En la antigua Roma, para entretener al pueblo, los políticos les daban “panem et circenses”, lo que literalmente significa: “pan y circo”. Esta práctica la continúan ciertos gobiernos populistas para entretener a la población y pretender que pasen desapercibidos los problemas de fondo y algunos hechos controvertidos. El poeta romano Juvenal declara esto en su sátira X, 100 años antes de Cristo:

… desde hace tiempo —exactamente desde que no tenemos a quién vender el voto—, este pueblo ha perdido su interés por la política, y si antes concedía mandos, haces, legiones, en fin todo, ahora deja hacer y sólo desea con avidez dos cosas: pan y juegos de circo. (Juvenal, Sátiras X, 77-81)

Ahora, viendo el circo armado por la cuarta transformación el pasado fin de semana en las selvas mayas, me pregunto si esta frase no está ahora, más vigente que nunca.

Todo este circo mediático, coreográfico y absurdo que se montó el presidente López, para avalar la construcción del que será uno de los proyectos de infraestructura emblemáticos de su sexenio; y que fuera ratificada previamente mediante una consulta ilegal, amañada, sin sustento de orden legal ni con los estudios requeridos de impacto ambiental, y sólo soportado por el sueño megalómano de su autor intelectual, el cual recibió el beneplácito de sus seguidores y su aplauso incondicional.

Hacer que el pueblo se olvide de sus derechos y evitar involúcralo en la política, para que acepte el <panem et circenses> a cambio de obediencia, confianza y sobre todo, de mantenerse alejados de los asuntos que el actual gobierno prefiere conservar dentro de su círculo político, eso es exactamente lo que los que ofrecieron este fin de semana este circo, quieren que suceda.

La oposición a un gobierno del tipo del circo romano debe ser contundente y unido, pues de otra forma, el pueblo verá con indiferencia y/o desprecio a ese sector opositor y a sus medios de comunicación; no es por otra cosa más que por la incapacidad que muestran para reconocer y aceptar la realidad, entender al pueblo y evitar su rechazo, haciendo cada vez mayor la división social entre los mexicanos, mientras tanto, los fieles seguidores de la transformación de cuarta, seguirán felices con el pan y circo que les ofrecen:

¡No hay peor ciego que el que no quiere ver!