¿Qué es lo que viene después de la marcha?, esa es la gran interrogante para quienes formamos parte del movimiento feminista y también de muchas más personas que observan sigilosamente cada una de las acciones contundentes realizadas durante los últimos meses por las mujeres en todas las latitudes del país.

Está claro que el sistema normativo mexicano es totalmente patriarcal. De entrada, seguimos sin decidir sobre nuestros propios cuerpos. El derecho al aborto no es una realidad en el país, y en algunos estados, es a medias, como Oaxaca; donde si bien no está penalizado debido a una reciente reforma, lo cierto es que tampoco el acceso está garantizado en los servicios gratuitos de salud pública. Es decir, solo podrán abortar aquellas que puedan pagar el costo de una clínica. Ese es el primer gran pendiente en materia legislativa, que ahora, con una mayoría de izquierda en ambas cámaras, debiera ser aprobado en lo urgente e inmediato, tal como se aprobaron los programas sociales.

Por eso celebro la valentía con la que la diputada por Morena, Lorena Villavicencio, levantó la voz a nombre de todas las mujeres que representan la Cuarta Transformación para pedirle al Presidente de la República que acompañe la lucha para legalizar el aborto. Celebro el desplegado de una gran cantidad de mujeres de izquierda que dejan clara su postura e ideales políticos para enarbolar el feminismo. Son mensajes contundentes que están diciendo mucho. Nunca, en ningún otros sistema político, las mujeres habían dado una batalla como la están dando al interior del propio sistema: el patriarcal.

Se ha consolidado la Ley Olimpia, para castigar a los violentados digitales. la Ley Ingrid surgió recientemente para que no se revictimice a las víctimas de feminicidios. La jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum ha puesto en marcha el banco de adn de agresores sexuales; la diputada Alessandra Rojo logró que se legislara para castigar a quien se atreva a agredir con ácido a mujeres en la Ciudad de México, y en Oaxaca se replicó el ejercicio. El Senado aprobó una serie de reformas para sancionar la violencia política de género. Son avances importantes, en efecto, pero urge continuar la legislación para tener un marco normativo que garantice la justicia plena para las mujeres.

Durante su intervención, en un foro reciente sobre violencia hacia las mujeres, la feminista Yndira Sandoval recalcó la propuesta 3 de 3, una iniciativa que obligue a los servidores públicos no ser acosadores sexuales, agresor por razones de género, o deudor alimenticio. Requisitos indispensables también para aquellos que aspiren a ser candidatos a cualquier cargo de elección popular y resulta necesaria su discusión en el legislativo.

Vivimos momentos históricos en el que las mujeres somos actoras y no espectadoras, como ocurría antes. La transformación va y nosotras con ella. Por un nuevo país, más igualitario.