Ya se lo dije, señor Presidente: usted tiene un as bajo la manga. Su cara es la cara de la suerte. Lo veo a través de la televisión, en los periódicos, y confirmo que la falta de brillo en su rostro es porque una nube se interpuso al sol. Nada más. No pasa nada. Usted tiene el poder de Los Pinos, que es inconmensurable. Usted se instaló ahí el día en que alguien así lo quiso. Ese alguien lo protege. Y así será, siempre.
Ese alguien es también el rey de este Casino. Es alguien sin forma, sin olor. Está presente, aunque no lo veamos. Dicta órdenes. Pone fichas aquí, o allá. Detiene la ruleta cuando él quiere.
Yo sé que existe, pero jamás lo he visto.
Usted sí, lo ve diario, señor Presidente. Está sentado a su derecha cuando dice un discurso. Es él quien lo oye, y le revira.
Por eso le digo que la falta de brillo del rostro no es nada serio. Las arrugas tampoco son de cuidado. Son una forma de madurez.
Ha enflacado porque el trabajo es inclemente. Te chupa hasta los huesos. Los Presidentes no duermen, no comen, no lloran. Cuando llegan a vivir a Los Pinos se olvidan de sí, y se dejan llevar por el huracán de la política. Entonces se convierten en marionetas del poder. Y enflacan, o engordan de más. O ya no escuchan, pierden la visión, se les hace chico el cuello. Respiran con dificultad.
Los Pinos se come a las personas que llegan a vivir ahí. Entre sus paredes se escuchan voces en la noche. En el día no se oye nada.
Los hombres que han ganado la Presidencia lo saben de antemano: la vida entrará en picada. Es mejor que sustituyan los espejos por cuadros decorativos. Su rostro cambiará cada 20 minutos. No volverán a verse la cara con la misma mirada. Es el caso de Peña: sus arrugas son profundas, porque la crema ya no le ayuda. Los rayos del sol entran en la residencia oficial y se transforman en proyectiles. Insisto: no es que al Presidente le esté yendo mal, no? Se trata de los vientos huracanados.
Es cierto que el Edomex no le sirvió como escuela, y que gobernar a la República es una palabra mayor, pero la realidad es que para cualquiera que no esté mentalizado para envejecer cada 20 minutos, la Presidencia puede ser traumática. Recomendación: flojito y cooperando, señor Presidente. Este viaje apenas ha llegado a la mitad.
Confíe en su suerte. La prensa exagerada no sabe lo que dice. Haga oídos sordos o las canas seguirán apareciendo.
Los fantasmas rondan las conciencias de los presidentes débiles.
La CENTE los quiere aniquilar. El chapo se burla de ellos. El peso se derrumba. Los impuestos nadie los quiere pagar. Y por si fuera poco, la policía se convierte en cómplice de los hampones. El hampa es la policía. Maldita realidad.
En ese contexto, los alimentos no se digieren bien.
Puedo imaginar un día rutinario. Quiere descansar, cierra los ojos y suena el teléfono. Le dan lo noticia de que una mosca sobrevuela este país, y causa destrozos. Ni modo, a levantarse y a tratar de poner orden. Con el matamoscas se dirige a la zona de caos.
El poder se hizo para ejercerlo. Los pasos de un Presidente deben ser firmes. Usted lo hace bien, señor Presidente, pero pasa que la grilla es un virus que todo corrompe. Dígame usted qué político no es corrupto.
No es usted, señor, es el poder omnipresente que se empeña en dejarlo en los huesos. Usted debe estar tranquilo, con su as bajo la manga.
En este Casino yo lo invoco. En la pared blanca está la foto de su toma de posesión, que para mí es como un crucifijo. Así que la veo y me siento protegido. La ruleta da vueltas y yo la veo, le hago una reverencia y pongo mis fichas.
Aquí, junto a mi hay políticos de todos los partidos. Hablan de moches, de presupuestos que se diluyen en préstamos a fondo perdido. Se ríen y apuestan.
Hay murmullos de que usted la pasa mal. Unos panistas se toman de la mano y bailan el baile del perrito. El baile del perrito que todos quieren bailar. Los del PRD se chupan el dedo.
La voz sensual del Casino lanza la jugada de la noche: ¿Es o no verdad el calvario que vive el Presidente?
Las apuestas se dividen. El PAN dice que la presidencia le ha quedado grande. El PRI dice que lo mejor está por venir.
Yo pienso lo mismo: Peña Nieto llegará a su tercer informe con el as bajo la manga. Lo ha demostrado una y mil veces. Lo golpean, pero no lo hieren. Al PRI no le fue mal en las pasadas elecciones. Peña es un personaje que se crece al castigo.
Su estrategia es que no tiene estrategia. No la requiere. ¿Qué pasó después de la Casa Blanca de Las Lomas? ¿Qué ha pasado después de la fuga de El Chapo? ¿Qué ocurrió tras la matanza de Iguala?
El país camina. A nuestro Presidente lo protege el Casino.