La elección norteamericana ahorita es observada por los politólogos mexicanos, casi igual o más que una nuestra (1) porque es el vecino (2) porque es el país más poderoso del mundo y (3) las repercusiones de lo que suceda en aquel país impactarán en gran medida a nuestras vidas.

Veo a muchos mexicanos asombrados: ¿Por qué hay gringos que apoyan a Trump aunque dijo que los mexicanos somos ladrones y violadores? —Como si fuésemos tan queridos y bien vistos por los norteamericanos— ¿Cómo lo apoyan si quiere poner un muro? —Como si fuésemos tan queridos y bien vistos por los norteamericanos— ¿Cómo lo apoyan si es muy irreverente? —precisamente ese punto es lo que les gusta—

Este asombro se me figura a la mujer que es rechazada constantemente por cierto hombre, y que ella siempre está allí a pesar de los desaires, y un día este le dice en su cara “ya no te quiero, vete de aquí”, y esta asombrada, se ofende.

En mi opinión, la postura debe ser indiferente al hecho de que si quieren construir un muro, que lo construyan, cada nación es libre de hacer en su territorio lo que le plazca, además que la frontera ya está impedida al libre tránsito; por lo que dicho muro más que efectividad es un simbolismo de “apártate”. Pero que México pague por él no tiene ningún fin lógico más que el de querer humillar, denigrar, burlarse. Por lo que para mí, fue un grave error innecesario, que este ha alargado por soberbia, y ya no tiene otra salida.

 Al igual que cuando dijo que México no envía a sus mejores-como si fuese una estrategia premeditada- sino que envía a criminales y violadores. Este error político, no le habría afectado tanto si se hubiese referido exclusivamente a los inmigrantes que cruzan la frontera de manera ilegal, porque en el discurso se entiende que se refirió A TODOS LOS MEXICANOS.

Entonces, por estos “errores”, que le han quitado muchos votos por cierto, no solo de los latinos, sino también de mucho blancos moderados e indecisos. Sin embargo, en vez de retractarse o buscar dar una aclaración o disculpa, por el contrario, su postura anti-mexicana se aseveró. Lo cual nos da una idea de cómo este señor pretende que el mundo se acople a las pavadas que salen de su boca, antes que cambiar de opinión, llevándose de encuentro a su propia campaña. Por lo que podemos asumir que como gobernante, sería temperamental, capaz de fijar políticas públicas con afectaciones masivas donde mande el capricho, más que la razón.