Ayer, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad que encabeza el poeta Javier Sicilia hizo acto de presencia en un diálogo destinado a confrontar las posturas políticas de los cuatro aspirantes presidenciales. 

No hay un movimiento más puro en México,  más pacifista, más conciliador que el que encabeza el poeta. Sin embargo, es uno de los más vilipendiados, incomprendidos y difamados. “Alguna gente que apoya su candidatura tiene espíritu fascista”, espetó el poeta al candidato de la república amorosa. 

Y quien dude lo anterior, puede echar un ojo a las redes sociales en el momento del diálogo de Sicilia con los candidatos de las distintas ofertas políticas en México. Twitter hervía: “¿cómo se atreve Sicilia?” “¿quién es él para enmendarle la página a nuestro líder?” “Sicilia es un corrupto, aliado de Salinas y títere del PRI”. Lo más parecido a una letrina que a un ágora virtual, eso fue twitter ayer. 

Por supuesto, un ataque bien orquestado debe tener “líderes” ad hoc que coordinen la dosis exacta de odio y veneno a suministrar a todos aquellos que no son capaces de realizar la mínima autocrítica al candidato del amor y la reconciliación…Que no le intrigue a usted la paradoja, estimado lector.

¿Quiénes son estos personajes que despliegan la red de intolerancia y odio en esta red social? ¿cuál es su modus operandi? ¿por qué apuestan sin pudor y a destajo por la utilización de palabras tales como “fascistas”, “infiltrados”, “vendidos”, “panazis”, “traidores” y “manipulados” (¿?) a todos aquellos que se atreven a disentir y señalar las incongruencias que existen en su “postura”. Se llaman Los señores de la guerra

 

-       Hablan de paz, pero apuestan por la guerra, la polarización y el odio.

 

-       Quieren justicia, pero no tienen empacho alguno en lanzar las más infames calumnias para desprestigiar aquello que puede quitar “luces y reflectores” a lo que ellos, desde su propio trono de oropel (ellos sí son buenos), consideran “legítimo”.

 

-       Dicen estar en contra de la represión, pero no tienen empacho alguno en ocultar las formas de censura de aquellos medios para los cuales trabajan y a los que deben lealtad.

 

-       Idean las más descabelladas conclusiones a partir de fotos, “testimonios” e “investigaciones”, pero olvidan mencionar que ellos mismos provienen de eso que tanto descalifican. “Ardidos”, “rencorosos” y “vengativos” son adjetivos que jamás permitirían que se utilizaran para describir su “trabajo periodístico”

 

-       Su formación espiritual es tan endeble, que son incapaces de pensar siquiera en dar un beso al hermano con el que no se está de acuerdo, pero no por ello se deja de reconocer la dignidad que habita dentro de él.

 El beso negado 

Incólume ante la crítica y confirmando las observaciones que el poeta realizó a su postura y campaña política, el promotor de la República del Amor negó un beso a Javier Sicilia, mientras en las redes sociales este acto era aplaudido a rabiar por quienes son incapaces de concebir otra forma de lucha que no sea la que expresa el candidato del amor. “¡Ay amor, ya no me quieras tanto!”, parecen gritar México y los mexicanos. 

“No soy como todos” dijo AMLO. Sin embargo, recuerdo que en 2004, ante la marcha legítima y justa que casi setecientos mil personas realizaron en el DF para pedir más seguridad, López Obrador declaró: “Sigo pensando que metieron la mano (…) para manipular este asunto y señalo tres cosas: una, la politiquería de “las derechas”, dos, el oportunismo del gobierno federal (…) las declaraciones del ciudadano presidente (…) y también el amarillismo de algunos medios de comunicación” …si, eso dijo. 

AMLO es tan político como cualquiera de los demás aspirantes presidenciales, con sus mismas estrategias, discursos (“La República del amor”), inconsistencias (Martí, Televisa) y si usted como yo, estimado lector, piensa darle su voto al candidato de las izquierdas, más vale que quede claro que estamos al tanto de todo lo anterior. Votar por AMLO no equivale a firmar un cheque en blanco. De otra forma, todo por lo que la sociedad ha sufrido, reclamado y exigido hoy en día, habrá sido en vano. 

¿Usted qué opina, estimado lector?