ellas la vida.

No es casual el proceso de urbanización que marcó particularmente la segunda mitad del siglo XX y lo que llevamos de este complejo nuevo siglo.

Más de 70% de la población mundial ya vive en zonas urbanas... Todas ellas marcadas por promesas de prosperidad y mejor futuro, aunque, no todas, y hay que decirlo, trabajan en crear condiciones que lo permitan cumplir.

La realidad es que muchos gobiernos no han entendido lo que significa hacer ciudad y ello lo vemos tristemente reflejado en manchas urbanas desordenadas, ineficientes y crueles, lo que, con base en datos de la ONU, se refleja en que 24% de la población urbana mundial vive en barrios marginales.

Y no hace falta ser un especialista en el manejo de datos para entender que los promedios no reflejan los picos a la alta o a la baja en desempeño, y que seguramente los puntos porcentuales de pobreza urbana que para alcanzar el promedio no se registran en una ciudad Sueca, se acumulan en las zonas urbanas de los países menos desarrollados, así que ese promedio de 24% de pobreza urbana muy probablemente se vaya por encima del 30% al aplicar esta medición a las ciudades mexicanas.

Y en México los promedios siguen siendo promedios... Y es así que los niveles de pobreza urbana que pueda tener Monterrey, sin lugar a dudas la ciudad más pujante del país, son fácilmente superados por los que se pueda tener en la Ciudad de México, que a su vez, serán también superados con facilidad por los de cualquier ciudad del sureste del país.

No. La pandemia no va a matar la esperanza urbana... Pero sin duda debe marcar un antes y un después para las ciudades, acelerando todo proceso que permita cumplir su gran promesa histórica de proteger y multiplicar oportunidades para sus habitantes y quienes las transitan.

No... Ni las ciudades van a desaparecer ni cambiarán los principios que hoy tenemos asumidos como ideales urbanos... Empezando con la densidad... Porque en esa concentración y diversidad de gente y actividades, se encuentran las mayores virtudes de las esencias humana y urbana.

Pero sí... La pandemia permitirá recuperar valores... Permitirá y provocará que la gente recupere sus espacios, arrebatándolos al automóvil y llevando a cabo la transformación que permita que el espacio público sea verdaderamente público al ser usado por la gente.

Esta pandemia provocará que la gente se ponga a caminar y apueste por modelos de movilidad alternativos... Si es que la bicicleta debiera ser llamada alternativa...

Hoy como nunca los gobiernos urbanos tienen que trabajar para garantizar a las personas esa seguridad que es el principio básico que justifica la existencia de las ciudades.

Seguridad que en este momento implica garantizar la salud... Pero que evidentemente tiene que ver con el derecho de hacer uso de la ciudad sin el temor a ser víctima de cualquier tipo de violencia.

Y que evidentemente también tiene que ver con la seguridad de encontrar oportunidades de desarrollo que permitan garantizar otros Derechos Humanos como vivienda o educación, y revertir la tendencia de crecimiento en la marginalidad y pobreza urbana.

La pandemia pondrá a prueba no sólo la capacidad de resiliencia, sino también la capacidad de generar diagnósticos y escenarios que permitan hacer de las ciudades esos puentes al futuro que tanto necesitamos.

Ojalá que los gobiernos locales lo entiendan y estén a la altura de las circunstancias.

* Horacio Urbano es fundador de Centro Urbano, think tank especializado en temas de desarrollo urbano, sector inmobiliario y vivienda.