La oposición a AMLO está desenfocada. Y si sigue así nunca le quitarán el poder en el Congreso ni en los estados. Menos lo sacarán de Palacio Nacional en el 2021.

Hace muchos años, un prohombre de esos que militaban en el PRI en sus buenos tiempos, dijo en cierta sucesión presidencial: “primero el programa, después el hombre”. En buen cristiano eso quería decir que primero había que diseñar el plan de gobierno y luego elegir al candidato. Con lo que todos los grillos caían en la cuenta de que tenían que apaciguarse mientras “el preciso dedeaba al ungido” (curioso aquel idioma priísta).

Ahora, las oposiciones a AMLO (tengo que hablar, en plural) cumplen la máxima de Reyes Heroles con una ligera variante: “primero los memes, después el hombre.”. Primero hay que quemarle los pies a AMLO y luego ya se pondrán de acuerdo en quién será su relevo. Aquí es donde está la falta de enfoque, por no decir la falla de origen, o simplemente, la peor pendejada. Si no se construye primero un liderazgo opositor con nombre y apellido, la opinión acabará en un callejón sin salida. Lograrán que AMLO y sus perfiles se queden como los “menos peor”.

Esfuerzos en buscar a un líder opositor se han hecho intermitentemente. Pero ninguno ha prosperado hasta ahora. El primero en salir a la palestra fue Felipe Calderón con su partido chambón. Fue un mal chiste. Sobre todo cuando detuvieron en EUA a su policía Genaro García Luna.

Luego comenzaron a asumir el liderazgo ciertos periodistas famosos (unos más que otros). Jorge Castañeda que es muy lucido pero de sangre pesada, Brozo (cuyo ingenio está adormilado, quizá por el jet lag) y Denisse Dresser (cuya cuenta de Twitter no sale de burlarse de AMLO, atiborrando sus tuits con bots). Los periodistas somos los peores políticos cuando nos queremos brincar las trancas y meternos al ruedo de la política. Al final, como dizque líderes ideológicos, acabamos siendo una vergonzosa nulidad.

Así no se puede. Algunos gobernadores también han intentado subirse al ring nacional, pero a las primeras de cambio, se quitan los guantes y se regresan a sus vestidores. Lo acepten o no, estos gobernadores carecen de una cualidad que no han estudiado bien a bien en todos los años que AMLO dedicó a buscar el poder: la persistencia. O sea, estar jode y jode. “No tienen de la mosca la voluntad tenaz”, como diría el gran Renato Leduc.

Para acabar pronto, o se buscan a un líder cuya candidatura sea un catalizador del ímpetu opositor, o van a conseguir como máximo triunfo que Brozo gane una diputación federal por el PAN. Cosa que no estaría mal, sobre todo para que lo quiten de interpretar guiones para YouTube, tan sosos y bostezantes.