La detención del general y ex subsecretario de la Defensa Nacional, Tomás Ángeles Dauahare, acusado de tener presuntos vínculos con el cártel de los Beltrán Leyva, puede desencadenar eventos que se pueden escapar de control.

No es cosa menor que justo a mitad del proceso electoral el gobierno o del mal gobierno que encabeza Felipe Calderón se haya decidido dar un golpe a las fuerzas armadas; sobre todo si se toma en cuenta que una decisión de esta naturaleza no se puede tomar sin el aval del Secretario de la Defensa, Guillermo Galván, quien al parecer finalmente se sometió a la decisión del “Comandante supremo”;  pero se deja la duda:  ¿ Y si en el fondo no estuvo de acuerdo?

Lo peor de todo es que se tomó la decisión de entregar al general a las “autoridades civiles” a la Procuraduría General de Justicia, en lugar de seguir la férrea política de ser juzgado primero en el fuero militar, cuando justamente no quieren  que bajo ninguna circunstancia ningún simple soldado se sujete a la autoridad civil.

¿Qué se pretende con todo ello?  ¿Denostar ahora al Ejército como se ha hecho contra gobiernos priistas como perredistas? ¿Desprestigiar aún más al Ejército?

Es cierto que nadie debe estar encima de la ley, pero llama la atención que el general  Tomás Ángeles Dauahare había criticado hace un par de semanas atrás en un foro organizado  por el PRI a través de la Fundación Colosio, la estrategia de la guerra contra el crimen impulsada por Felipe Calderón.

Ángeles Dauahare  había dicho ahí que “no se combate a las agrupaciones criminales en su centro de gravedad y se carece de una estrategia en materia de seguridad nacional, así como de un marco apropiado” y sobre abusos cometidos por el Ejército en el combate al narco, añadió que “indiscutiblemente eso está mal hecho y la manera de remediar la situación es con la aplicación de la ley”.  Duro y a la cabeza a Felipe Calderón.

Como remate, al término de ese acto el general saludó al candidato presidencial Enrique Peña Nieto. ¿Fue esto en realidad lo que desencadenó su detención?

¿Sucederá finalmente lo mismo que con la detención de Hank Rhon en que todo fue una confusión?

Un general de este rango tiene muchos amigos dentro del Ejército y pueden influir en una rebelión soterrada ya que existen muchas voces silenciadas de que no están de acuerdo con la estrategia de involucrarse en esa guerra fallida contra el crimen organizado.

Estamos ante la escalada de una guerra mediática sin límites donde los priistas reciben a través de esta detención una sopa de su propio chocolate.

Los priistas han emprendido una nueva guerra sucia contra Andrés Manuel López Obrador, quien ha ido creciendo en las encuestas en tanto que Peña Nieto baja en caída libre.

Recientemente López Obrador dijo que las fuerzas armadas deben ser protegidas como una institución del estado Mexicano.

No serán pocos los soldados patriotas que se inclinarán por votar por López Obrador. Esperamos que el día de las elecciones lejos de cuidar casillas salgan a votar.