Algunas instituciones: la Presidencia de la República, la Secretaría de Gobernación y la Procuraduría General de la República, han experimentado un debilitamiento paulatino en los últimos 15 años, sus medidas a veces tardías o torpes hacen caer en más descalabros que más lento aún intentan solventar; sus operadores de medios no son eficientes ni eficaces; nuevos retos a los que no estaban preparados las ponen en prueba permanentemente; sus mismos medios a veces parecen rebasados.
Un ejemplo reciente es el caso de Ayotzinapa de frente a organismos internacionales lo que ha expuesto a estas instituciones en toda su ineficacia, incluso a la Secretaría de la Defensa Nacional. Otro caso: la tercera y cuarta fuga de Joaquín Guzmán Loera. No hay coordinación.
Ante tales descalabros los medios oficiales y oficiosos orgánicos nada ayudan. Si la imagen del comunicador más influyente de la televisión ya no abona a favor, sino todo lo contrario, pareciera que padece arterioesclerosis múltiple, los efectos de sus encíclicas son contraproducentes. Y de ahí a la ?línea? editorial de diversos medios se desprende una encaminada campaña para detener las actividades de dos personajes que se están posicionando muy bien en el escenario nacional de cara a las elecciones presidenciales de 2018. Las encuestas lo señalan y las luces de alarma se encienden.
Son por lo pronto Jaime Rodríguez Calderón El Bronco y Andrés Manuel López Obrador quienes en automático son referentes obligados. El primero por su arrasador triunfo en la candidatura independiente al gobierno de Nuevo León, sin duda del trabajo que logre desplegar al interior de su estado logrará posicionarlo mejor; su papel contra corriente a Televisa lo tiene en el ojo del huracán, sin embargo eso le conviene; lo acredita más con amplio margen de electorado a-político, apartidista.
Andrés Manuel López Obrador, luego de dos intentos frustrados, ha entendido muchas cosas; una, la arrogancia no es buena consejera; dos las candidaturas presidenciales en un mundo globalizado también se gana desde el exterior; quién lo viera si hace unos años afirmaba que no había salido al exterior y que no necesitaba hacerlo, hoy se digiere sus palabras; aquel que una vez despreció a los intelectuales cuando pronunció su famosa frase: ?la estrategia soy yo? (Proceso N. 1539). En aquel momento fue quizá en el punto más cercano al triunfo. Hoy está cambiando toda su estrategia y hoy los errores del grupo en el poder le hacen un buen favor a ambos.
AMLO ya comenzó a viajar y le está gustando, mientras al interior de México periodistas se desgarran las vestiduras por detenerlo, por exigir al INE lo detenga; nada se puede hacer, salvo caer en la pifia que Vicente Fox emprendió un día y todo le salió mal. Otra vez las respuestas tardías y erráticas a nada conducen. Salvo a catapultar más las figuras que se intentan detener.
Mientras que para el consumo interno se lucha a toda fuerza por posicionar futuros pre candidatos fuertes al interior de cada partido político, los otros ya van avanzando sin despeinarse siquiera. Los errores de los fuertes equipos, su falta de sincronía, su pereza les está empezando a salir muy desgastante. El poder político no lo es todo, si no lo sabemos emplear y para ejemplos acabamos de pasar por 12 años.
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*Raúl Caraveo Toledo es licenciado en ciencia política por la UAM, con estudios de maestría en administración y diplomado en derecho electoral, ha sido analista de estudios económicos en PEMEX, catedrático de la Universidad Veracruzana y de otras instituciones particulares, ex Roche; consejero electoral ciudadano del IFE-INE de 2005 a 2015 en Quintana Roo, actualmente Conalep Q Roo.