Para Karl Marx el Estado moderno, particularmente el gobierno, no era otra cosa que el Comité Ejecutivo Nacional de la clase económicamente dominante, de los dueños del capital financiero y los medios de producción. La regla descrita por el teórico alemán se corroboró en la totalidad del siglo XX, incluso en lo que va del XXI. 

            No obstante, el Estado mexicano parecía romper con el paradigma marxista del Comité Ejecutivo Nacional al servicio de la clase económicamente dominante. El poder casi omnipresente y omnipotente del presidencialismo mexicano fue capaz de someter hasta a los intereses económicos más poderosos del país. Eran los años dorados del autoritarismo en México, cuando Televisa era “soldado del Partido Revolucionario Institucional (PRI)”; es decir, un subordinado más del régimen de la familia revolucionaria. 

            Con la llegada de la primera alternancia política en el año 2000 la situación cambió. Los subordinados o súbditos del hasta entonces partido hegemónico se independizaron para convertirse en poderes de facto a la sombra de las autoridades constitucionales. El Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE) es un ejemplo de lo anterior, pero la independencia del SNTE del partido oficial no se dio exactamente en el año 2000, pues ya venía desgastándose la relación entre el PRI y el sindicato más grande de América Latina. Lo mismo ocurrió con Televisa. 

            Poco a poco Televisa fue adquiriendo mayor poder político y económico ante la incapacidad de los gobiernos panistas de destruir las viejas estructuras del régimen autoritario. Ahora el propósito de las televisoras es invertir en el poder para después servirse de él, cuando en el pasado era rendir tributo al “Señor Presidente”. 

            El 19 de enero del presente año, Felipe Calderón, acompañado de la vocera presidencial Alejandra Sota, acudió a las instalaciones de Televisa San Ángel para reunirse con directivos y editorialistas de Grupo Televisa, con el objetivo de “intercambiar puntos de vista sobre la situación nacional”, según se dio a conocer en el escueto comunicado de la Presidencia de la República. Desde ese momento ya se encontraba en el debate público la alianza entre Televisa y Iusacell, y no dejó de llamar la atención que el Jefe del Estado mexicano acudiera a las instalaciones de un particular. 

            El mismo día de la reunión entre Felipe Calderón y directivos de Televisa, Dish, filial de MVS Comunicaciones, a través de Antonio Vargas, adelantó que aceptarían la alianza Televisa-Iusacell a cambio de que la Comisión Federal de Competencia (CFC) regule el mercado de la televisión restringida, o lo que es lo mismo, la banda 2.5 Ghz.

             Por ahora el actual conflicto entre MVS y el gobierno federal por la banda 2.5 Ghz despierta múltiples especulaciones, ya que algunos expertos en telecomunicaciones sugieren que lanzar a licitación la citada banda resulta en beneficio de la alianza Televisa-Iusacell por los price caps o límites de espectro. Y es que Telefónica y América Móvil no podrían competir en la eventual licitación de la banda 2.5 Ghz por que están en el límite de price caps. De cualquier manera la acumulación de capital continuaría siendo en las mismas manos, compitan o no Telefónica y América Móvil. 

            El sexenio de Felipe Calderón está por concluir, y algunos sugieren que el michoacano todavía está pagando facturas de hace seis años, por lo que la licitación de la banda 2.5 Ghz no obedece a otra cosa más que a cumplir compromisos que adquirió en la campaña y durante su gobierno con el duopolio televisivo; pues que el Presidente del país se reúna con directivos de una de las televisoras más poderosas e influyentes del mundo en sus propias instalaciones, no denota otra cosa que sumisión y servilismo de la investidura presidencial frente a los poderes fácticos. 

            Otra posibilidad pudiera ser que con base a los compromisos del gobierno de Felipe Calderón con Televisa, la televisora presionara para que el actual gobierno comience con el trámite que necesariamente tendrá que concluir durante el eventual gobierno de Enrique Peña Nieto, así el mexiquense ya no se vería exhibido a llamar a una licitación a modo para el duopolio televisivo. Ya veremos. Mientras tanto, el soldado del PRI ya es Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas.