El grito de ¡Fuera peña! dejó de ser patrimonio de grupos muy politizados para convertirse en la exigencia de un conjunto social de pronto radicalizado por la agresión directa al bolsillo. (En 16 estados se endurecen bloqueos por el gasolinazo.

El Sol de México, 2/12017) Hernández, J. (2017).

Esa premisa la citó Julio Hernández López (Astillero), en su libro Encabronados: una narrativa que encajó perfectamente en una concepción de un sistema político putrefacto. Quizá el título sea la manifestación de un comunicador que durante décadas nos enseñó un periodismo plural, transparente. Eso, solo fue una muestra de muchos mexicanos que, ante la ignominia, manifestamos desde distintas posiciones y trincheras el trago amargo de las reformas estructurales de Enrique Peña Nieto, con la complicidad de un bloque de políticos que brindó señales amplias de servilismo y sumisión el día que se firmó el Pacto por México.

Ese malestar, provocó que la sociedad rompiera el último eslabón que dio crédito al partido de la revolución democrática, en el momento que plasmó la rúbrica en el documento que abrió la puerta al saqueo y decadencia de nuestro territorio— ante la presencia de un modelo privatizador de los bienes de la nación. Esas acciones, ocurrieron en un clima de una operación política— que bajó línea hasta los principales recintos del legislativo federal.

Por muchas cuestiones que van desde el amor propio al país, como la gradual debilidad de un estado que ofertó la propiedad y el despojo de los bienes, nos avergonzamos cuando se consumó el acto peyorativo. La postura de muchos políticos causó estupor, ¡es cierto! Nos sorprendimos en el instante que vimos la lista de legisladores que en teoría representaban los intereses de las bases populares— porque evidentemente los diferentes sectores respaldaron su entrada bajo la consigna de defender el interés de las clases más desprotegidas.

No obstante, muchos actores políticos cuando observaron el enorme desprestigio que posee el PRD, saltaron sin escrúpulos a las filas de morena. Es cierto, hay políticos que reivindican su camino. Sin embargo, causó estupor que el actual presidente municipal de Morelia, Raúl Morón, en los tiempos que asumió un escaño en la senaduría, aprobó algunas de las leyes reglamentarias de la reforma energética que produjeron un incremento descomunal a los precios del combustible en un aumento que osciló entre los 14.2 y 16.5% a diferencia de los costos marcados en 2016. En ese manual arrollador se votó, incluso, por la ley general de ingresos y ley de ingresos sobre los hidrocarburos. En ese mismo periodo, la aplicación de las nuevas políticas, arrojó grandes consecuencias, principalmente económicas.

A pesar de conocer el desenlace, hay muchas cosas de fondo que no evitaron los señalamientos. Tan solo en el caso de Raúl Morón, que desde hace un par de años acuñó el sendero de la cuarta transformación por ajuste o utilidad, se le señaló estos días su contribución que, concluyó, en la aprobación de la Ley de ingresos de la Federación. El miércoles 26 de octubre del 2016, el actual edil de la ciudad de Morelia, apareció en la lista de senadores junto a legisladores de partidos de la derecha como PAN y PRI; entre ellos, Luisa María Calderón, Ernesto Cordero, Emilio Gamboa y Salvador Vega Casillas, con otros más. Hoy en día, algunos medios y políticos que tienen participación activa en morena, recordaron la metamorfosis que Morón tuvo en aquella desgracia que dejó huellas imborrables en los mexicanos; más por los abusos a mansalva de un gobierno cuyo poder revivió el autoritarismo que toleramos en sexenios fallidos.

Hoy por hoy se recordó que un actor que en teoría está en 4T, que, inclusive, aspira a ser candidato de morena, hace tres años tendió la alfombra sin contratiempos al propio Enrique Peña Nieto. Si, a las reformas neoliberales cuando era Senador del PRD. De ese tamaño fue el tranco que dieron algunos legisladores.

A pesar de que pasó un lapso, el recuerdo hirió profundamente y exacerbó en el instante que se facilitó la puesta en marcha del incremento a los combustibles. La afrenta, hoy la carga Raúl Morón, como una loza pesadísima que removió los capítulos más desagradables de la historia contemporánea de nuestro país. Incluso, como lo denominé en el título: La traición de Raúl Morón al pueblo de México, quedó grabado en los anales de una década donde se confirieron concesiones y contratos a empresas trasnacionales que demostró de hecho, actos de corrupción vergonzosos por el caso Lozoya.

Ese comportamiento a priori, será el detonante para ir despidiendo las aspiraciones al Solio de Ocampo del actual presidente municipal de Morelia, donde los últimos estudios de opinión pública lo ubicaron en tercer lugar. Esto, hundirá más el anhelo por llegar al despacho de la administración estatal, ya que como respuesta inmediata habrá un costo político por haber claudicado con una declaración de principios que se originó gracias a las luchas sociales que encabezó AMLO durante 40 años.