Hace 24 años el presidente de Estados Unidos William Clinton tomó una de las mayores decisiones de su administración, otorgar un préstamo de 20 mil millones de dólares a México, para que pudiera salir de la crisis en la que Carlos Salinas de Gortari había sumido al país.

Clinton escribió en su libro: “Si alguien podría restaurar a México, ese era Zedillo” y así fue, se llegó una estabilidad de la macroeconomía y las crisis sexenales no se repitieron.

Trump y AMLO

Hoy pareciera que la historia se repite. El actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mandó a México a su mensajero, yerno y principal asesor para entrevistarse con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien de manera oficial comentó que en la reunión “se abordó la cooperación para el desarrollo y la posible firma de un acuerdo de inversiones por cerca de 10,000 millones de dólares”.

El contexto de hace 24 años es muy diferente al actual, Zedillo recibió un país en quiebra, con cero reservas monetarias, con crecimiento negativo, desempleo y una enorme deuda, e incluso se estuvo a punto de declarar la moratoria, con una devaluación sin precedentes, de un nivel similar a las que dejaron Luis Echeverría y López Portillo.

Los discursos no son hechos

En la actualidad, AMLO recibió el país con crecimiento mayor al dos por ciento, con las reservas más importantes de la historia, con máximos históricos de empleo y una deuda soberana totalmente controlada y sana, además con el tipo de cambio en niveles competitivos.

Entonces, ¿cuál es la preocupación de Estados Unidos por la que nuevamente se pretende extender una inversión directa por más de 10 mil millones de dólares?

Porque parece que los indicadores económicos contradicen los dichos diarios del presidente de la República, que insiste en que el “comportamiento de calificadoras es ilógico” y pide que aclaren por qué en la administración del exmandatario Enrique Peña Nieto, cuando “no hubo inversión en la industria petrolera, evaluaron con +BBB y ahora con una tendencia a la baja”.

Por su parte la calificadora Fitch Ratings redujo su expectativa de crecimiento económico para México en este año a un 1.6 %, del 2.1 que había pronosticado en diciembre pasado. Fitch explicó que la reducción se debe a la pronunciada desaceleración económica a finales de 2018 y los débiles datos económicos en 2019. También destacó el impacto de la escasez de combustible y las huelgas, y señaló que “también hay tendencias más persistentes que mantienen el crecimiento por debajo del potencial”.

¿Y los fondos de inversión? 

Pero la situación toma matices más negativos, cuando uno de los principales fondos de inversión en el mundo, como lo es BlackRock pronostica tormenta financiera en la actual administración: “BlackRock, la primera gestora de fondos del mundo. Gestiona 6,3 mil millones de millones de dólares, casi tanto como el PIB de Alemania y Francia juntos” (Información de Ganzo Salvaje) y que tiene grandes inversiones en México, tanto en el sector energético, incluyendo Pemex, como en el sector financiero, muestra una gran preocupación.

En el mes de mayo de 2018, en plena campaña electoral Larry Fink, presidente de BlackRock se reunió con AMLO, quien comentó: “Ellos nos pidieron hablar, yo acepté para conocernos. Ellos tienen mucha información, son los que manejan fondos financieros, son inteligentes”. En tanto el secretario de Hacienda, en aquella ocasión dijo: “Fue una reunión muy afable, entre otras cosas porque Larry Fink conoce extraordinariamente bien a México y es una persona con una visión no solamente empresarial sino social”.

Sin embargo, para el mes de octubre, la opinión de BlackRock, es en el sentido de que México estará en números rojos a partir de 2022, primero en el sector fiscal y luego en las reformas estructurales. Según ese informe se advierte que en 2020 habrá un rebote en la inflación, deuda creciente, nerviosismo en capitales y reformas estructurales estancadas.

Esta semana volvió a salir otro documento de este fondo de inversión donde dan a conocer un Mapa de Riesgo sobre las perspectivas del gobierno de AMLO a corto, mediano y largo plazo. El esquema muestra un futuro tormentoso, por decir lo menos. (http://www.gansosalvaje.com/wp/2019/03/21/blackrock-pronostica-tormenta-financiera-en-el-sexenio-de-amlo/)

Al final, sigue siendo economía y la actual administración debe considerar lo que está sucediendo en los mercados internacionales, específicamente en el reacomodo a nivel mundial y tomar en cuenta que los impactos medioambientales ya son un factor determinante, por lo que no debe dejar de lado la transición energética que se gesta en todo el mundo y que apuesta por todas las energías verdes.