Dentro de las tradiciones mexicanas que se han ido mezclando con las tradiciones sajonas de nuestro vecino del norte, está esa mezcolanza entre el día de muertos, que se celebra el 1º y 2 de noviembre, y las festividades del día de Halloween, a partir del 31 de octubre, misma en la que los pequeños se disfrazan y recolectan dulces de casa en casa, dulces que para los niños es un gran regalo al tiempo que escuchamos la frase de la temporada: “¿me da mi calaverita?”.

Pues bien, el gran niño berrinchudo que ocupa la silla presidencial de nuestro vecino del norte, parece que sí va a recibir su calaverita, y es debido a que la caravana de migrantes hondureños que lleva ya varios días internándose en nuestro territorio tratando de llegar a vivir el sueño americano, ha sido un gran regalo que le están otorgando nuestros cercanos amigos centroamericanos al Sr. Trump.

El tema aquí, es que después de dos años de un profundo desgaste de la figura presidencial por parte de Trump, dado el escaso cumplimiento de sus promesas de campaña (cabe recordar que muchas de sus iniciativas han sido bloqueadas en el congreso o por órdenes judiciales: caso de los dreamers o las ciudades santuario), además de un pleito cada vez más ácido con los medios de comunicación debido a las “fake news” y una profunda crisis de credibilidad hacia su persona al estar envuelto en escándalos judiciales como el caso de Stormy Daniels, el despido del titular del FBI por la investigación de la trama rusa en la campaña presidencial o simplemente por su ambigüedad en algunos casos con sus irreflexivas acciones al estilo del reallity show en el que participó.

Pero esta caravana migrante, reactiva nuevamente los temas de su campaña, avivando la xenofobia, le otorga credibilidad al supuesto atentado a la seguridad nacional (ahora dice que hay terroristas dentro de la marcha), la necesidad del muro en la frontera, la incapacidad del gobierno mexicano a cuidar sus intereses, el robo de fuentes de empleo por parte de los indocumentados y lo más importante, poder mover recursos hacia acciones del tipo militar en la franja fronteriza con México, lo que representa un gran negocio para sus socios de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), quienes fueron grandes benefactores de la campaña del propio Trump.

Pareciera que ni el mismo Donald Trump pudiera haber organizado esta marcha en un mejor momento, ya que si de cara a sus electores las acciones del presidente no habían sido claras y contundentes, esta nueva amenaza a su seguridad, seguramente le traerá muchos votos en las próximas elecciones intermedias que tendrán lugar el próximo 6 de noviembre. Para muchos, esta era la oportunidad de que los demócratas pudieran tomar el control de la Cámara de Representantes, y así, contrarrestar de manera más efectiva a la figura presidencial, sin embargo, con acciones como el ingreso violento por parte de los migrantes a nuestro territorio, solo le dan la oportunidad a Trump, de atacar tanto a nuestros connacionales como a los migrantes centroamericanos, tachándolos de delincuentes, y de ningunear a las instituciones mexicanas que se debaten entre un presidente totalmente desgastado y a días de dejar la presidencia y un presidente electo que parece no querer confrontarse con nuestro vecino del norte bajo ninguna circunstancia.

Parece que a Trump le van a llenar su calaverita de regalos.