La cultura de la violación;  cada hora abusan sexualmente de dos mujeres

En el Laberinto de la Soledad, Octavio Paz explica cómo la cultura de violar mujeres tiene su origen en los abusos cometidos por españoles a mujeres indígenas. De ahí el término “chingar”: hacía referencia al acto de abusar de ellas en el México prehispánico. Nada ha cambiado.

La violación está tan naturalizada en nuestro país que las cifras de las víctimas son aberrantes. En 2020, el secretariado ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública compartió que tan solo en un periodo de seis meses en ese mismo año, 6 millones de mujeres fueron víctimas de abuso sexual, mientras que el 99.7 por ciento de los casos no son denunciados. Otro dato terrorífico arrojado por dicha institución es la violación de 2 mujeres cada hora, es decir 48 al día.

En las instituciones educativas, desde niñas nos acosan profesores; hoy ya no callamos y los exhibimos en tendederos. En los espacios laborales no falta el “todas mías” que abusa de su condición de poder para refrendarse como macho y acosar. En los ministerios públicos cuando una mujer iba a poner su denuncia porque el marido la violó, se reían porque el esposo, tenía todo el derecho a “usar” el cuerpo de su esposa para satisfacerse; eso cambió con una legislación de 1997.

Incrementa a cifra de feminicidios

Los números de feminicidios son alarmantes, 11 por día y las políticas públicas aún no alcanzan para frenarlos. De la justicia ni hablemos, sigue doliendo el caso de los porkys: cuatro jóvenes abusaron de una menor en Veracruz, el expediente enterrado por más de un año en la fiscalía y un magistrado emitió un amparo para proteger a uno de ellos. Los pactos patriarcales están enraizados en todos lados. Los aliados en el discurso de las mujeres, protegen y encubren a los suyos.

En el caso de Guerrero, la denuncia fue puesta en 2016 y el exfiscal ha declarado que por cuestiones políticas no se judicializó. Héctor Astudillo ya gobernaba, por tanto, es cómplice junto con el exfiscal. El punto es claro, Félix Salgado Macedonio es impresentable. Cinco carpetas y los testimonios de esas mujeres no han bastado para negarle la candidatura a la gubernatura. 

Ni las voces de las compañeras al interior de Morena, ni las de artistas o intelectuales han sido escuchadas. Pero no es un asunto propio de un partido: las fiestas del PAN, por ejemplo; el rey de la basura acusado por el mismo delito y peor aún, de tratante de mujeres, sigue incrustado en el PRI bajo esas mismas alianzas y pactos que exhiben la naturalización de violencias hacia mujeres.

La violación desde el espacio digital es también hoy motivo de la agenda promovida por Olimpia Coral y feministas jóvenes en todo el país. Los cuerpos de las mujeres para compartirse en chats llenos de machismo y odio, al menos ya comienzan a sancionarse.

Yndira Sandoval con el colectivo de las constituyentes han llevado la 3 de 3 contra la violencia hacia mujeres a cada estado, para que ningún agresor sexual, deudor alimentario o violentador pueda ser candidato en este proceso electoral; por ende, la candidatura de Félix Salgado Macedonio constituye un total despropósito.

“La tiricia”, cortometraje desgarrador accesible en internet, revela de manera cruda las violaciones a niñas por parte de padres o abuelos que se convierten en secretos de los que no se habla en comunidades indígenas oaxaqueñas ni en muchas familias. 

Impunidad en el caso de Amanda 

Ahí, en Oaxaca, Amanda fue violada en diciembre pasado y fue revictimizada por la Fiscalía del estado. Usaron un escritorio para hacerle la revisión física. Ha dicho que siente rabia; la sentimos todas. Su caso se suma a las 204 violaciones a mujeres cometidas en 2020 en la entidad.

En Oaxaca el pacto patriarcal hizo todo para impedir la justicia en el caso de María Elena, cuyo agresor ordenó atacarla con ácido en el rostro, y tras la presión en medios nacionales fue detenido en un montaje ridículo por tratarse de un ex diputado, amigo del gobernador en turno.

Se aproxima el 8 de marzo y luego el proceso electoral. Hay indignación colectiva. Ser machista no está bien, proteger violadores tampoco está bien y el patriarcado de las instituciones políticas no lo está entendiendo. 

Las mujeres hablan cuando pueden hacerlo, a Elena Poniatowska le costó 60 años poder señalar a Juan José Arreola como su violador.

Solo queda decir que la esperanza es feminista.