La seguridad pública, el medio ambiente y el desempleo son áreas fundamentales que deben ser garantizadas por los gobiernos en turno, ya que, inciden directamente con la salud, felicidad, productividad laboral, educación, economía y en diversas actividades propias de la cotidianidad de la población.

Priorizar la realización de diagnósticos para crear estrategias de prevención, emprender acciones con soluciones efectivas y dar resultados con eficiencia de corto, mediano y largo plazo implica una alta responsabilidad y obligación de los servidores públicos, siendo importante la coordinación entre las autoridades federal y local tomando en consideración las opiniones, y datos que aporta la sociedad civil con su participación en la vida pública.  

Pero, la Ciudad de México está lejos de alcanzar los estándares de calidad en materia de convivencia, cohesión y bienestar social; hasta hoy es evidente que las estrategias y protocolos para prevenir, y actuar ante la inseguridad, emergencias ambientales, desempleo y los efectos en la salud que provocan éstos han sido poco eficaces tanto en las pasadas administraciones como en el actual gobierno capitalino.

La creciente inseguridad ha modificado y fragmentado la vida de la Ciudad de México implantando un ambiente de miedo, estrés e inestabilidad en la población causado por robos en todas sus modalidades (transporte público, a trasunte, en cajero automático, en comercio, a casa habitación, a vehículo particular) homicidios, extorciones, entre otros delitos.

Datos de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2018 señalaron que las víctimas por cada cien mil habitantes para la población de 18 años y más en 2016 fue de 36, 010, mientras en 2017 fue de   43,069, es decir, un aumento de 7,059 víctimas de algún delito.

También mostraron que de los 4, 740, 868 delitos estimados la víctima estuvo presente en 69.4% y el 84.8% sufrió algún daño económico, emocional y físico; además, refirieron que el 52.8% de los hogares en la Ciudad de México tuvo al menos, una víctima de delito durante 2017, lo que provocó que el costo total a causa de la inseguridad y delitos en hogares fuera de 32 710.5 millones de pesos. En estos resultados ya se observaba que la tasa delictiva iba a la alza en la Ciudad de México.

Al respecto, datos de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana 2019, indicaron que la percepción social sobre inseguridad pública de diciembre 2018 a marzo 2019 en la Ciudad de México fue la siguiente: Región Norte 89.6%; Región Sur 81.6%; Región Oriente 87.0% y  Región Poniente 77.1%, es decir, en la Capital del país hay una percepción general de inseguridad del 83.8%.

Cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública informaron que en el primer trimestre de 2019, se abrieron alrededor de 29, 693 carpetas de investigación por el delito de robo en diversas modalidades, siendo la Ciudad de México el segundo lugar a nivel nacional en este delito, sólo, por detrás del Estado de México. La misma dependencia indica que en el mismo período la incidencia delictiva de la Ciudad de México fue de 62,140. Destaca que en el primer cuatrimestre donde el robo en transporte público se incrementó 197% (3,165 robos).

Por lo tanto, la delincuencia ha afectado al comercio formal de la Ciudad de México, datos de la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo  señalan que en el primer trimestre de 2019, el 18.9% de los comerciantes fueron víctimas de algún delito.

Mientras los homicidios dolosos cometidos en la Ciudad de México de enero a abril de 2019 fueron 546 de acuerdo a cifras del Portal Datos Abiertos CDMX, los cuales, siguen en aumento en el mes de mayo. (El Economista, 16 mayo 2019)

Ante la notable inseguridad que agobia a la población de la Ciudad de México, su percepción provoca problemas en la salud como estrés postraumático, pánico y paranoia para quienes han sido víctimas o presenciado algún delito. 

Por otra parte, los problemas de contaminación que vivió la Ciudad capital debido a diversos incendios casi simultáneos, que de acuerdo a datos del Heroico Cuerpo de Bomberos de la Ciudad de México los siniestros fueron 16 en zonas forestales y 7 en zonas urbanas, dando un total de 23. (Milenio 14 de mayo de 2019)

Los incendios causaron serios estragos, sobre todo en la calidad del aire, provocando que se activara la Contingencia Ambiental Atmosférica Extraordinaria debido a la aparición de partículas PM2.5 que producen enfermedades respiratorias, asma y cáncer de pulmón. Este tipo de situaciones también generaron estrés, dolor de cabeza, ardor de ojos y garganta, por lo que, los ciudadanos no realizaron sus actividades cotidianas con normalidad por la densidad de los contaminantes.  

Sumándose a la inseguridad y contaminación de la Ciudad de México, el desempleo resulta una de las mayores preocupaciones de las familias capitalinas, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía la falta de trabajo en la Capital del país en 2018 fue de 3.6%, y en 2019 creció a 4.8%, es decir, 1.2% más, ubicándola como la segunda entidad con mayor tasa de desempleo del país.

Consideraciones

La Ciudad de México padece los males de las grandes urbes del mundo, la inseguridad, contaminación, desempleo y estrés, pero, es necesario que el Gobierno en turno cumpla las metas prometidas en la campaña electoral, es decir, incrementar los índices de gobernabilidad, seguridad, empleo y salud para alcanzar paz social en un ambiente sostenible que lleve a los ciudadanos acceder a un alto desarrollo humano y al bienestar social en sus diversas dimensiones.                                 

Los capitalinos merecen certeza, eficiencia y los mejores resultados de las políticas públicas implementadas por las autoridades del Gobierno de la Ciudad de México y de las 16 alcaldías, así como, estrategias de prevención  que contribuyan a que la población no se acostumbre a la normalización de la violencia, inseguridad, contaminación y desempleo. 

Las autoridades conjuntamente con la participación de la sociedad civil y sin sesgo partidista deben procurar que los ciudadanos de la Ciudad de México accedan y convivan en espacios seguros para que eleven los índices de felicidad y disminuyan los niveles de estrés y así fortalecer la salud de la población, para ello, es necesario privilegiar el diálogo, y que haya menos confrontación y polarización política en la capital del país.