Conforme pasa el tiempo crecen las evidencias de que la economía es el lado flaco de la 4t, y de que en el terreno - ya resbaladizo- del experimento de este nuevo gobierno, subyace aquí, bajo la superficie, una falla que podría sacudir los cimientos de la administración de López Obrador, y la estabilidad del país.

Las alertas del INEGI

Las cifras dadas a conocer hoy por el INEGI son alertas preocupantes sobre el deterioro de la economía.

  • El organismo encargado de generar las estadísticas en el país confirmó lo que ya se respira en el ambiente: la actividad productiva ya habría pasado - así sea por un centímetro- de la fase de estancamiento para entrar a otra de recesión técnica; entendida como dos -o más- trimestres consecutivos de caída en la economía. Ya está pasando. Comparado con el trimestre previo, el PIB cayó 0.06% en el segundo trimestre del año, 0.09% en el primero, y 0.08% en el cuarto trimestre del 2018 respecto al tercero de ese año, tres mediciones negativas al hilo. (Ver gráfica)
Aunque hay economistas que sostienen que el patrón de comportamiento aún no se apega a la definición estricta de recesión, otros consideran que sí. Al margen de la controversia, sirios y troyanos coinciden en un debilitamiento acelerado de la actividad productiva, y temen escenarios de mayores caídas que dibujen, ahora sí, un panorama abiertamente recesivo.

  • En el tercer trimestre del año, de julio a septiembre, respecto al segundo trimestre, el PIB según datos corregidos del INEGI se estancó.
  • Comparando los índices de actividad económica del tercer trimestre del año con igual lapso del año pasado, ya hay, sí, una caída de 0.2% en el PIB.
  • Y comparando la economía en los tres primeros trimestres del año con el mismo período del año pasado (enero a septiembre), el reporte que presenta el INEGI de acuerdo a sus datos corregidos es de estancamiento, de crecimiento cero.

No hay conciencia del hecho

Desde un principio de la nueva administración quedó claro que el punto vulnerable de la 4t era la economía.

Lo más preocupante es que al más alto nivel no hay conciencia del hecho.

Las evidencias de la descomposición de la economía se han ido acumulando en las narices del nuevo gobierno, sin que se haga nada.

Para los expertos, hay abundante consenso de que las políticas de la nueva administración, por decirlo de manera suave, han sido anti inversión, anticlimáticas para promover el emprendedurismo, la productividad y el crecimiento.

Los agravantes en el manejo económico han sido amplios y variados. Entre otros, baja en la inversión pública (que se acentuará el año entrante según el presupuesto aprobado), subejercicio del presupuesto federal, proyectos gigantes sin estudios de factibilidad, un manejo de Pemex a contrapelo (cancelación de rondas petroleras, construcción de una refinería cuando era más conveniente invertir en otras ya existentes), una política fiscal que atemoriza a los causantes, etc. La lista es larga.

Este conjunto de circunstancias, condujo al freno de la inversión, al desaliento del consumo, al abatimiento de la capacidad emprendedora; y, lógico, minó el crecimiento económico, frenándolo primero, y; ahora, con alto riesgo de disminuirlo.

Por vez primera, como consecuencia de estas políticas económicas, México se separó del ciclo económico de los Estados Unidos, al que ha estado atado por más de dos décadas: mientras detrás del otro lado del Bravo continuaron creciendo, domésticamente hubo un freno.

¿Por qué si la economía norteamericana sigue creciendo, y los lazos comerciales con este país se encuentran en el nivel más alto de la historia, se ha detenido el crecimiento en México?

Mayores riesgos

El debilitamiento de la economía que parece encaminarse a una recesión es la punta del iceberg de estrategias fallidas.

De no tomarse medidas correctivas, la economía empeorará, no sólo por mantener políticas que están minando la actividad productiva, sino por el riesgo creciente de un debilitamiento de la economía mundial, que puede afectar a México.

Otro riesgo, latente, es que por las dificultades que enfrenta Trump, con una reelección incierta en puerta y el enfrentamiento con los demócratas, el acuerdo comercial con México y Canadá, pendiente de aprobarse, pueda abortar.

Boomerang

Lo peor del caso es que la situación económica agravada, puede convertirse en un boomerang que se revertirá contra la 4t, disminuyendo la posibilidad de llevar a buen puerto los programas sociales de la nueva administración, que son su principal prioridad, y lesionar la capacidad de mantener la estabilidad económica y cambiaria que aún prevalece en el país.

Menor actividad productiva significa no sólo más bajo consumo e inversión, sino también más baja recaudación para cumplir con estos propósitos.

Si la economía se debilita más, para cumplir con las metas sociales y disminuye aún más la recaudación, tendrá que bajar aún más el gasto público (el presidente ya habló del tema), si no se quiere elevar el endeudamiento, o aumentar el déficit de las finanzas gubernamentales, lo que minaría la estabilidad de precios y cambiaria.

El tiempo para tomar medidas correctivas apremia.

La decisión está en las manos del presidente.

De seguir el mismo rumbo, tarde que temprano, la falla en el plano económico, que se agravará y puede salirse de control, sacudirá a la 4t, y a los mexicanos.