CARLOS FUENTES Y LOS QUE NO LEEN. La muerte del escritor Carlos Fuentes ha venido a comprobar el bajo nivel cultural de la clase política mexicana,  que se apresura a dar sus condolencias a la familia sin saber a ciencia cierta qué tipo de autor era y cuál es su legado intelectual, más interesada en dar la nota, así se caiga en el ridículo.

Así, pues, al menos dos personajes le adjudicaron al autor de Aura la paternidad de Cien años de soledad, lo que debe haber hecho casi morirse de la risa al colombiano Gabriel García Márquez (bueno, por poco también a él lo mata en Twitter uno que se hizo pasar por el maestrazo italiano Umberto Eco). Más debe haber sido la hilaridad del también autor de Memorias de mis putas tristes cuando se enteró que la confusión de uno de ellos es de su amigo Andrés Manuel López Obrador. El otro confundido fue Juanito.

En sus tiempos de secretaria de Educación Pública, la hoy candidata panista se confundió con el nombre de la novela La región más transparente. ¡Y era la misma que se había sentado en el sillón que también ocuparon José Vasconcelos y Jesús Reyes Heroles!

Después del desbarre de Enrique Peña Nieto en la FIL de Guadalajara, cuando no pudo recordar los nombres de los tres autores que le marcaron la vida, se desató toda una catarata de funcionarios que fueron exhibidos por la prensa como unos incultos que parecían darle sentido a aquello de “mal de muchos, consuelo de tontos”.

Recuerdo que José Ángel Córdova Villalobos, en su calidad de frustrado ex candidato del PAN a gobernador de Guanajuato, dijo que Maquiavelo era el autor de El Principito. Ciertamente, el doctor no andaba tan perdido: antes de El Príncipe, primero fue El Principito, aunque no creo que esto le hubiera causado ninguna gracia ni al francés Antoine de Saint-Exupéry ni al florentino.

En fin: la muerte de Carlos Fuentes también nos da la oportunidad de hacer notar que el escritor fincó su éxito más en las relaciones personales que estableció por todo el mundo que en una obra realmente sólida, muy lejos de la de un José Revueltas (un auténtico hombre de izquierda que no se dividía entre vivir en Londres, Nueva York y el DF, sino entre las Islas Marías y Lecumberri) o de un Juan Rulfo que, con sólo tres libritos (Pedro Páramo, El gallo de oro y El llano en llamas), hoy es un mexicano universal.

Tal vez la diferencia esté en que ni Revueltas ni Rulfo pertenecieron a mafias literarias que son las que dictan quién existe y quién no en la República de las Letras, de la que fue presidente vitalicio el propio Carlos Fuentes.

 

 

COMPETENCIA PAREJA. A diferencia de lo ocurrido en pasadas contiendas electorales, esta vez la pelea por la presidencia municipal de Colima va a estar muy competida por parte de los candidatos de los tres partidos más importantes del estado: Federico Rangel Lozano, del PRI; Pedro Peralta Rivas, del PAN, y Nicolás Contreras Cortés, del PRD.

En varias campañas municipales la pelea casi siempre ha sido entre abanderados panistas y priístas, pues se han dado casos en los que el PRD no ha logrado siquiera una regiduría. Es más: algunos otros partidos menos representativos, como el PVEM o el PT, han logrado mejores resultados que el perredismo, que en la mayoría de las veces presenta candidatos sin ninguna oportunidad de obtener el triunfo.

Esta vez las cosas son un poco diferentes: los candidatos del PAN, del PRI y del PRD sí van a dar la pelea durante la campaña, aunque al final la contienda se definirá entre Rangel Lozano y Peralta Rivas. Al neo perredista Nico Contreras, que va bajo los colores de un partido desorganizado y sin estructura, apenas le va a alcanzar para lograr una regiduría. De cualquier manera, el diputado local va a hacer más ruido que los que le antecedieron.

La pelea, empero, va a estar entre los partidos realmente competitivos en el estado. Así, la atención de los colimenses se centrará en el priísta Rangel Lozano y en el panista Peralta Rivas; en especial, porque cualquiera que gane la elección de alcalde capitalino se convertirá automáticamente en candidato natural a gobernador de la entidad en el 2015.

El denominador común de los tres candidatos es que no tuvieron rivales externos que les compitieran las candidaturas: a Nico Contreras lo destapó el PRD como su candidato externo, pues el aún diputado local pertenece al Panal; Rangel Lozano fue designado candidato por unanimidad, aun cuando había otros elementos dignos de reconocimiento, y a Peralta Rivas nadie le disputó una posición que ya se había ganado con trabajo.

A este respecto, la historia de Peralta Rivas es digna de contar porque ha privilegiado su palabra por encima de otras consideraciones. En el 2009, cuando no logró ser candidato del PAN a gobernador del estado, no buscó ninguna otra posición a la que tendrían más derecho otros correligionarios. O sea: la diputación federal pluri que recibió no se la disputaba nadie, pues varios de sus compañeros buscaron contender en la elección de ese año.

Este año Peralta Rivas le disputaría la candidatura a la alcaldía capitalina a Esmeralda Cárdenas Sánchez, que había sido sacrificada tres años atrás (aunque su premio de consolación fue la delegación de la Sedesol en Colima, que no es  cualquier cosa); sin embargo, la ex funcionaria federal decidió buscar encabezar la fórmula del PAN al Senado de la República. La gran sorpresa fue que la desplazaron al tercer lugar Jorge Luis Preciado Rodríguez y Brenda del Carmen Gutiérrez Vega.

En el ínter, Peralta Rivas se quedó sin competencia: Esmeralda Cárdenas ya no le podía disputar la candidatura a la alcaldía capitalina, Locho Morán Sánchez no quiso jugar de nuevo por un cargo que ya había obtenido y Milton El alto vacío de Alva Gutiérrez finalmente se decidió por el primer distrito federal electoral, en la creencia de que refrendará para el panismo una posición que ha permanecido en su poder desde hace quince años.

Cuando Esmeralda Cárdenas se quedó sin miel y si jícara, fue a llorar al CEN del PAN para que le dieran algo. ¿Resultado? Obligaron a Peralta Rivas a bajar al candidato a primer regidor de su planilla para darle cabida a un hermano de ella. En el municipio de Villa de Álvarez, para no quedarse atrás, metieron como candidata a regidora a la mamá. ¡Qué bonita familia! Como sea, el abanderado panista tuvo que apechugar la imposición de que fue objeto, lo que nos indica que en todas partes se cuecen habas.

Al parecer, el candidato del PRI a la presidencia municipal de Colima lleva una ventaja sobre el resto de sus competidores, pero hay que considerar que las campañas apenas arrancaron en la presente semana y puede haber cosas muy interesantes de aquí al día de la elección, que es el primero de julio. Así, lo mismo puede ganar Rangel Lozano que Peralta Rivas. La moneda está en el aire.