En la parte 1 de este escrito, comentamos que el cáncer de mama es un problema de salud pública, por ser la neoplasia más común en las mujeres mexicanas. Hablamos también de la importancia de adquirir hábitos saludables como una buena alimentación y el incremento de la actividad física, como estrategias que pueden ayudar a reducir el riesgo de recurrencia de la enfermedad y la mortalidad. En esta segunda entrega, hablamos de la alimentación y actividad física saludables como estrategias que pueden ayudar a mejorar el bienestar emocional de las sobrevivientes de cáncer mamario. Esta población se enfrenta a múltiples malestares físicos y de tipo emocional a consecuencia de todo el proceso de la enfermedad, por lo que es común que las sobrevivientes tengan afectaciones psicológicas después del diagnóstico de la enfermedad y del tratamiento. Una buena alimentación y la práctica de actividad física pueden beneficiar aspectos como la calidad de vida, la calidad del sueño, depresión, ansiedad, e incluso el optimismo.

Al finalizar el tratamiento, se presenta un deterioro en la calidad de vida de las mujeres sobrevivientes de cáncer de mama. Ellas perciben una mala calidad de vida ya que presentan malestar y dolores constantes en el brazo, tienen problemas para conciliar el sueño, también se sienten insatisfechas por su imagen corporal, sobre todo si se les realizó una cirugía en su seno. Se ha observado que la práctica de actividad física ayuda a tener menos dolor, y la calidad de vida se mantiene y hasta puede mejorar sustancialmente. Recordemos que la actividad física ayuda a mantener un peso corporal saludable, lo cual es importante ya que cada aumento de 5 kg de peso se relaciona con un aumento del 13% en la mortalidad por cáncer de mama, pero también el peso en exceso puede disminuir la calidad de vida.

En pacientes con cáncer un problema común es el insomnio, que les genera incomodidad y puede aumentar la fatiga. También es común la depresión en algunos casos, y se ha observado que, en aproximadamente el 50 % de las pacientes con cáncer de mama, se presenta ansiedad, que puede generar angustia en las sobrevivientes. La dificultad para hacer las actividades cotidianas, como cuidar a los hijos, o para llevar a cabo las necesidades básicas, aumentan la angustia. Se han observado altos índices de ansiedad en las sobrevivientes de cáncer mamario tres meses después de haber recibido el diagnóstico, e incluso cinco años después. Una estrategia que funciona para poder conciliar el sueño, y por consiguiente los otros aspectos aquí mencionados, es la práctica del ejercicio. Se ha observado que, por ejemplo, el ejercicio aeróbico moderado ayuda a mejorar el sueño a largo plazo, también mejora la calidad de vida y puede disminuir la ansiedad y la depresión.

Como mencionamos en la primera parte de este escrito, en nuestro grupo de investigación hemos trabajado en una estrategia que se llama Entrevista Motivacional**, para ayudar a las sobrevivientes de cáncer de mama a tener una alimentación y actividad física saludables. La estrategia ayudó a disminuir ligeramente la ansiedad y a aumentar la calidad de vida y el optimismo. Pareciera un sinsentido hablar de optimismo (que es la tendencia a ver y juzgar las cosas en su aspecto más positivo y favorable), sin embargo, se ha observado que, en mujeres posmenopáusicas, el ser optimista puede ayudar a tener cambios saludables en la alimentación. También se ha visto que las personas menos optimistas tienen mayor posibilidad de presentar depresión, y que, a mayor optimismo, la persona percibe una mejor calidad de vida.

Son muchos los estudios que recomiendan a las pacientes y sobrevivientes de cáncer de mama, que sigan una alimentación saludable, y en especial, sobre todo en el caso de las emociones, que practiquen actividad física frecuentemente. Una recomendación es que las mujeres sobrevivientes de cáncer mamario participen en programas de ejercicio supervisado, y así obtener beneficios como la pérdida de peso, disminución de la fatiga, y hablando del tema que nos refiere, la actividad física puede brindar estabilidad emocional, calidad de sueño y de vida. Por último, hacemos un llamado a los profesionales de la salud a contribuir en la elaboración y aplicación de estrategias para ayudar a las personas afectadas de cáncer a tener un estilo de vida saludable, como política pública de prevención.

* Investigadoras de la Coordinación de Nutrición del CIAD, A.C.

** Estudio apoyado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (SS/IMSS/ISSSTE-CONACyT/S0008/2115/1/262211).