Este jueves el presidente Andrés Manuel López Obrador, alrededor de las 13 horas, estará en Monterrey para firmar o ser testigo del convenio de la segunda parte del Plan Integral de Desarrollo Ferroviario. Se trata de sacar a los trenes del área metropolitana a través de la terminación del libramiento ferroviario. Esto permitirá el uso de los patios ferrocarrileros, una zona de más de 100 hectáreas frente a la universidad. No está claro, sin embargo, para qué serán utilizados los terrenos por la administración del gobernador Jaime Rodríguez Calderón. Desde hace años hay un plan de hacer un gran parque, tipo Central Park con diversos equipamientos, o su privatización, realizando infraestructura comercial y habitacional.

En una de sus conferencias matutinas de esta semana, cuando le preguntaron a López Obrador sobre su relación con los empresarios, adelantó esta agenda diciendo que se reuniría en Monterrey con algunos, en este caso los de Kansas City Southern, pero nunca mencionó al Bronco. En el Palacio de Gobierno se espera la asistencia del Javier Jiménez Espriú, secretario de Comunicaciones y Transportes, y de Carlos Salazar Lomelín, quien preside el Consejo Coordinador Empresarial.

La relación entre el Peje y el Bronco es, después de la campaña, de respeto mutuo. La realidad, sin embargo, es otra. El gobierno de Rodríguez Calderón está castigado en cuestión presupuestal. La efusividad pública no se traduce en flujo de recursos. Las promesas de inversión de Andrés Manuel en la presa Libertad, vagones del Metro y recursos para los penales, siguen en la etapa de “están autorizándose”.

La presa Libertad es una obra irrealizable, al menos en este sexenio, lo único que podría rescatarse a través de la inyección de recursos federales es la inversión en penales y vagones del Metro. El gobierno del Bronco es un desastre, por donde quiera que se le vea, y eso lo tiene muy claro Andrés Manuel. Que se dé de santos Rodríguez Calderón si acaso termina este sexenio. El gobernador cree que dentro de dos años podría entrar en el gabinete, imposible, Andrés Manuel perdona, pero no olvida.

La visita de López Obrador a Monterrey es con empresarios, por eso el placeo a Salazar Lomelín. ¿Y el Bronco? Pues a seguir dándole atole con el dedo.