Quiero mucho y admiro todavía más a la señora Polimnia Romana, mujer de izquierda, durante años cercanísima a Andrés Manuel López Obrador, ahora diputada local electa en el Distrito Federal. Ella publicó en SDPNoticias.com un texto en el que afirma que estoy equivocado al juzgar el proceso electoral presidencial de 2012 a punto de concluir. Le voy a responder.

1.-

DICE POLIMNIA:

“Justificar la compra de votos en la elección presidencial sería tan absurdo como decir que lo ‘normal’ en México es que exista corrupción e impunidad”.

RESPONDO:

No justifico la compra de votos. Simplemente no la vi. Las pruebas que los partidos de izquierda han presentado para probar que el PRI compró ¡5 millones de votos! no me parecen suficientes ni, tampoco, muy serias (¿alguien dejó de burlarse de las personas que tuvieron la ocurrencia de usar chivos, pollitos y gallinas para demostrar el fraude?).

He mencionado en otras columnas una carta que recibió el filósofo ateo Bertrand Russell en la que alguien le preguntaba qué le iba a decir a dios si este, el día del juicio final, le reprochaba no haber sido creyente. Russell respondió: “Diría: señor ¿por qué diste pruebas tan insuficientes acerca de tu existencia?”.

2.-

DICE POLIMNIA:

“El pueblo de México no puede, ni debe, aceptar como ‘normal’ los latrocinios cometidos por los gobiernos que hemos padecido. Lo realmente NORMAL es querer un cambio y luchar por él”.

RESPONDO:

Estoy de acuerdo con Polimnia Romana.

3.-

DICE POLIMNIA:

“Nuevamente salieron a las calles los inconformes con la ‘normalidad’ que la derecha quiere imponer al pueblo. Algunas notas periodísticas y columnistas como Federico Arreola estiman que las marchas van perdiendo fuerza y que nada sucederá después de que el IFE y el TEPJF ratifiquen el ‘triunfo’ de Peña Nieto en las urnas, haciendo a un lado por completo la ley electoral y la letra de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”.

RESPONDO:

Ayer domingo solo salieron a la calle mil 500 inconformes. Muy pocos. Hace unas semanas eran más. ¿Se puede concluir que la protesta por las elecciones del pasado primero de julio está perdiendo fuerza? Pienso que sí. Seguramente crecerá de nuevo la inconformidad cuando, en unos días, el Tribunal Electoral valide el triunfo de Peña Nieto. Ya se verá.

No he dicho que no va a pasar nada después de que los magistrados rechacen los argumentos presentados por los abogados de los partidos de izquierda. He dicho, en varios escritos, que Andrés Manuel López Obrador se olvidará, porque no tendrá de otra, de protestar buscando cambiar el resultado del proceso electoral, y dirigirá su movimiento a oponerse a las reformas estructurales que el equipo de Peña Nieto ha prometido que sacará adelante.

Y he dicho que esta vez, a diferencia de hace unos años, el protagonismo en las calles no corresponderá a las “adelitas” (Polimnia Romana fue una de las más destacadas en ese grupo), sino a los estudiantes del #YoSoy132.

También he dicho que estoy de acuerdo con las reformas estructurales. Respeto a quienes las satanizan, pero creo que entienden poco de economía. No les deseo suerte en sus protestas. Tienen el derecho de inconformarse, tengo el derecho de esperar que no pase nada y que se den los cambios que, en mi opinión, la economía mexicana tanto necesita. No es nueva mi posición. Nunca me he presentado como alguien de izquierda. Siempre he sido, en temas de política económica, lo que llaman neoliberal.

4.-

DICE POLIMNIA:

“Es ‘normal’, pues, que México se conforme con el regreso de un PRI que nada de nuevo tiene y que regrese al poder, del que nunca se fue, para continuar beneficiando a ese grupo minoritario que no se cansa de robar y transgredir la ley”.

RESPONDO:

Lo normal es que gobierne el que ganó las elecciones. Y, esta vez, por más de 3 millones de votos, ganó el PRI. Nadie ha aportado pruebas sólidas de que se trató de una elección irregular.

La izquierda se preparó mal para la campaña electoral, entre otras razones por haber confiado en uno de los integrantes del grupo minoritario económicamente más beneficiado en México, el señor Alfonso Romo, y por haber recurrido a lo peor del viejo PRI para no pocas candidaturas, como la de Manuel Bartlett, hoy senador de izquierda, sí, el mismo Bartlett que en 1988 fue el principal operador del fraude electoral, esa vez mucho más documentado, en perjuicio de Cuauhtémoc Cárdenas.

Por cierto, todos en la izquierda han impugnado solo una parte del proceso electoral de 2012, la presidencial. Pero nada han dicho de las elecciones de diputados, senadores, gobernadores, jefe de gobierno del DF…

Me sorprende que si, para la izquierda, el proceso de 2012 fue muy sucio, sus diputados, senadores, jefe de gobierno y gobernadores electos no renuncien por dignidad a los cargos que pronto ocuparán.

5.-

DICE POLIMNIA:

“También es normal que cuando se rebasa la capacidad de un recipiente el líquido se desborda. La gota que derrama el vaso puede ser cualquiera. En este caso la gota no es necesariamente la imposición de un Presidente a todas luces inepto y corrupto. En todos los ámbitos de la vida nacional los recipientes están al borde de un derramamiento”.

RESPONDO:

Es cierto, todos los recipientes sociales mexicanos están al borde del derramamiento. Por lo tanto, no es bueno para nadie insistir, como han hecho algunos de los participantes en las marchas, en que debe haber más protestas una vez que el Tribunal Electoral dé la última palabra. Lo legal termina ahí, si se supone que la izquierda ha decidido actuar solo en el marco de la ley, no entiendo la terquedad de ir más allá.

La izquierda no deja de decir que el proceso electoral fue inequitativo y que, por lo tanto, se violó la Constitución. Esa es la opinión de los abogados de izquierda. Los abogados del PRI opinan lo contrario, es decir, que la elección fue equitativa y legal. Ambos grupos presentaron sus argumentos en un tribunal y los jueces decidirán.

Hay en la izquierda un gran jurista que fue presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Genaro Góngora Pimentel. Él me dijo una vez, con buen humor, que después de las decisiones de los jueces, para los que ganan el litigio los juzgadores son maravillosos, pero que los derrotados siempre terminan calificando a los juzgadores como lo peor de lo peor.

Si, como parece, la izquierda no aceptará el fallo del Tribunal Electoral si es favorable a Peña Nieto, me pregunto para qué acudió ante unos magistrados que actuarán, supongo, basados en la ley y en los hechos que cada parte presente.