La toma de decisiones, es un proceso complejo del cerebro, el cual, consiste en elegir una opción entre las disponibles, con el fin de resolver un problema, de la mejor manera posible.

La palabra decisión proviene del latín decisio, -onis., que significa determinación, resolución que se toma o se da en una cosa dudosa.

La parte del cerebro que está implicada en la toma de decisiones es la corteza prefrontal, debido a su participación en el aprendizaje de inversión afectiva, la propensión al riesgo y la impulsividad. Las conexiones con otras áreas de la corteza y otras estructuras subcorticales como la amígdala, justifican que funciona como interface entre cognición y emoción, y de la regulación y control del comportamiento.

Tomar decisiones es una actividad cotidiana, donde estamos inmersos en diferentes contextos que nos obligan a valorar las condiciones para tomar decisiones más acertadas; pero estas decisiones, dependerán: de las circunstancias, situaciones, metas, propósitos y resultados.

La saturación de información electoral, a la que estamos expuestos, nos hace tener más herramientas de decisión; sin embargo, el exceso de información a través de los diversos canales de comunicación, hace que la toma de decisiones sea prolongada o nula.

Cada persona afronta la toma de decisiones electorales de forma diferente, la mayoría se basa en sus experiencias. La capacidad cognitiva para elegir, involucra: análisis, categorización, juicios probabilísticos, construcción de alternativas y decisión.

Se piensa que la razón, es la función cerebral más valiosa y efectiva, referente a la toma de decisiones electorales, ya que es en el inconsciente donde están los mecanismos que condicionan las decisiones. Pero en este complejo proceso, investigaciones recientes han concluido que los factores, tanto emocionales, como racionales, intervienen en la toma de decisiones.

Si tomamos decisiones emocionales, nuestro cerebro justifica esa idea racionalmente.

En conclusión, nuestras decisiones electorales en su mayoría son irracionales y éstas son afectadas por factores que recompensan aéreas especificas del cerebro, así mismo, las emociones son vistas más como procesos cognitivos, que, como integrales en el procesamiento de toma de decisiones.

Las decisiones electorales están formadas por los componentes emoción y razón. Esto nos habla que existe una discrepancia entre cómo creemos que tomamos decisiones y cómo las tomamos realmente.

Hervey Arteaga Zamora