El fútbol al igual que la vida otorga revanchas, y ese majestuoso deporte llamado futbol dio una al Atlético de Madrid. Equipo que ha tenido que vivir toda su existencia a la sombra del equipo blanco, y ayer, ayer se repitió la tragedia. Con esta reiterada derrota contra el Real Madrid en la final de Champions League, los seguidores colchoneros tienen ahora un nuevo mandamiento, el undécimo, “no ganarás”.

Los pupilos del Cholo, que llegaban con sed de venganza y hambre de triunfo, saltaron al césped sagrado de San Siro para intentar equilibrar la balanza y llevarse la tan ansiada Champions League. Ese trofeo que se ha vuelto maldito para ellos. No querían que se repitiera la derrota de Lisboa.

El partido dio inicio y el Real Madrid se adelantaba con un gol del ahora capitán Sergio Ramos, así es, el héroe de Camas volvió a ser el villano del cuento escrito por el Atlético de Madrid. Adelantó a los albos en un tiro libre al área mandado por Tony Kroos y desviado en primera instancia por Bale. Ramos volvía hacer de las suyas, volvía a gritar gol en una final de Champions, volvía a besar el escudo del equipo de sus amores. Transcurrió el primer tiempo y el Madrid se iba con ventaja a los vestidores.

Comenzó la segunda parte y la charla del medio tiempo del Cholo surtió efecto. Los primeros 15 minutos los colchoneros estuvieron encima del Madrid, una tras otra, jugada tras jugada, tenían ahogado al Madrid en su propia área. El Atleti salió como torbellino por todas las canicas y esto derivó en un penalti bien marcado sobre Torres. Sólo era cuestión de empatar los cartones para que el partido "iniciara de nuevo". Griezmann cobró el penal...y ¡¡¡oh sorpresa!!! su tiro se estrellaba en el travesaño y los merengues seguían arriba por la mínima diferencia.

Pasó el torbellino, los blancos salieron avante de la tempestad rojiblanca y las aguas volvieron a retomar su nivel. Modric, Kroos y Casemiro volvieron a sostener la batuta de la media cancha, aunque por lapsos también Koke y el capitán Gaby tomaban las riendas del partido.

Pasaban los minutos, Zizou metió al jugador que lo derrite por su técnica, Isco entró por Kroos para darle al equipo más frescura y más idea en el campo. Los del Cholo aguantaban y también se acercaban al área del gran Keylor. El galo movía sus piezas de ajedrez como mejor lo creía, y en una decisión de técnico inexperto (desde mi punto de vista), sacó a su compatriota Benzema para dar paso a Lucas Vázquez (¡¡¡eres graaaaaande Luquitas!!!). Con este movimiento se quedaba sin cambios, ya que por necesidad tuvo que salir Dany Carvajal para que entrara Danilo, y si el equipo del Manzanares empataba el partido no habría cambios para la prórroga.

Y así sucedió, corría el minuto 78 y en una jugada por la derecha, Juanfran metía un centro con potencia para que el belga Carrasco empatara el partido y se vivieran los últimos minutos de alto voltaje. Por cuestión anímica se podía pensar que el Atleti se iba a comer vivo al Madrid, fue todo lo contrario, el Madrid sacó la casta, levantó la cabeza e irguió el pecho; tuvo dos oportunidades para liquidar a su rival en los tacos de Bale y Lucas pero perdonó, y con este indulto los equipos de la capital española volverían a jugar tiempos extras en la final de clubes más importante del mundo.

Transcurrían los minutos y daba la impresión de que el equipo que anotara primero iba a ganar el partido. Pero los jugadores de ambos bandos estaban fundidos. Los calambres comenzaron a aparecer y los jugadores caían como fichas de dominó, Bale, Cristiano, Filipe Luis, Koke; los dos equipos resentían el cansancio del partido y de la temporada. No se hicieron daño y eso significaba que daría comienzo a la tanda de penaltis, esos tiros que muchos sueñan con ejecutar pero pocos son los que se convierten en héroes.

Cuenta la leyenda que Cuando Buonarotti terminó una de sus obras maestras, El Moisés, en un acto de soberbia tomó el cincel y el martillo y lo golpeó contra la rodilla derecha de la escultura y gritó "¡¡¡parla!!!", del mismo modo, ayer el destino le gritó al Real Madrid "¡¡¡gana!!!", y los albos escucharon el grito.

Comenzó tirando el Madrid, ahí ya llevaba ventaja sicológica. Anotó Luquitas Vázquez, llegó al punto penal con confianza y lo demostró en la ejecución. Luego cobrarían de manera exitosa Marcelo, Ramos y Bale, y el Atlético haría lo propio en los tres primeros tiros. Pero el destino volvió a ensañarse con los colchoneros. Llegaría el turno de Juanfran que estrelló su tiro en el poste derecho, ¡¡¡maldito destino colchonero!!!, ¡¡¡hijo de puta!!!, ¡¡¡porqué te ensañas así con el Atleti!!!

La mitad del estadio se llevaba las manos al rostro para tapar las lágrimas de tristeza, de dolor, de sufrimiento, de derrota; sabían que con ese fallo una vez más saldrían vencidos por su acérrimo rival en una final de Champions League. A veces pienso que el destino le va al Real Madrid, porque es tan caprichoso, que hace lo imposible para verlo ganar.

Mientras tanto, del otro lado de la cancha llegaría el cuento de hadas para el futbolista poco querido y a veces poco valorado, pero muchas veces odiado. Cristiano tendría en sus pies el último y decisivo penal, aquel que está reservado para los grandes, para los mitos, para las leyendas...para Cristiano.

En 194..., en Filipinas, el General McArthur advirtió a sus enemigos "volveré". En 2014 en Lisboa, el General Cristiano también advirtió a los suyos del mismo modo, y lo cumplió. Regresó a una final para volver hacer campeón al Madrid y meter el penal decisivo del partido.

Lo demás, lo demás es historia. Sergio Ramos fue el encargado de recibir y levantar la “orejona” hacia el firmamento para acercarla “un poco más” a los dioses del estadio, así como de ofrecerla en Madrid a la diosa Cibeles como ofrenda.

En cuanto al entrenador del Madrid, el tiempo siempre encuentra el momento adecuado para cada ser humano, el momento de Zidane fue ayer. El franco-argelino ha participado en la últimas tres Champions ganadas, en la novena fue el héroe (¡¡¡qué golazo Zizou!!!), en la décima fue auxiliar de nuestro querido Don Carletto, y ahora en la undécima es el líder del banquillo del equipo de Concha Espina.

"Veni, vidi, vici". Zidane llegó para levantar la casa blanca que se estaba cayendo a pedazos (veni), observó que tenía que ajustar muchas piezas y poner orden (vidi), y ganó la Champions League (vici). Así se puede resumir la dirección técnica de Zidane con el mejor equipo del orbe.

Durante los últimos siete años se ha hablado mucho del Barcelona (y con razón), ha ganado por racimos todos los trofeos en disputa, no se puede ni comparar con el Madrid la cantidad de copas que ha ganado en estos años, ellos han sido los jefes. Pero dentro de “su época” el Madrid se ha entrometido para ganar dos Champions por tres de ellos. ¿Cuántas ganaría si le tocara vivir una época similar? Por eso el Madrid es el más grande, por eso el Madrid es el mejor, por eso el Madrid es…el Madrid.

Se dice que el 10 es el número de la perfección, a partir de ayer es el once. Once copas de Europa, once veces siendo el mejor del Viejo Continente, once veces campeón de Europa.

Gracias jugadores por entregarse cada minuto del partido, gracias Zizou por resurgir como el ave Fénix a un equipo que estaba sin rumbo dentro de las cenizas, gracias Madrid por ser el más grande, es un honor ser su seguidor, “vivimos por ti, venciste por nosotros”, gracias Real Madrid.

…historia por hacer.