En la forma cómo la administración federal hace frente a la pandemia del Covid-19, el presidente Andrés Manuel López Obrador se juega el todo por el todo y la continuidad de su “Proyecto de Nación” para la sucesión que se perfila para el año 2024.

Si bien es muy temprano para evaluar la reacción y los resultados de su gobierno, la ciudadanía puede tomar, ahora, puntos de referencia para decidir la continuidad del lopezobradorismo o, en su caso, un nuevo rumbo para la vida política del país.

La primera de ella es que el virus Sars-Cov-2 tomó por sorpresa al mundo entero, particularmente a China, zona cero de la pandemia que hoy vivimos en todo el mundo. En México, la primera persona infectada se registró el 28 de febrero.

Pero ¿qué pasó antes de llegar a esta fecha?, un total de 50 días antes, el 9 de enero, científicos chinos habían detectado en la ciudad de Wuhan, la nueva cepa de coronavirus, a partir de un misterioso brote de neumonía que afectó, de manera inicial, a 59 personas. Ninguna sobrevivió.

El 22 de enero la población de Wuhan fue declarada en cuarentena. Los accesos fueron cerrados y todos los servicios de transporte se suspendieron. Las ciudades colindantes fueron cerradas y, con ello, 40 millones de personas aisladas.

Al día siguiente, el 23 de enero la Organización Mundial de la Salud (OMS) realizó su primera reunión de emergencia para abordar las consecuencias del nuevo virus; sin embargo, fue el 30 de enero cuando declaró una “emergencia global” y para el 11 de marzo la pandemia.

Durante los primeros días de febrero y hasta el día 11, los muertos superaron los mil en China. Los casos de infección se elevaron a 42 mil 638 en el mismo país. Las personas infectadas avanzaban en el mapa hacia Europa principalmente.

Los países más afectados por el número de personas contagiadas han sido Italia, España; Francia e Inglaterra; sin embargo, para marzo y abril, los Estados Unidos registraba el mayor número de personas contagiadas, y el mayor número de decesos.

En este último fin de semana de mayo, México figura entre los primeros diez países con el mayor número de decesos por cada 100 mil habitantes, por debajo de Irán, Alemania, Bélgica, Brasil, Francia, España, Italia, Reino Unido y los Estados Unidos.

Mucho se ha dicho que estamos en una nueva realidad en prácticamente todos los ámbitos, —económico, académico, laboral, político— y México no escapa de ello. Se habrá de registrar un número extraordinario de pobreza y marginación, particularmente en grupos considerados como vulnerables.

La estrategia que hoy toma López Obrador será la diferencia entre la continuidad de su modelo político o el cambio de otra fuerza. En materia política, quizá, la pandemia del Covid-19 es para Andrés Manuel, lo que en su momento fue para el entonces presidente Enrique Peña Nieto la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

Las decisiones que tomó este último ante la desaparición de los estudiantes normalistas de la escuela rural “Raúl Isidro Burgos”, le constó al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y a Peña Nieto la continuidad en el poder y, sin duda, dio paso a la época del lopezobradorismo.

 

Punto Cero

Sobre los mismos estragos que deja la pandemia del Covid-19 entre los mexicanos, es la nueva política hacendaria que se aplicará a partir del próximo 1o de junio para aquellas personas que usan productos o servicios a través de plataformas digitales.

Servicios de mensajería, alimentos o de traslado de personas (taxi) a través de las aplicaciones digitales como Uber, Didi, Sin Delantal, IVoy, entre otras más, decidieron que el cliente no será quien pague los impuestos por estos servicios, sino los “asociados” que se “conectan” a estas plataformas y obtienen algún ingreso por ello.

Los también denominados “obreros digitales” obtienen ganancias —ya de por sí castigadas— por destinar tiempo, equipo y fuerza de trabajo, para llevar día a día estos productos o servicios a cambio de un ingreso modesto, donde las plataformas toman de facto el 30 por ciento de ellas por el uso de sus plataformas.

Ahora, el nuevo régimen fiscal los obligará a pagar —adicionalmente— el 16 por ciento de sus modestas ganancias por concepto de IVA y, 30 por ciento —extra— de ISR (aunque podría deducirse) por lo que su ingreso a su bolsillo será solo el 24 por ciento del total del cobro del servicio al usuario.

Claro, sin tomar en cuenta que estos “asociados” dejan —incluso— la vida sin tener alguna compensación que cualquier trabajador podría tener a su favor, como servicio médico, aguinaldo, tiempo extra, entre otros. Será tarea de los integrantes del Congreso de la Unión para integrarlos al empleo formal con prestaciones de Ley.

En esta época donde se agudiza la situación laboral y económica de las personas en todo el país, la nueva disposición es un golpe durísimo para aquellos “obreros digitales” que salen a “ruletear” día a día sus servicios en bici, moto o auto. La filosofía de “primero los pobres” debe hacerse presente de manera urgente.

*Periodista mexicano | @JoseVictor_Rdz