Fue hacia atrás, un poco.

Brujo comenzó la tarde haciendo un recuento de lo que había sucedido aquel día en el Casino:

Estaba yo sentado en la mesa número tres y? claro que sí, lo recuerdo perfectamente. Te dije con claridad lo qué tenías que hacer, Martí Batres. Y ahora veo que me has hecho caso. Muy bien. Aquella noche lluviosa, cuando gasté mis fichas con el afán de darte un consejo, lo hice realmente porque yo sabía que era tu única alternativa. De lo contrario tenías que haberte despedido de la candidatura a la Jefatura de Gobierno. Recuérdalo, Martí, te dije que después de las lecciones del 7 de junio habías sido uno de los grandes ganadores. Habrías ganado más, de haber sido candidato a la Gustavo A. Madero. Pero no lo hiciste y ni modo. Tu candidato, Ramón Jiménez, casi vence a Víctor Hugo Lobo. Pero en lo que tiene que ver con diputados, tu corriente, izquierda social, fue la triunfadora, con ocho diputados locales, que en su mayoría son de GAM. Así, tus resultados fueron muy buenos. Entonces te dije que tenías que encerrarte con los tuyos en un departamento de la colonia Del Valle y de ahí tendría que salir el próximo coordinador de Morena en la ALDF. Y que si no lograbas convencer a AMLO de que tú pondrías al coordinador, estarías frito. Pues bien, lo lograste: el coordinador será César Cravioto, tu gran compañero de lucha, un político bastante conciliador que te dará excelentes resultados. No tenías una mejor carta. Él ha estado contigo en las buenas y en las malas, desde aquella campaña en 2006 en la que ayudaste a Marcelo Ebrard a ganar. Desde entonces está contigo: director de concertación política, director del IASIS.

Con esta posición ganada, has comenzado tu camino para la nominación en 2018. ¿Qué debe sustentar tu candidatura? Podrás influir y manejar la Asamblea Legislativa del DF. Tu sello deberá estar en cada decisión que tomen los diputados de Morena, y con habilidad, en todo lo que suceda en Donceles. De modo que serás la mano de AMLO en las políticas a implementar en esta ciudad. Podrás intervenir en todo el territorio chilango, y en cada paso deberás imprimir tu firma. Una política de izquierda progresista tendrás que evidenciar. Recuerda lo que también te dije aquella tarde, no hace mucho, en el Casino: que tú habías llegado primero que todos. Aquel día en que tomó posesión Cuauhtémoc Cárdenas en 1997, tú le diste la bienvenida en el mismo lugar que hoy manejarás: Donceles. Tú fuiste el orador, cuando AMLO te miraba sentado y empezaba a adquirir importancia. Entonces ya eras un personaje. Lo cual, dicho sea de paso, has dejado de resaltar entra las tribus izquierdistas. Qué te ha sucedido Martí, por qué no has impuesto tu jerarquía, tu antigüedad, tu capacidad aguerrida. Por qué. Algo has hecho mal y debes admitirlo. Estás a tiempo de recomenzar. Plántate. Pisa fuerte. Abre la boca para evidenciar que puedes ser un gran embaucador. Lo sabes, lo sabes muy bien que eso es la política: el arte de timar para convencer. Y tú posees el don del convencimiento, sólo que has desviado el rumbo. Por qué. Porque le temes a algo. Creo que le temes a AMLO. Es el momento de reinventar tu traje de simulador. Todos los políticos simulan un mejor porvenir. Así, hay quienes conectan con el auditorio y otros que no. Debes echar tu resto. Si no lo logras esta vez, ya no, olvídate de otra oportunidad. Cediste con los Chuchos. Cediste con Marcelo. Cediste con Mancera. Ahora con quién vas a ceder.

A los que te quieren doblegar, diles que no se te suban a las barbas, que tú ya estabas cuando esto comenzó. Tú fuiste parte de aquella tribu que derrotó al PRI, y se hizo de esta Ciudad Capital.

Brujo, con ánimo hasta el tope, después de ese recuento llegaba al Casino. La chica edecán, en la entrada, le pregunta por la salud de su pequeño gato, un angora pachón.

-¿Qué?- le pregunta Brujo, sorprendido-. ¿De qué gato hablas? Me cagan los gatos, me vomito cuando los huelo, ya me jodiste el día.

La chica edecán advierte que lo confundió, y le pide disculpas varias veces, pues aunque no es un cliente millonario y no apuesta grandes cantidades, sabe que es como una gota de agua que todos los días contribuye a las arcas del establecimiento.

Brujo deambula, se muestra confundido, hasta que se sienta en la mesa de ruleta. Se acuerda de los gatos, está a punto de vomitar, porque está mareado. El dealer le pide que elija fichas rojas o verdes, porque el video en turno va a comenzar.

-No tengo ganas de nada, no quiero apostar- le dice Brujo aturdido.

-Entonces podría cederle el asiento a otra persona.

-Préstame una bolsa de plástico, por si vomito.

-Aquí nunca nadie ha vomitado, de qué hablas, no te hagas el chistoso.

-No es broma, quiero vomitar.

-Pues sal del Casino.

-Pero? si me voy y cae el número de mi suerte, habré perdido mi gran oportunidad.

-¿Prefieres vomitar aquí?

-No, pero si no hay más remedio.

Brujo se agarra el estómago y hace viscos.

El dealer llama a seguridad, seguridad llega y pregunta si hay algún problema.

-Ninguno, señor, sólo que me siento mal.

-¿Quiere que llame una ambulancia?

-No, mejor présteme una bolsa de plástico.

-¿Una bolsa?¿Para qué?

El dealer interviene:

-El señor se siente mal. Y quiere vomitar en la mesa.

Seguridad carga a Brujo, éste se resiste y durante el forcejeo el vómito salpica todo.

-Mejor le hubieran prestado la bolsa- dice un político apostador, que se limpia la corbata vomitada.

-Nunca pensé que esto me iba a suceder- dice el dealer- que abre y cierra las manos, para demostrar que no guarda ningún sobrante de fichas. Las cámaras lo vigilan y son exhaustivas.

La voz sensual del Casino hace la siguiente precisión, en el sonido local:

-Tiempo de apuestas señores, no ha pasado nada, ¿qué alguien nunca ha vomitado?