La política de precios de las gasolinas y diesel de los últimos años en México, reviste una gran complejidad para el análisis, ya que estas tarifas no se determinan bajo las interacciones de oferta y demanda como en una estructura de mercado, sino están sujetos a los criterios no solamente económicos sino también políticos, en un ciclo de carga tributaria ? subsidio ? carga tributaria, según la conveniencia de los distintos gobiernos federales.

El pasado jueves 29 de octubre el congreso federal aprobó la Miscelánea Fiscal, que establece que para 2016 el precio de la gasolina fluctuara en una banda de 3 por ciento (hacia arriba o abajo) respecto del nivel de precios que se observa actualmente, lo que implica que los precios de los combustibles como máximo, podría llegar a aumentar el equivalente al monto a la inflación esperada el próximo año.

Los criterios en referencia a la política de precios de los combustibles, del gobierno de Enrique Peña Nieto, para el año próximo, obedecen a la transición hacia un mercado completamente liberalizado en 2018 para las gasolinas y diesel, como se observa en la mayoría de los países, y que los precios máximos puedan comenzar a fluctuar de forma consistente con un referente internacional.    

El gran cambio en lo que respecta al esquema tributario, para los combustibles en la Miscelánea Fiscal para 2016 es que ahora se tendrá un esquema de impuesto de cuota fija a los combustibles automotrices; con esto, el impuesto a las gasolinas automotrices dejará de estar referido al desempeño y costos de Pemex, como sucede actualmente.  

La Ley de Ingresos del 2016 contempla un IEPS máximo fijo para la gasolina Magna de 4.16 pesos por litro y para la gasolina Premium de 3.52, lo que puede representar un incremento del precio de estos combustibles. El incremento de precio máximo para la gasolina de menos 92 octanos, en 2016 podría llegar a ser de un 18 por ciento y para el combustible automotriz de 92 octanos o más el incremento sería del 6.9 por ciento según cálculos del Centro de investigación Económica y Presupuestaría (CIEP).    

El próximo año el IEPS fijo para el diesel será de 4.58 pesos por litro, con lo que también podría verse incrementado el precio de este combustible en el 2016 con respecto a este año, lo que lo que habría un incremento de los costos sobre todo para los transportistas tanto de pasajeros como de mercancías.  

La formación de los precios al público de las gasolinas y el diesel en México actualmente contempla los siguientes conceptos: precio del litro de las gasolinas por parte de Pemex, que ya incluye el Impuesto Especial para la Producción y Servicios (IEPS),  el incremento del deslizamiento mensual (esto conocido como los ?gasolinazos? hasta diciembre del 2014) más el margen de ganancia para la franquicia que distribuye los combustibles al menudeo, más el Impuesto al Valor Agregado, todo esto forma el precio final al público.    

Precio del combustible + IEPS + Margen de ganancia de la franquicia  + IVA = Precio al público.

La estrategia que se contempla dentro de la reforma energética impulsada por la actual administración, prevé que a partir de 2016 se otorguen permisos a terceros para el expendio al público de combustibles y que no solo sean franquicias del monopolio estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), las que realicen esto, para el 2017 se tendría proyectado permitir la libre importación de gasolinas y diesel, y que a partir de 2018 los precios de estos energéticos se determinen enteramente bajo condiciones de mercado.    

Los altos ingresos y excedentes petroleros que se tuvieron en el sexenio de Vicente Fox, (2000-2006), fue motivo para que esa administración aplicara un subsidio al consumidor final de gasolinas y diesel.

La administración de Felipe Calderón siguió aplicando el subsidio a los combustibles automotrices, pese al alto precio de estos energéticos en el mercado internacional, pero la crisis del 2009 hizo que la administración calderonista tomara la decisión a finales de ese año de incrementar mensualmente las gasolinas Magna, Premium y diesel, práctica llamada popularmente como ?gasolinazo?. El gobierno del panista argumentó que era necesario el retirar gradualmente el subsidio a las gasolinas, debido al alto gasto que se destinaba a subsidiar el combustible, que impactaba negativamente en las finanzas públicas.        

La política de incrementos mensuales tenía como objetivo reducir el subsidio al combustible hasta igualarlo con los precios promedio en Estados Unidos, que están determinados por el mercado, a diferencia de México, donde son fijados por las autoridades de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

El gobierno de Enrique Peña Nieto siguió con la misma política de incrementos mensuales de los precios de los combustibles automotrices y pese a que se alcanzó la paridad de precios, con los de Estados Unidos a mediados de 2013, los gasolinazos continuaron hasta diciembre del 2014, ya para enero del presente año solo hubo un aumento del 3 por ciento a las gasolinas, quedando el precio de la gasolina Magna en 13.57 pesos por litro, la Premium en 14.38 pesos y el diesel en 14.20.  

La baja en los precios internacionales de petróleo, que es el principal insumo para la producción de gasolinas y diesel, provocó que en los Estados Unidos también bajaran los precios para el consumidor final de combustibles automotrices, con lo que el diferencial entre costos de los energéticos y el IEPS se volvieron en el país un ingreso adicional. En el primer semestre del presente año se recaudaron 114,449 millones de pesos por el Impuesto Especial Para la Producción y Servicios, equivalentes al 52 por ciento de los ingresos petroleros totales que dejó de recibir el sector público, 219 mil 10 millones de pesos, en el primer semestre de 2015 contra de los recibidos en los primeros seis meses del 2014.

Actualmente más del 50 por ciento de las gasolinas y diesel que se consumen en el país son importadas, por lo que lo que representa un riesgo para las finanzas públicas, ya que los combustibles adquiridos en el exterior por parte de Pemex se pagan en dólares, por lo que si hay una depreciación en el tipo de cambio del peso frente a la divisa estadounidense, los ingresos extraordinarios obtenidos por el gobierno por la venta de gasolinas pueden verse mermados notablemente.

La importación de combustibles automotrices se ha incrementado mucho en los últimos años, solamente en enero de este año Pemex importó en promedio 400,975 barriles de gasolina diariamente, y en junio el monto ascendió a 411,493. En julio pasado, la empresa estatal informó que en ese mes se importaría 75,000 barriles diarios adicionales para subsanar la escasez de gasolinas en algunos estados del país.  

Según registros de Pemex, el monto importado de combustible en dólares también se incrementó en los últimos meses. En enero de este año sólo las importaciones de gasolina fueron de 834.9 millones de dólares y en junio del mismo año, éstas subieron 48 por ciento hasta 1,235 millones de dólares.  

El precio de las gasolinas en México, actualmente son de las más altas del mundo, el precio promedio de la gasolina regular en la Costa del Golfo en Estados Unidos es aproximadamente de 61 centavos de dólar por litro, de acuerdo a datos de la Administración de Informes de Energía (EIA) en ese país.

Si tomamos como referencia el tipo de cambio de la Ley de Ingresos 2016 establecido en 16.40 pesos, por dólar, tenemos que un litro de gasolina tiene un precio para el consumidor del vecino país, en moneda mexicana de aproximadamente 10.00 pesos, mientras que el consumidor nacional paga un 35.7 por ciento más por este mismo combustible.

Los combustibles automotrices que importa México de los Estados Unidos los hace a precios preferenciales y sin muchos de los impuestos locales que también en ese país son muy altos para el consumidor final en los Estados Unidos y la mayoría de estas compras son a la refinería de Deer Park en Texas, que es una sociedad de Pemex con la petrolera británica-holandesa Shell, pero a esto hay que sumarle el costo logístico, mermas y otros gastos, para tener el costo real de estos energéticos.  

El IEPS a los combustibles se ha vuelto un ingreso muy importante para las finanzas públicas del país, por lo que en el próximo año se espera que los ingresos por concepto de Impuestos Especiales, para la Producción y Servicios sean de 223 mil 522 millones de pesos, lo que equivale a 1.16 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

El IEPS a los combustibles es un impuesto que originalmente estaba diseñado para por un lado para igualar los precios de las gasolinas y diesel de México con los de Estados Unidos, y retirar el subsidio al consumo de este energético y por otro lado era una forma de desestibar el alto consumo de estos productos refinados de petróleo, por parte de automovilistas que provoca que haya más automóviles privado, circulando, acarreando más contaminación al ambiente, también ocasionando problemas de movilidad a las grandes urbes del país.

El ciclo de los combustibles ingreso tributario- subsidio ? ingreso tributario positivo, de las finanzas públicas, parece ser que se acabó con el IEPS y ahora representa un ingreso significativo para el gobierno, pero también puede representar un facto inflacionario y deterioro de los ingresos de las personas, al tener que pagar más para el transporte y distribución de las mercancías.  

En conclusión podríamos afirmar:

1) Que los precios de las gasolinas y diesel, sí podrían incrementar su precio el año próximo y que sí se incrementará el año próximo el impuesto a estos combustibles.

2) En el 2018 ya tendremos precios de mercado para los combustibles automotrices.

3) Ya no se subsidiarán al consumidor final estos productos refinados, con lo que ya no habrá un populismo que podríamos llamar de derecha como hizo la administración de Fox y los primeros 3 años del gobierno de Felipe Calderón.

4) La refinación de crudo en México no es importante para la actual administración, por lo que se seguirá dependiendo del exterior para la adquisición de gasolina y diesel.  

5) Por último, ingresos por consumo de combustibles son muy importantes para las finanzas públicas del país, dada la caída de los precios internacionales del petróleo.