El senador electo Armando Ríos Pitter, del PRD, se vende, porque así le conviene, como integrante del equipo político del todavía jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubón.

 

En realidad, el corazón de Ríos Piter está con los chuchos (Jesús Zambrano y Jesús Ortega), líderes de la corriente perredista Nueva Izquierda.

 

Senadores realmente del grupo de Ebrard solo hay dos, Manuel Camacho y Mario Delgado. También está cerca de Marcelo, aunque no lo ha acompañado durante tanto tiempo como Camacho y Delgado, la senadora electa Alejandra Barrales.

 

Es importante mencionar lo anterior porque es facultad política de Ebrard nombrar al próximo coordinador de los senadores perredistas.

 

Ríos Piter quiere que Ebrard lo nombre a él para coordinar al grupo del PRD en el Senado. Por eso, juega a engañar al jefe de gobierno capitalino presentándose como de su equipo cuando en realidad sigue la línea de los chuchos, que se quedarán con la coordinación en la Cámara de Diputados.

 

El argumento central de Ríos Piter para convencer a Ebrard es que a Camacho lo vetan los chuchos, lo que es verdad, pero que en los hechos significa que Ríos Piter es uno de los que vetan a Manuel Camacho.

 

Si próspera el veto a Camacho, sería absolutamente irracional el comportamiento de Ebrard si eligiera a Ríos Piter para coordinar el Senado.

 

En el caso de que los chuchos lograran impedir la llegada de Camacho a la coordinación de los senadores del PRD, Ebrard elegiría a Mario Delgado o, quizá, a Alejandra Barrales.

 

Así están las cosas. Y hoy se decide este tema.