Este tema de análisis es de los más catedráticos que he escrito para SDP noticias, las conspiraciones para cambiar al Mundo siempre han existido, interesante que en español suenan muy parecido a inspiraciones.
Resulta fascinante analizar que una conspiración es todo un sistema mental muy organizado y, prácticamente, es un proyecto visionario ideado para quizá nunca ser descifrado, ni su planeación ni su propósito final, más, sin embargo, con repercusiones históricas siempre muy revolucionarias.
Las conspiraciones generalmente surgen en una sola mente que comienza a fabricarlas, y de alguna manera, para compartirlas con mentes compatibles, para finalmente llevar a cabo su propósito revolucionario, repito; no son, de ninguna manera, jugadas de ajedrez.
Las conspiraciones más fáciles de entender son aquellas que han involucrado al amor, siempre débil, de hombres poderosos. Tres ejemplos al respecto: Dalila, que enamoró a Sansón para derrocarlo, aunque al final esto sirvió para que Sansón destruyera el templo de los Filisteos; María Walewska que enamoró a Napoleón Bonaparte para convencerlo de no quemar Berlín, y así llevarlo a su derrota en Waterloo, para que el Mundo vuelva a regirse por la Commonwealth; y, sin muchas explicaciones, Eva Braun.
Hay conspiraciones también muy fáciles de entender, como, por ejemplo, la autorización del enfrentamiento de David con Goliat para abrirle paso para ser Rey, y después ser inmortalizado por Miguel Ángel para aparecer en el parque de la Colonia Roma en México; la coronación de la Reina Victoria en Inglaterra para siempre estar asesorada por el judío Primer Ministro Benjamín Disraeli; los libros blancos firmados por los ingleses ignorando a Lord Balfour para no reconocer a Palestina como país independiente; o, muy interesantemente, la falsificación de billetes de dólares americanos por los nazis como la principal causa de finalización de la Segunda Guerra Mundial.
Y hay conspiraciones mucho más inentendibles, hasta la fecha, por ejemplo, el asesinato de León Trotsky en la Ciudad de México, el abstencionismo de México en la votación de la ONU de 1948 para aprobar la Independencia del Estado de Israel, o la bomba atómica de Nagasaki cuando Japón ya se había rendido.
Por otro lado, están los complots, que yo los definiría, como conspiraciones de muy baja categoría, tanto mental como estratégica, por ejemplo, el derrocamiento de Agustín de Iturbide como Emperador de México, el bloqueo para construir un aeropuerto en Santa Lucía o la fabricación de puros cubanos capitalistas como uno de los negocios más fructíferos del Caribe.
Entender estos principios humanos históricos y necesarios para la evolución de la Humanidad, y la diferencia entre conspiraciones y complots, es, entender, con filosofía, el propio futuro de la Humanidad.
NOTA CULTURAL: La película “Los falsificadores” dirigida por Stefan Ruzowitzky, Premio Oscar en el 2008, narra cómo fue la falsificación de dólares en la Alemania Nazi.