El anuncio del Secretario de Comunicaciones y Transporte, Dionisio Pérez Jácome, de que el gobierno federal rescató la banda 2.5 Ghz por razones de utilidad pública y en razón de que dicho instrumento de alta tecnología estaba subutilizada.

Es decir que el principal tenedor de las concesiones de esa banda, MVS, no estaba operando esa que es llamada la supercarretera de la comunicación. Grave que ese instrumento simplemente estaba en reposo. Estaba pues, sacrificada una posibilidad que permitirá acceder al internet de 4ª. Generación y ofrecer a los usuarios un modelo de alta velocidad que permitirá a los internautas mexicanos operar con lo último en tecnología.

El contexto en el que está envuelto el mundo de las telecomunicaciones en México, tramposo, empantanado y corrupto, es el que hace desconfiar a los interesados en el asunto de si la decisión no es de carácter político.

Hay quienes dicen que el rescate de la banda 2.5 Ghz obedece a que un presidente considerado rencoroso, de mecha corta dicen, como Felipe Calderón es una respuesta a la decisión de MVS de reponer en su programa de radio a la conductora Carmen Aristégui, quien en esa frecuencia fue de las primeras en ventilar el asunto del presunto alcoholismo del primer mandatario.

No lo creo. Puede ser que Calderón estuviera molesto por el comentario de Aristegui acerca de su enfermedad. Pero en el asunto de las telecomunicaciones existe una corte de nombres que representan miles de millones de pesos. Carlos Slim, Emilio Azcárraga, Ricardo Salinas Pliego, Radio Fórmula de Rogerio Azcárraga, etc.

Eso supera con mucho lo que una conductora de radio pudo molestar a un presidente.

Para ensuciar más el asunto, los gobiernos panistas han hecho de las telecomunicaciones un nido de corrupción y protagonismo de sus funcionarios. Con Calderón hay personajes impresentables en SCT como Luis Téllez, tal vez el ganster de cuello blanco más peligroso de México; Juan Molinar Horcasitas, Mony de Swan, un frívolo funcionario que trae a la COFETEL de cabeza. O personajes llenosa de absurdos protagonismos, aunque muy hábiles para grabar a sus jefes o agenciarse información cuyo mejor ejemplo es la ahora diputada federal electa del PRD Purificación Carpinteyro.

Los especialistas coinciden en que es imperdonable para un país con las posibilidades de crecimiento como México los instrumentos tecnológicos fundamentales en esta época simple y sencillamente los detenten empresas que no los usan y están especulando con ello.

Sobre eso no hay discusión.

Pero los enredos políticos también están presentes en esta comedia de equivocaciones (o más bien de intereses superiores) con representantes de partidos y hasta de candidatos presidenciales ganadores y perdedores.

Las versiones que circulan de un acercamiento de los cabilderos de Carlos Slim con el siniestro empresario neoleonés, Alfonso Romo, descalifica cualquier proclama social en favor de los pobres que emita el candidato que quedó en segundo lugar.

Lo mismo que si se llegara a ver la mano de Enrique Peña Nieto en favor de TELEVISA, si se le ve favorecida con alguna concesión de la banda 2.5 Ghz por considerarla operadora de alta velocidad con capacidad para ingresar a ese amplio espectro de la telecomunicación.

Algo huele puede oler mal en Dinamarca, si en esta decisión del gobierno calderonista se advierten visos de favorecer ciertos intereses, o lo peor, señales de corrupción.