Como veo doy

Muy apreciado Lector, dicen que la población mundial es como de 7,700 millones. La verdad nadie lo sabe y muy pocos harán cuentas de cuantos tacos se necesitan para darnos de comer a todos tres veces al día, pero alguna autoridad debe ponerse muy estricta con el uso del condón y, al que no lo porte en la cartera, se le debe multar igual que al que no trae licencia de manejar. 

Si no se frena la expansión humana, acabaremos siendo antropófagos mucho más de lo que ya somos. Hoy en día, cinco países en el mundo, que son los adelantados en la investigación y fabricación de la vacuna contra el Covid-19, agrupan cerca de un cuarto de la población mundial: China tiene el 18%, Estados Unidos el 4%, Rusia el 2%, Alemania el 1.1% y el Reino Unido el 0.8%, en total, este grupo reune un poco más de 2000 millones de habitantes, claro, China tiene 1,400 millones y los otros cuatro se reparten 600 millones. 

¿Por qué le digo esto? Porque las cuentas no son claras, los cinco países mencionados, por obvia razón deberían vacunar primero a sus 2000 millones de compatriotas y después a los 5,700 millones regados por el mundo. Pero no, según noticias del día, también estarán vacunado al mismo tiempo en México y muchas partes del planeta. ¿Tanto ha avanzado la tecnología que se ha elaborado una vacuna en tiempo récord y que cinco países le hayan dado al blanco al mismo tiempo y además dispongan de una increíble capacidad de producción? Raro, porque el año pasado ni soñaban con un mercado así de gigantesco. ¡Qué me caiga un rayo por mal pensado, si esto no huele más a negocio y propaganda política, que a amor al prójimo! Bueno, olvidemos el rayo.

Por otra parte, percibo el tufito del negocio y de la propaganda política a través del miedo que se infunde mediante la ofensiva de declaraciones, en la que cada país trata de posicionar su vacuna como la mejor. Por ejemplo, el grupo occidental señala que las vacunas China y Rusa están aún en etapa experimental por lo que no son seguras ni confiables. Sin embargo, apegándose a la Ley de los Grandes Números, se observa que mientras en Estados Unidos las defunciones por causa del Covid-19 son lamentablemente las más altas del mundo, en China y Rusia la pandemia está casi controlada. 

Así las cosas, parece que los occidentales retrasarán la aceptación de las vacunas orientales por una cuestión política y de negocios, lo cual es natural ya que los laboratorios son privados y de algo tienen que vivir, mientras que los orientales tratarán de introducir su vacuna a bajo precio para ganar la voluntad de los pueblos y gobiernos que resulten beneficiados con ello. Hay tormenta y no se hincan.

Por último, quisiera comentar con usted, amable Lector, que circulan por diversos medios, mensajes que invitan a la población a que no debe quejarse por el mal año que se está pasando, porque equivale a estar en guerra y nadie, en tal condición, buscaría salir a la calle en vez de esconderse en casa, ni exigiría abrir su negocio porque cerrado pierde dinero, ni se preocuparía porque los niños se quedan sin escuela, en fin, que no es correcto comportarse como si nada pasara y la pandemia fuera algo sin mayor importancia. 

A este tipo de mensajes, hay que corresponder diciéndoles decididamente que la situación, en efecto, es muy grave, pero que ¡NO ESTAMOS EN GUERRA! Estamos en peligro, sí, y por eso los gobiernos de todo el mundo enfrentan la difícil disyuntiva de tomar una decisión trascendental: la de obligar a la gente a permanecer en su casa (así quizás en dos meses se acabaría el Covid) o mantener abiertas las fuentes de trabajo. En ambos casos la decisión trae terribles consecuencias. 

La mayor parte de la gente no tiene recursos ni para comer, así que no se quedará en casa; abrir las fuentes de trabajo es como dar luz verde al Covid y continuar con los contagios y los dolorosos fallecimientos. Esta segunda opción, con un programa estricto de sanitización y distancia y con la esperanza de una vacuna eficaz, parece ser la más viable, la que permita ganarse la vida y reducir al mínimo los decesos. Así que, ábranse los negocios y aceptemos la vacuna, la que sea, la que nos toque, sobre todo, si no se tiene la opción de elegir. ¡Y no deje de cuidarse!

Rendijas

A Gatell le falló el cálculo de muertes por un 430%. R. Riva Palacio dice que eso es un fracaso. Puede ser, pero, ¿qué se puede predecir ante la pobreza o la irresponsabilidad de muchos mexicanos?

Los Siervos de la Nación, comenta Manuel Díaz, aplicarán las vacunas y da la pista para plantear la siguiente pregunta: ¿serán más eficaces que la red de hospitales públicos y privados para aplicarla? Si van de casa en casa y evitan con ello las aglomeraciones, puede que sí.

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