Retomo, por su relevancia en la actual coyuntura política, algunas declaraciones recientes de una de las consejeras del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE). En el comunicado de prensa No. 51 del mencionado Instituto, con fecha 8 de abril de 2019, se señala lo siguiente: “En educación no es posible ni deseable el borrón y cuenta nueva, pues la política pública avanza con una mezcla de tradición y cambio, afirmó la consejera de la Junta de Gobierno del INEE, Sylvia Schmelkes del Valle.”. ¿Qué quiso decir la actual consejera del INEE, antes presidenta de la Junta de Gobierno de ese organismo público autónomo durante el sexenio de EPN? ¿Hacia quién fue dirigido su mensaje? ¿Hacia el nuevo gobierno de la 4T o simplemente conversaba con un espejo?

Luego, la investigadora en educación y ex funcionaria de la Secretaría de Educación Pública (SEP), agregó lo siguiente: “...en el desarrollo del Sistema Educativo Nacional hay logros y avances que deben reconocerse y retomarse para seguir adelante... destacó que sin duda hay muchas cosas qué cambiar y que algunas ya están en la agenda del nuevo gobierno, al menos a nivel declarativo. Resaltó que en educación es importante impedir tres inercias: la que conduce a evitar a toda costa los conflictos para asegurar estabilidad política y, por tanto, a conceder a intereses creados; la que lleva a beneficiar más a quien más tiene o a quien más se hace escuchar, y la que privilegia a lo que más reditúa políticamente.”.

Sin duda los comentarios y afirmaciones de la Doctora Schmelkes tienen, en varios de sus destinatarios, a personajes y a procesos institucionales claramente identificables en la llamada “clase política”, en las dirigencias magisteriales y en las élites que toman decisiones o tienen responsabilidades, de alto alcance, en materia educativa, tanto a nivel nacional como estatal o local.

En un intento por “curarse en salud”, la consejera “...señaló que el nuevo gobierno recibe una educación con serios problemas de cobertura; bajos y desiguales aprendizajes; una enorme desigualdad; con un magisterio resentido y una cúpula sindical que intenta recuperar las plazas...”.  El nuevo gobierno recibe, pero ¿quién entrega?

Al respecto de las plazas docentes y directivas de la educación pública, sería conveniente que las autoridades del INEE, organismo en agonía, antes de partir nos entregaran un informe completo, no ejecutivo, acerca del uso de las plazas docentes y directivas por parte de la SEP y las dirigencias sindicales durante las últimas dos décadas, para documentar lo que se afirma en foros y medios de comunicación, sobre todo si los consejeros quieren ser congruentes con la llamada “evidencia empírica”. (Herencia de plazas: ¿cuántas; dónde; cuándo se heredaron? Venta de plazas: ¿cuántas; dónde; cuándo se compraron y a qué costo?).

En otra parte de su exposición, la consejera del INEE añadió una estadística nacional que da cuenta del profundo fracaso de las políticas públicas aplicadas a lo largo de los últimos 18 años: “Informó que cada año abandonan 84 mil niños (y niñas) la (Educación) Primaria; cerca de 300 mil la (Educación) Secundaria y aproximadamente 700 mil jóvenes la Educación Media Superior; es decir, un millón 100 niños y jóvenes pierden la posibilidad de terminar su educación obligatoria cada año.”.  Si a estas cifras las lleváramos a comparaciones ilustrativas, podría decirse que cada año se van de las escuelas o abandonan las aulas algo así como 10 veces el Estadio Azteca lleno de aficionados entre los 11 y los 18 años de edad.

Nada nuevo bajo el sol...

“Sobre los niveles de aprendizaje obtenidos entre 2014 y 2018, la consejera del organismo autónomo dio a conocer que seis de cada 10 alumnos están por debajo del nivel suficiente en Matemáticas; cinco de cada 10 en Lenguaje y comunicación, y que en las escuelas indígenas ocho de cada 10 niños se encuentran en el nivel insuficiente, en ambos campos.” ... Luego se refirió a lo que ya se sabe: “Señaló que la propuesta de Reforma Educativa del actual gobierno disminuyó en 50 por ciento los recursos destinados a poblaciones vulnerables. El presupuesto 2019 pone en duda las acciones planteadas para mejorar la educación de adultos, la inicial y la comunitaria, así como el fortalecimiento de las Escuelas Normales, cuyo presupuesto bajó de 738 a 448 millones, y la formación continua de docentes que disminuyó de 430 a 187 millones, enfatizó.”. Le faltó mencionar que también hubo un importante recorte al presupuesto del INEE, y las razones que expuso el poder legislativo para tomar esas decisiones.

Como si hablara desde una tribuna de algún congreso de investigación educativa y sin asumir una gota de autocrítica, sobre todo cuando ella estuvo al frente del instituto que marcó las directrices del Sistema Educativo Nacional durante la pasada administración federal, la Doctora Schmelkes no parece ejercer la autorreflexión ni el pensamiento ético (responsable) al rendir este tipo de cuentas a la sociedad.

“Ahí les encargo...”

Finalmente, según lo consigna el comunicado de prensa aludido, la consejera pretende dar indicaciones a las autoridades educativas: “...consideró que el gobierno federal debe fortalecer la rectoría del Estado en educación, lo que implica que los sindicatos acepten abandonar la lucha por posiciones de poder y centrar su tarea en la defensa de los derechos laborales de sus agremiados. Además, transparentar la asignación y promoción de plazas, fortalecer la participación de la sociedad en los asuntos educativos, racionalizar los procesos de planeación y de decisión con base en información y resultados de evaluaciones; diseñar una estrategia integral para combatir el trabajo infantil, y ofrecer una educación media superior, pertinente y digna, en zonas rurales. Finalmente, consideró necesario que el Estado incremente las tareas para profesionalizar al docente, priorizando su formación inicial.”

La participación de la consejera del INEE, Sylvia Schmelkes, genera varias reflexiones y observaciones críticas: En primer lugar, plantea la pregunta implícita que da título a este breve comentario ¿Quiénes son los responsables del fracaso de las políticas públicas educativas diseñadas y aplicadas en México durante los últimos 5 sexenios? En segundo lugar, llama la atención que las críticas que da a conocer Schmelkes en esta oportunidad, sobre las inercias observadas en la educación nacional, no se hayan encontrado ni mencionado durante el periodo de gobierno federal 2012-2018. Y, en tercer lugar, me pregunto: ¿cuáles son las acciones que desarrolló el INEE durante los últimos cinco años en que gozó de autonomía, para detener o provocar un giro significativo en las políticas públicas educativas correspondientes al periodo en cuestión?

Los consejeros del INEE a menudo se habían pronunciado como “apolíticos”, y como académicos contrarios a las argumentaciones “ideológicas” durante los debates sobre “lo educativo”. Al final del camino, sin embargo, ellos y ellas habrán de reconocer que esas negaciones constituyeron un mito: Hoy son actores políticos sobresalientes en los procesos de toma de decisiones y, por lo tanto, responsables de los resultados en el ámbito de las políticas públicas educativas en lo nacional, estatal y local.

Es correcto que las voces de los miembros de la Junta de Gobierno del INEE se den a conocer con ese tipo de énfasis críticos, -de ello no cabe duda-, sin embargo, es deseable que esa junta directiva asuma y reconozca su responsabilidad en este desastre educativo que se entregó al nuevo gobierno en diciembre pasado. Y no hacer creer que sólo los docentes son responsables de los resultados educativos, en términos de aprendizajes escolares. Todavía hay tiempo para que el consejero y las consejeras del mencionado instituto, hagan por primera y única vez un sano ejercicio en ese sentido.

Fuente consultada:

https://www.inee.edu.mx/images/stories/2019/comunicados/Comunicado-51.pdf

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