El 9 de marzo del 2020, México se quedó –parcialmente- sin mujeres, es decir, miles de niñas y mujeres nos ausentamos de nuestros espacios cotidianos, como protesta pero principalmente como muestra simbólica del dolor que se vive a raíz de cada desaparición y asesinato de niñas y mujeres a causa de la violencia feminicida.

Lo valioso de esta iniciativa, quizá fue su fuerza comunicativa y la voluntaria suscripción de las miles de mujeres paristas que nos sumamos a la convocatoria iniciada por algunas organizaciones y activistas feministas. Las mujeres que también paramos en redes sociales, recién interactuamos con lo sucedido el día de nuestra ausencia, sin embargo, se advierten algunas primeras impresiones de este evento que pueden ayudar para la discusión pública.

 

EL PARO NOS SILENCIÓ EN UN MOMENTO CLAVE PARA ALZAR LA VOZ

El paro de mujeres se llevó a cabo un día después de las marchas de protesta efectuadas en todo el país, con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora. En la Ciudad de México tuvo lugar una marcha histórica, esto en cuanto al número de asistentas y la diversidad de mujeres unidas.

Fue una de las marchas más emotivas y significativas para las mujeres como sujetas políticas. Evidentemente ello no nubla a las antecesoras, ya que sin haberse dado estas previamente, seguramente hoy no tendríamos la fuerza y la unión que nos hacen noticia nacional.

Todo esto: análisis, críticas, sentimientos y prospectivas, en nuestras voces como participantes de la marcha, se quedaron silenciadas –temporalmente- en razón del paro. Precisamente uno de los grandes propósitos de las marchas del 8 de marzo fue alzar la voz por nosotras y por las que ya no están, gritar, exigir, pelear por nuestras libertades y derechos.

Ante el Día sin Mujeres imperó el silencio, un silencio incómodo en un momento que ameritaba la atención de toda la sociedad mexicana a lo que tenemos que decir las mujeres y que provocó el adelantamiento de algunos machos oportunistas para perpetuar las violencias que estamos exhibiendo.

 

UN DÍA SIN MUJERES NO INCLUYE A TODAS, SE FUNDAMENTA DESDE EL PRIVILEGIO

Miles de mujeres pudieron ausentarse el 9 de marzo. Muchas de ellas, originarias o residentes de la Ciudad de México, y en menor medida, de otros estados, lo que evidencia el centralismo de muchas de las iniciativas en materia de derechos humanos de las mujeres.

La situación de todas en México es crítica, sin embargo, la Ciudad de México puede ofrecer ciertos privilegios. Desde un reconocimiento más amplio de libertades y derechos para mujeres, y hasta el acceso a servicios públicos indispensables para la vida, intervinieron para que una mayoría de mujeres capitalinas pararan en comparación con mujeres originarias de Chiapas o Guerrero.

De la misma manera convergen las condiciones o situaciones específicas de las mujeres. El paro no incluyó a todas las mujeres y especialmente, abrazó a aquellas mujeres con el “privilegio” de contar con un empleo formal.

Fueron muchas las mujeres que se quedaron afuera del paro. Mujeres comerciantes, mujeres policías y bomberas, mujeres indígenas, mujeres sin acceso a internet, mujeres doctoras y enfermeras, así como todas aquellas que se dedican al cuidado de otros, maestras, niñeras, amas de casa.

En conclusión, hay un privilegio de clase que no acompañó a las más desprotegidas socialmente.

 

EL PARO DE MUJERES SE APLAUDE EN LOS SECTORES MÁS CONSERVADORES

El paro nacional de mujeres tuvo puntuales objetivos y pueden haberse cumplido, pero a mi juicio se corre el riesgo de que agendas conservadoras se vean beneficiadas.

Para los empleadores es mucho más benéfico no descontar un día de salario que sentirse emplazados para discutir sobre condiciones laborales dignas y equitativas, y atender la violencia de género en los centros de trabajo.

También el silencio es más conveniente para las autoridades que no han acusado de recibo nuestras demandas y para aquellas personas que sugieren una forma pasiva y abnegada de la protesta femenina.

Las paristas privilegiadas ya regresamos a nuestros trabajos o escuelas, pensando en el mejor de los escenarios que vamos a analizar y discutir los efectos de este movimiento. Mientras esto sucede, algunas de nosotras han desaparecido o las asesinaron; no olvidemos esto antes de volver a auto silenciarnos.