A falta de reconocimiento social, más bien en presencia de lo contrario, del repudio ciudadano, como muestra el tercer lugar obtenido en la pasada elección, el panismo se organiza homenajes a sí mismo.

Vicente Fox causó la carcajada nacional e internacional al inaugurar no sólo el genialísimo Centro Fox sino, sobre todo, la estatua de su figura en Boca del Río, Veracruz. Sabios ciudadanos, en una pasmosa similitud con los iraquíes derrumbando la efigie de Saddam Hussein y en una suerte de juicio al mal gobierno foxista, la derribaron horas previas a su inauguración en octubre de 2007; no sin antes colmarla de una buena cantidad de huevos y dejándola al cabo sin manos.

Ahora, Felipe Calderón ordena bustos de bronce para tres panistas. Para Carlos Abascal (quien eventualmente podría ser beatificado conforme a la petición formulada al cardenal Norberto Rivera por ciertos grupos, entre ellos, el representado por Jorge Serrano Limón, funesto director del Comité Nacional Provida), secretario del trabajo foxista y censor de literatura “peligrosa” como la Aura de Carlos Fuentes, y para sus dos amigos secretarios de gobernación sospechosamente muertos en avionazos, Francisco Blake Mora y Juan Camilo Mouriño (de quien ya existen algunos bustos). Las efigies serán ancladas, sin que medie un juicio de si merecida o inmerecidamente (más probable lo segundo que lo primero), en el patio central de la secretaría de gobernación a un costo de 610mil pesos, según Proceso, y a ser inauguradas hacia finales de noviembre, mes en que fallecieron los tres funcionarios.

Cabe esperar, de acuerdo a la experiencia con la inútil y antiestética “Estela de la Corrupción” conmemorativa del Bicentenario, que se tarden un año y medio más en materializar el evento; aunque de ninguna manera se desea que el costo se triplique -como en el caso de la “suavicrema” de concreto-, y llegue así al millón 800mil pesos. Si sucede lo primero, hay oportunidad de que no se materialice tan absurdo e injustificado homenaje; si lo segundo, bueno…, que la justicia objetiva del tiempo envíe los bronces panistas a la bodega donde se ha de encontrar el Coloso del Bicentenario.

En uno de los eventos de la indigna y cínica fiesta que Calderón se auto realiza en su gira nacional de despedida, ha declarado que al principio de su gestión estuvo en peligro de muerte. Que el general Jesús Javier Castillo, jefe del Estado Mayor Presidencial, le advirtió de “una amenaza creíble” para asesinarlo a bordo del avión presidencial. Poniendo por delante pecho y patria, Calderón tomó de todas maneras el vuelo sin que nada sucediera. Muchos se preguntan ahora, ¿de haber sido cierta y haber cuajado la amenaza (dado que durante el panismo ha habido tantos “accidentes” aéreos), no se habrían evitado 70mil muertes (o el número que sea), a cambio de una sola? Y lo mejor para él sería que ya a estas alturas tendría cuando menos un busto de bronce en la sede del PAN.

Incuestionable que hoy debe estar Calderón pensando ya en su propia estatua. ¿Cuál será la reacción ciudadana? ¿Algo semejante a la acontecida con Fox en Boca del Río cual se aprecia en el siguiente video?

http://www.youtube.com/watch?v=qZMPnYHh50Y