¿Somos un país corrupto? Por supuesto que sí y como en los hogares quienes tienen la culpa de que algo suceda de manera equivocada dentro del seno familiar son los padres o tutores por no establecer las reglas y los ejemplos correctos, en nuestro país la corrupción comienza desde arriba, desde el presidente pasando por las cámaras, gobernadores, secretarios de Estado que simplemente actúan de manera corrupta para su beneficio personal y de sus cercanos por eso las reglas, normatividades, leyes y castigos prácticamente son inexistentes para este tema.

La gran mentira de que la corrupción somos todos.

Desde que soy niño he escuchado esa frase repetida constantemente por los políticos que van pasando y sobre todo en aquellos que son priistas, al menos esa es mi percepción. Se nos ha manejado mañosamente que la corrupción es una situación cultural de los mexicanos, que está en nuestro ADN y que por eso es muy complicado erradicarla, tanto como arrancarnos un brazo o la cabeza.

Para comenzar habría que definir qué es la corrupción para después darnos cuenta de cómo funcionamos y funciona en nuestro entorno. Y esto es muy simple, ?la corrupción es la situación o circunstancia en que los funcionarios públicos u otras autoridades públicas están corrompidos?.  ¿Entonces, en dónde entramos los demás que no somos funcionarios públicos o autoridades públicas?

Todo se vuelve simple cuando se habla de cualquier tema de la manera correcta y en los términos correctos. Por eso Enrique viene evadiendo el tema que es de gran importancia para el país, claro, no es el único presidente que lo ha hecho así, los anteriores también han sido omisos ante esta situación.

Las diversas tipologías de la corrupción.

Nepotismo: Es el ?favor? hacia familiares o amigos, a los que se otorgan cargos o empleos públicos por el mero hecho de serlo, sin tener en cuenta otros méritos. En los países más avanzados y con mayor combate a la corrupción, cada vez se persiguen más activamente este tipo de casos destituyendo a los familiares e inclusive llevándolos frente a las autoridades para enfrentar cargos de tráfico de influencias o fraude al estado. Esta es una de las practicas más comunes en México y se da desde instituciones dedicadas a combatir los delitos como la PGR o las oficinas encargadas de impartir justicia, entre jueces y magistrados es muy común tener gente de su familia trabajando para ellos o en la misma dependencia y por supuesto tiene que ver con esa ya famosa frase de: ?no sabes con quién te metes? cuando alguno de estos holgazanes realiza una imprudencia civil.

 

Extorsión: Es cuando un servidor público, aprovechándose de su cargo y bajo la amenaza, sutil o directa, obliga al usuario de un servicio público a entregarle también, directa o indirectamente, una recompensa que comúnmente es monetaria, aunque en muchos casos se dan regalos como autos viajes o propiedades. 

Soborno: Es cuando un ciudadano, una empresa o una organización, entrega directa o indirectamente a un servidor público determinada cantidad de dinero, con el propósito de que obtenga una respuesta favorable a un trámite o solicitud, independientemente si cumplió o no con los requisitos legales establecidos. Esto es a lo que los mexicanos llamamos ?mordida? y que es una de las prácticas más comunes para obtener dinero rápido por parte de los funcionarios o servidores públicos que dejan de realizar su labor primordial para beneficiarse directamente, suele pasar mucho con policías de tránsito y empleados de mostrador que para activar un trámite, le piden a uno su mochada, ayuda o mordida.

Peculado: Esta es la apropiación ilegal de los bienes por parte del servidor público que los administra. En muchas ocasiones, se han expropiado lotes baldíos, casas o inmuebles por parte de los municipios que terminan en manos de los parientes o de los mismos burócratas o políticos que dieron la orden de hacerlo, también, es el desvío de dinero de cuentas del Estado hacia las cuentas particulares de otras personas que funcionan como prestanombres.

Colusiones: Es la asociación delictiva que realizan servidores públicos con contratistas, proveedores y arrendadores, con el propósito de obtener recursos y beneficios ilícitos, a través de concursos amañados o, sin realizar estas (adjudicaciones directas), a pesar de que así lo indique la ley o normatividad correspondiente. Así es la manera de inflar los costos de muchas de las carreteras, alumbrado público, papelería, arrendamiento o compra de automóviles y un sinfín de marrullerías inventadas para obtener dinero extra de algo que podría para muchos ser muy simple pero que ha vuelto millonarios a muchos, basta con ver quiénes son los proveedores de Pemex o los gobiernos locales o federales para darse idea de los millones de dólares que circulan todos los días por esta práctica.

Fraude: Es cuando servidores públicos venden o hacen uso ilegal de bienes del gobierno que les han confiado para su administración. Tan simple como vender la papelería, computadoras o algún bien del estado a algún particular y esta es una práctica muy común en nuestro país.

Tráfico de influencias: Es cuando un servidor público utiliza su cargo actual o sus nexos con funcionarios o integrantes de los poderes ejecutivo, legislativo o judicial, para obtener un beneficio personal o familiar, o para favorecer determinada causa u organización. Si nunca ha escuchado sobre este tema en nuestro país, seguramente es usted de otro planeta.

La falta de ética: Es un tipo especial de corrupción que si bien no tiene que ver directamente con la apropiación ilegal de recursos del gobierno y de ciudadanos usuarios, sí entraña entre algunos servidores públicos, una conducta negativa que va en contra de los propósitos y metas de las instituciones públicas. Esta falta de ética se pude observar cuando determinado servidor público no cumple con los valores de su institución, es decir, cuando no conduce sus actos con: honestidad, responsabilidad, profesionalismo, espíritu de servicio, por citar algunos. Y aquí quizá, sea donde Enrique Peña esté cayendo junto con todo el gobierno federal y locales por no intervenir ni generar propuestas que castiguen todo lo arriba mencionado y eso se traduce en impunidad.