Estamos ante una catástrofe de magnitud global; la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala a esta etapa como “Las horas más oscuras” de la humanidad; una pandemia que obliga a la mitad de la población del orbe a permanecer en sus hogares.

Estamos ante un escenario nunca antes visto en la historia. Ningún otro episodio se acerca a los efectos globales que estamos presenciando.

Sin embargo en México, país con singular y única idiosincrasia, los elementos adversos cobran especial relevancia. Este es un breve resumen de los factores que habrán de agudizar aún más esta etapa.

PRIMERO.- Durante sexenios se abandonó el sistema de salud.

En México el sistema de salud pública fue abandonado desde la entrada de los regímenes neoliberales; lenta y pausadamente se fue marginando al aparato de salud. En un cocimiento a fuego lento se fue recortando el presupuesto a todas las instituciones. Se fue segregando el apoyo a médicos y enfermeras. En los últimos años la crisis se agudizó. Durante los periodos de Fox, Calderón y Peña Nieto prácticamente no hubo proyectos sustanciales en la materia.

Pero con el nuevo régimen se tocó fondo. En meses recientes hemos visto decenas de marchas en las que se acusa el desabasto de quimioterapias para niños, así como medicamentos antirretrovirales para enfermos de VIH-Sida. A lo largo y ancho de todo el país son constantes las protestas de personal médico que acusan la falta de los más elementales insumos; trajes, batas, cubrebocas, googles. El abandono al ejército médico es total, completo, absoluto.

Y en estas condiciones deberán enfrentar la pandemia más extendida en la historia de la humanidad.

Uno de los pocos puntos positivos que dejará esta crisis mundial es la enseñanza de que los sistemas de salud pública deben recibir el mayor gasto per cápita, por encima de cualquier otro rubro.

SEGUNDO.- La sociedad mexicana está desconectada de la realidad.

Los sociólogos y los especialistas en psicología social deben estudiar este fenómeno. Los grandes sectores de la sociedad mexicana realmente son ajenos a la crisis que está por desbordarse. Las personas siguen saliendo de sus hogares con total normalidad; hace unas horas un jalisciense subió a sus redes sociales un video que muestra a cientos, tal vez miles de automóviles saliendo de Guadalajara rumbo a destinos vacacionales.

Una mayoría de la sociedad mexicana, siempre fascinada y enajenada por el “sospechosismo”, piensa que todo se trata de un “complot”, de una “gran mentira” y que en realidad la pandemia por el Covid-19 no existe.

No se conocen estudios demoscópicos al respecto, pero es claro que un porcentaje mayoritario de la población nacional piensa que la contingencia es irreal y por ende no está tomando en serio las recomendaciones sanitarias que hace el gobierno federal. Esto puede desembocar en una catástrofe de enormes magnitudes.

TERCERO.- Inicialmente el virus entró por España.

Al inicio de esta etapa una mayoría de las personas infectadas viajaron a la península ibérica o recibieron a visitantes del viejo continente. El hecho es completamente real: a territorio nacional la pandemia entró por la ruta española. Por esta razón muchos de los primeros casos son personas de posición media y alta; el tráfico turístico o de negocios con España contagió a ciudadanos que pertenecen a la élite. Sin embargo este punto será rebasado por la entrada masiva de mexicanos que están regresando de la Unión Americana. Ese es el cuarto factor de la calamidad que está por venir.

CUARTO.- Sin control el retorno de migrantes.

En Estados Unidos perdieron sus empleos, de la noche a la mañana se vieron despedidos y la gran mayoría está regresando a México. ¿Cuál es la cifra? Hasta el momento no se conoce, no hay datos duros que permitan calcular cuántas decenas de miles de migrantes están regresando a territorio nacional.

Cuando estos paisanos presenten síntomas no van a ir a los hospitales ABC o Ángeles de la Ciudad de México. Estos mexicanos van a estar en modestas y humildes comunidades de Oaxaca, la mixteca poblana o la sierra michoacana. En los estratos rurales habrá otro frente del padecimiento. Allá donde no hay pruebas de laboratorio, ni instituciones que puedan reportar cifras sólidas, como tampoco medios de comunicación. Lo que pase en esas poblaciones rurales y alejadas nunca se sabrá a ciencia cierta. Lamentablemente.

Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com