A unas horas de que concluya el periodo legislativo, la Cámara de Diputados aprobó reformas al artículo 74 constitucional para prohibir que el Presidente de la República solicite recursos financieros adicionales a lo previsto en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) sin que pueden ser fiscalizados.

Esos caudales forman parte de lo que se conoce como la Partida Secreta que ha sido fuente de todo tipo de controversias políticas, pero que nunca han sido resueltas estructuralmente.

Por lo que se observa en la información de los diputados, ahora tampoco se plantea una solución de fondo, aunque tal vez cambie la leyenda de que el presidente gasta a manos llenas.

A lo largo de la historia postrevolucionaria de nuestro país, el jefe del Poder Ejecutivo podía solicitar recursos sin comprobación ni someterse a procesos de rendición de cuentas para solventar el gasto público o iniciar planes sociales. La antigua Contaduría Mayor de Hacienda que era el organismo fiscalizador de la Cámara de Diputados, no facultades para supervisar el uso y destino de ese dinero, generalmente multimillonario.

Las crisis financieras de 1982 en adelante, que llevaron al país a suscribir programas de ajuste estructural que democratizaron las carencias entre la sociedad, incluyeron programas del Fondo Monetario Internacional (FMI) para frenar la discrecionalidad del gasto público con sus drásticos efectos en la deuda nacional, matizaron la voracidad por el uso de las Partidas Secretas. 

En 1994, con la firma del TLCAN y la adhesión a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se establecieron más restricciones, pero aun así hay indicios de que durante el sexenio de Salinas de Gortari el uso de las Partidas Secretas duplicó a lo ejercido durante el gobierno de Miguel de la Madrid.

Junto con la leyenda urbana, que fue aderezada con unas grabaciones atribuidas a Luis Téllez, quien tuvo altos cargos en tres gobiernos, inclusive panista, se escucha una voz en la que se afirma que sin precisar quien “Salinas se llevó la mitad de las Partidas Secretas…”.

Y todavía más, como esos recursos no eran sujetos a rendición de cuentas ni a penalización, la defensa de Raúl el “hermano incómodo” se valió de ese vacío para eludir la acusación de enriquecimiento y peculado en su contra, por lo que le descongelaron sus cuentas.

A la par de esas historias que dan cuenta de la corrupción y la impunidad, es que la noticia de la muerte de las Partidas Secretas es todo un acontecimiento.

Sin embargo, pareciera que no se va al fondo del asunto, por lo que debería ser transparente queda opaco.

Si bien se modifica un artículo de la Constitución (74) con lo que se impide que el presidente pueda solicitar dinero sin que rinda cuentas de su destino, prevalecen espacios presupuestales para mantener la discrecionalidad del Poder Ejecutivo.

Por ejemplo, en el Presupuesto de Egresos se mantienen diversas partidas que pueden ser fácilmente manipuladas, entre las que destacan el famoso Ramo 23 de Provisiones Salariales y Económicas, el 24 de Deuda Pública, el 25 de Previsiones y Aportaciones para los Sistemas de Educación Básica, Normal, Tecnológica y de Adultos, que no se toca con la reforma a la reforma educativa.

También están los ramos 33 de Aportaciones Federales para Entidades Federativas y Municipios, el 19 para Aportaciones a Seguridad Social, o el 28 de Participaciones a Entidades Federativas y Municipios, el 30 para las Adefas (Adeudos de Ejercicios Fiscales Anteriores y el 34 de Erogaciones para los Programas de Apoyo a Ahorradores y Deudores.

Los multimillonarios recursos que representan estos fondos que se ajustan discrecionalmente y de acuerdo con las circunstancias forman parte de lo que se conoce en finanzas públicas como la Caja Negra del gobierno y que, hasta ahora, no tocaron los diputados (tampoco lo harán los senadores) ni con el pétalo del análisis parlamentario porque les significan para ellos, para sus causas, sus entidades y sus partidos, la permanencia en el poder.

Cualquier cambio en favor de la rendición de cuentas es plausible, pero hay que dimensionar el tema de la Partida Secreta que es más bien grilla política, porque su importancia es simbólica.

Entrarle de lleno a reasignar y transparentar los diversos ramos de la Caja Negra del gobierno llevaría, sin duda, a un cambio real en favor del combate a la corrupción.

Pero parece que la caja negra está cerrada con tres candados

@lusacevedop