Muchas cosas han sido lamentables durante estos últimos 10 meses en los que hemos tenido que lidiar con la pandemia. La pérdida de vidas humanas, el impacto que esto está teniendo en nuestra economía, y el bajo nivel y falta de madurez que ha mostrado un sector de nuestra clase política, que ni en circunstancias atípicas como esta, pueden hacer a un lado sus intereses particulares para perseguir el bien común.

Y ya hemos hablado mucho del manejo de esta crisis por parte del gobierno federal, específicamente por un subsecretario que quiso jugar a ser político en el peor momento; y que esto, a pesar de que le ha ganado algunos adeptos, también le ha creado una sombra que lo acompañará por el resto de su vida, aún mucho tiempo después, de que este cíclico proyecto haya terminado.

Pero así como el gobierno que encabeza el presidente López Obrador, ha tomado decisiones cuestionables, o hecho polémicas declaraciones; en el acera de enfrente, en la oposición, no han hecho mucho por velar por los intereses de la ciudadanía.

Sin afán de eximir a las autoridades federales de su responsabilidad, pero algunos opositores se han exhibido como verdaderos vividores del sistema.

Un ejemplo claro esta en Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco, quien por un lado quiso endurecer las medidas sanitarias para poner el ejemplo nacional, pero por el otro, fue el único estado en donde ser permitió que pudieran asistir aficionados a los partidos de futbol. También se le exhibió en un bar en plena pandemia, y amagó con salirse del pacto federal, prometiendo incluso una consulta; aunque para variar, incumplió.

También fueron los mismos gobernadores aliancistas los que estuvieron por meses, pidiendo al presidente que les permitiera adquirir vacunas y hacer su propio proceso de vacunación; una vez que lo hizo, se echaron para atrás y dijeron que ya era tarde.

Ayer, pudimos ver un ejemplo más de esta mezquindad con la que se manejan algunos opositores, quienes se han convertido en todo lo que han criticado; como si copiar la fórmula de Morena del 2017, les fuera a generar réditos a ellos. Muchas cuentas, varias vinculadas con movimientos pro Calderonistas, empezaron a cuestionar la veracidad del estado de salud del presidente, como aquellos a los que les consta, que es muy fácil mentir desde el poder.

Pero les comento, hace una semana, una fuente que trabaja en Palacio Nacional, me confirmó que había dado positivo por Covid-19, apenas unos días después que Jesús Ramírez; ambos, personas que pueden tener contacto frecuente con el presidente, por lo que no hay motivo para sembrar dudas y dividir a la opinión pública con este tipo de temas tan sensibles. Pero hoy en día, nada de eso parece importarles.

Y es que, de un lado y del otro, parecen estar más enfocados en las elecciones, que en la salud y bienestar de la población, y eso es alarmante. Por eso, es importante que se dejen a los radicales de cada grupo por un lado, y que gobierno y oposición, construyan plataformas que privilegien las propuestas y las soluciones, en lugar de politizar la pandemia en estas burdas discusiones twitteras. Ya estuvo.

Elecciones 2021

El gran perdedor del fin de semana es el aún gobernador de Chihuahua Javier Corral, aquel que llegó a la gubernatura aparentando ser amigo del peñismo, pero que en el ocaso del gobierno anterior, se les fue encima para acercarse a López Obrador. Un producto más de Bucareli, que acumula varias traiciones y enemigos ganados a pulso; con una lengua muy larga, pero con una cola para nada corta.

Corral, el que llegó a tener un programa de Tv a la venezolana, tipo “aló presidente”, esta en el ocaso de su mandato, y hoy amanece con su nueva realidad, una en la que su enemiga política (a la misma que acusó sin pruebas de haber recibido sobornos de César Duarte), se convertirá, seguramente, en la próxima gobernadora en su entidad.

Que le vaya marcando al mismo César, para que le comparta su ruta de escape. ¡Menos Días Gobernador!