La calificadora de riesgos, HR Ratings, en su reporte del 30 de octubre de este año consideró que, tras la decisión de cancelar la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), en Texcoco, el ranking de la deuda soberana de México pasó de "Estable" a "Negativa".

El veredicto de la agencia calificadora mexicana en cuanto a la clasificación del país en el marco financiero internacional, fue ampliamente difundida por los medios de comunicación y provocó muchas reacciones de analistas económicos financieros, periodistas y líderes políticos, que ven en estos resultados un “mal comienzo y el probable fracaso” del próximo gobierno que encabezará Andrés Manuel López Obrador; pero hay otro sector que piensa que este estudio responde más a un golpeteo a la administración que empezará a decidir el rumbo económico del país dese el próximo uno de diciembre y una forma de sembrar  miedo a inversionistas y ciudadanía en general.                  

Hay que recordar que las calificadoras de riesgo son agencias privadas que analizan los activos de empresas y Estados-nación, además de realizar estudios que indican el riesgo crediticio de una entidad o emisión de títulos con el fin de facilitar a los inversionistas la toma de decisiones a la hora de colocar sus recursos. Estas empresas son contratadas para calcular el riesgo de inversión en un producto financiero cualquiera (acciones en empresas, compra y venta de bonos). 

Los orígenes de las agencias de calificación se remontan a la segunda mitad del siglo XIX, cuando se produjo en Estados Unidos una enorme expansión y desarrollo económicos, sobre todo de las compañías de ferrocarriles, que captaban los recursos necesarios mediante la emisión de bonos. Como los inversores necesitaban conocer la situación financiera de tales empresas, recurrían a entidades especializadas, y lo que en sus inicios sólo fueron informes financieros acabaron convirtiéndose en estudios sobre la valoración y calificación crediticia. Dos de las agencias surgidas en aquella época fueron Standard & Poor’s Corporation (fun­dada en 1860) y Moody’s Investors Service Inc. (creada en 1900), actualmente, las mayores agencias de rating a nivel mundial.

A nivel internacional Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch son las principales calificadoras, con sedes en Nueva York. Conforman el oligopolio en este ramo desde la década de los setentas.

Las empresas calificadoras de riesgo establecen parámetros y fórmulas que le permiten saber a un país o una empresa sus capacidades de pagar o no pagar. Es decir, su estabilidad económica y financiera de acuerdo al valor de sus activos, reservas, gastos, inversiones, etc. Estas fórmulas parámetros son de fácil manipulación, para chantajear y sacar ventaja.   

Hay varios ejemplos de la manipulación, de los datos que tienen las agencias calificadoras, entre las que destacan: la crisis hipotecaria del 2008 en los Estados Unidos, cuando las acciones inmobiliarias de Lehman Brothers tenían calificación AAA. Durante la corrida bancaria se demostró que dichas acciones eran activos basura, no valían nada en la economía real.

La crisis hipotecaria de los Estados Unidos hizo que los precios de los activos inmobiliarios se desplomaran, lo que provocó que muchas familias perdieran su casa ante la imposibilidad de poder pagar el crédito, además los fondos de pensiones que invirtieron en los bonos hipotecarios, vieran mermados sus recursos, dejando a muchos trabajadores sin jubilación y la quiebra de Bancos como Lehman Brothers.

Este evento fue la peor calamidad financiera desde 1930. Durante los 19 meses que duró se perdieron 8,7 millones de empleos, más de la mitad de los adultos vio perder su trabajo, recortado su sueldo o forzado a trabajar reduciendo su horario laboral. El consumo y el producto interno bruto se contrajo por la escasez de crédito y el incremento del costo de los préstamos. S&P perdió la mitad de su valor.

Otro ejemplo del comportamiento manipulador de las agencias calificadoras es Bolivia, ya que desde que Evo Morales es Presidente, ha aplicado un plan de nacionalizaciones y expropiaciones en el ámbito bancario y estratégico. Las calificadoras de riesgo, en aras de implantar temor en las transnacionales, le colocaron una calificación de CCC donde los activos nacionales son altamente especulativos y hay poca probabilidad de pago. Esto es parte de la guerra global por conseguir forzosamente contracciones económicas en países emergentes.

Las primeras agencias calificadoras que se autorizaron en México fue en los años noventa del siglo pasado, siendo HR Ratings una de las más consolidadas, dada su relación con los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón. Esta empresa consiguió hace unos años ser aceptada por la autoridad financiera estadunidense, la Securities and Exchan, con lo que amplía su horizonte.

HR Rating, que actualmente es presidida por Alberto I. Ramos parece haber copiado el esquema de Standard & Poor’s, de manipular la información, para chantajear y asustar a los inversionistas, con lo que sirve a poderosos grupos empresariales que están en contra del gobierno federal que entrará en vigor el próximo uno de diciembre.

La agencia calificadora mexicana HR Rating, parece ser la consentida de muchos Municipios y Estados de toda la república ya que reciben muy buenos contratos y lo curioso del caso es que siempre sus calificaciones de la deuda de estas entidades, son al alza o ratifica, lo que llama a sospecha. 

La calificadora que dirige Alberto I. Ramos está inmersa en un eterno de conflicto de interés, originado por un modelo de negocio en el que cobran sus servicios al emisor, no al usuario de la información.

Federico Arreola, Director General de SDP Noticias, publicó el pasado 30 de octubre una excelente columna de nombre: “Niños y niñas del Tec y el ITAM y ex funcionarios de Calderón en el golpismo financiero contra AMLO y su gobierno” donde habla del origen de HR Rating, y qué intereses pueden servir los colaboradores de esa empresa calificadora para golpear al gobierno entrante.  

La semana pasada Fitch, decidió bajar la perspectiva crediticia de Petróleos Mexicanos (Pemex), lo cual “supuestamente responde a las señales del equipo de Andrés Manuel López Obrador. La calificadora apuntó que el perfil crediticio de Pemex “puede seguir deteriorándose” como resultado de un cambio de estrategia que aumente significativamente las inversiones en refinación o afecte precio de venta, especialmente si es a costa de reducir inversiones en exploración y producción,  

Para Valeria Moy, famosa por su odio al gobierno que entrará el próximo uno de diciembre, además de ser Directora de la organización ‘México ¿cómo vamos?’, y también colaboradora de HR Ratings, señaló en la mesa de Despierta con Loret que la decisión de la calificadora Fitch, de bajar la perspectiva crediticia de Pemex, responde a las señales del equipo del Presidente electo.

El análisis para Pemex de Fitch, y de la economista del ITAM, parece basarse más en juicio del futuro de lo que no ha pasado, y quitar responsabilidad a de las malas administraciones de la hoy empresa petrolera del Estado, que han llevado a la quiebra al corporativo y perdidas muy grandes, que a mi juicio esto último es lo que debería calificarse.     

Parece que HR Ratings está siendo la calificadora consentida de los varones del dinero, para manipular la información y golpear al gobierno del hoy Presidente electo.