Los suizos son muy listos para engatusar extranjeros y bajarles la lana. No hay nada de malo en ello. De hecho, lo hace cada persona que se dedica al comercio.

En 1971 el profesor de economía Klaus M. Schwab inventó el Foro Económico Mundial que cada enero se celebra en Davos, Suiza.

El evento “no lucrativo” de don Klaus seguramente lo ha convertido en multimillonario. Bien por él.

Muchas personas acuden cada año a Davos a turistear con la excusa de que van a contribuir a hacer más productiva a la humanidad.

Uno de los fanáticos de Davos que conozco es mi amigo Carlos Mota, columnista de negocios de El Heraldo de México y colaborador de TV Azteca.

Si El Heraldo y Televisión Azteca pagan los viajes a Davos del señor Mota, pues qué empresas tan prósperas.

Si Carlos paga con sus propios recursos tan exclusiva turisteada, ni hablar, ahora entiendo por qué ha adelgazado en los últimos años: deja de comer para poder ir a convivir con los líderes económicos mundiales que echan desmadre en Davos cada mes de enero.

Hoy Carlos Mota nos da una idea del costo de andar de líder globalizador en Davos: 

“Un hotel de una estrella con habitación sin baño propio en Davos puede llegar a costar, por las cinco noches que dura el WEF, cien mil pesos. Ni siquiera el Savoy de Londres cuesta tan caro”.

¿Mota pagó cien mil pesos para dormir en un hotel sin baño? O si su habitación si tiene excusado propio, ¿cuánto pagó?

Le habría salido mas barato, ¡y se habría divertido más!, asistir al Super Bowl.

Suiza es un lindo país que vale la pena visitar. Sus montañas son extraordinarias: las más bellas del mundo, sin duda, después del Cerro de la Silla.

Recomiendo vacacionar en Suiza, pero buscando ofertas. Las hay de sobra tanto contratando hoteles por la vía tradicional como recurriendo a la nueva onda del turismo, la de Airbnb.

Con cien mil pesos racionalmente invertidos una familia —papá, mamá, niño y niña— pueden pasar en las montañas suizas seis extraordinarios días con cinco noches en hoteles de calidad ¡y con baño para no andar cagándola frente a tanto wannabe que se siente estrella de la economía mundial solo por estar de aplaudidor en el mismo evento en el que se emborrachan los meros meros!

No estoy criticando a Mota por ser wannabe: eso lo soy yo también, que me da por sentirme fifí cada vez con más frecuencia, lo que por cierto ya no me preocupa.

Si soy duro con mi amigo se debe al hecho de que me molesta que, por un lado, cuestione a López Obrador por no acudir a Davos —ya lo hará, el sexenio es largo, pero siempre y cuando le garanticen una habitación con baño mucho más barata que la del columnista de El Heraldo—, mientras que por otra parte Carlos Mota elogie excesivamente al fascista gobernante brasileño solo porque este ha pagado shows caros en el Foro Económico Mundial.

Hoy Mota sigue con lo dicho ayer. Lo cito (y lo comento) para que a mi amigo querido le dé vergüenza publicar semejantes insensateces:

ProMéxico

Dice Carlos Mota: “Es amplio el desconcierto entre los empresarios mexicanos que asisten a los Alpes Suizos frente a la decisión del gobierno de AMLO de desmontar la mercadotecnia que tenía nuestro país en las ediciones anteriores del WEF. Lo que hacía ProMéxico aquí era apreciado por propios y extraños… Este es el primero de muchos años que la presencia de México en el Foro Económico Mundial de Davos es sumamente débil. Si no fuera por la presencia de la secretaria de Economía Graciela Márquez, la subsecretaria Luz Ma. de la Mora, y del diputado Mario Delgado, podría decirse que México desapareció del mapa suizo que concentra anualmente a las empresas más poderosas del planeta”.

Mi comentario: ProMéxico no era una cueva de ladrones, pero sí un barril sin fondo al que metía muchísimo dinero el gobierno mexicano, dinero que se tiraba en promociones sin mayor sentido práctico. Es que no, no creo que valga la pena gastar en imagen si la nación no resuelve antes sus terribles problemas de corrupción, pobreza e inseguridad. Los recursos de ProMéxico estarán mejor usados en la Guardia Nacional o en los programas sociales para sacar a tantos jóvenes de la miseria y, de esa manera, alejarlos del crimen organizado. Por lo demás, con la secretaria Márquez, la subsecretaria De la Mora y el diputado Delgado nuestro país estará suficientemente representado.

Los borrachos de Davos

Dice Carlos Mota: “He ido por más de diez años a este Foro y a varios de sus encuentros regionales, en Colombia y Brasil. México siempre aparecía en el escenario de los países que pertenecen a un circuito de liderazgos en favor de la integración global. En Davos, año con año, nuestro país solía montar un pabellón muy notorio y ofrecer ágapes que muchos empresarios gustaban de atender. Era común que más de 250 personas asistieran y escucharan el mensaje del Presidente en turno. La gente que asiste a estos cocteles no va a emborracharse; sino a establecer los contactos para detonar inversiones”.

Mi comentario: Mota no está bien informado. De buena fuente sé que en Davos, durante el evento de los ricos, los borrachos abundan. Como dicen en ¿Harvard? ¿en el ITAM? ¿en el Tec? "negocio que no da parra emborracharse, no es negocio.

Mota ama al fascista Jair Bolsonaro

Dice Carlos Mota: “La ausencia de Donald Trump en Davos por el cierre de gobierno ha dirigido toda la atención hacia el nuevo líder del mundo pro-negocios: Jair Bolsonaro. El presidente del Brasil va acompañado de una extensísima comitiva y aparecerá en un salón de plenos preparado para que él solo hable frente a los 3 mil asistentes. Su discurso versará sobre la siguiente línea: ‘llegó la hora de hacer negocios con Brasil’. La prensa brasileña señaló estos días que los organizadores están muy contentos de que Bolsonaro está a favor del liberalismo económico”.

Mi comentario: Es absolutamente inmoral elogiar solo porque quiere hacer negocios a un tipo como Bolsonaro que no ganó democráticamente las elecciones brasileñas —el sistema encarceló a Lula, que era el gran favorito para triunfar—, que desprecia a las mujeres y que no respeta los derechos humanos. Hay límites y los partidarios de la economía de mercado a veces los rebasan.

Odio a los ricos y a los wannabes

Dice Carlos Mota: “El Reporte de Riesgos Globales del WEF 2019 revela que, en una encuesta reciente a nivel global, 59 por ciento de las personas estima que durante este año habrá un incremento en el odio contra las élites”.

Mi comentario: Y más va a odiar la gente a los ricos y a los wannabes si los primeros siguen teniendo como su invitado de honor a un tipo como Bolsonaro y los segundos gastan fortunas que no tienen para ir a la nieve a hacer el caldo gordo a los primeros durmiendo en hoteles de una estrella sin baño. Conste, soy tan wannabe como Mota, así que admito que si anduviera en estos días en Davos tal vez me sentiría feliz y emocionado de hacer cola para bañarme o hacer sopó rodeado de otros de nuestra especie.