Las investigaciones sobre el asesinato del otrora candidato del PRI a la presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio Murrieta, hace 25 años, descartaron a los integrantes de su equipo de seguridad institucional conocido como “Grupo Omega”.

Este “equipo” –mantenido en secrecía hasta el día del asesinato– se componía de unos 200 guardias, en su mayoría expolicías y algunos jóvenes que integraban el Pentathlón Deportivo Militarizado Universitario (PDMU, organización de origen priista que creó Jorge Jiménez Cantú).

De este equipo, sólo fueron investigados dos de ellos, mismos que habían viajado hasta del Distrito Federal hasta Tijuana, y que se encontraban en funciones de custodia en Lomas Taurinas, Tijuana, Baja California, el trágico 23 de marzo: Fernando de la Sota y Alejandro García Hinojosa.

De la Sota Rodalléguez —exagente de la Dirección Federal de Seguridad (DFS)— fungía como el líder del grupo de seguridad, mientras que Alejandro García Hinojosa, fue identificado como la persona que sometió al asesino confeso, Mario Aburto, por el cuello hasta ser entregado a las autoridades en Tijuana.

Los demás custodios que convivieron en todos los eventos donde acudía el candidato Colosio Murrieta fueron descartados de las investigaciones por los órganos de inteligencia del gobierno federal, así lo refieren a este reportero algunos de los integrantes de aquel cuerpo civil de seguridad, hoy desaparecido.

“Durante 1994 ninguno de nosotros fuimos citados por ninguna autoridad, ni para aportar datos, ni para saber los antecedentes de las anteriores custodias, ni para indagar sobre un posible complot, nada; incluso algunos fuimos recontratados para participar en la campaña de Ernesto Zedillo”, reveló Jorge Hernández, uno de los integrantes de este cuerpo de seguridad hoy extinto.

Aseguró que Fernando de la Sota se trasladó ese mismo 23 de marzo, hasta Tijuana con un puñado de sus compañeros, “situación que llama la atención porque los demás equipos de seguridad viajaban a través de autobuses del servicio público foráneo”.

Explicó que durante sus funciones de seguridad, los integrantes del “Grupo Omega” eran citados en el sótano de la Terminal de Autobuses del Poniente, ubicadas cerca de la estación del metro Observatorio, en la ciudad de México.

Desde este lugar, agregó “los traslados y pagos quienes integrábamos la seguridad institucional corrían a cuenta de los empresarios Roberto y José Carmen Arturo Alcántara Rojas, quienes son dirigentes del Grupo Toluca de autotransporte, ligados al grupo priista de Atlacomulco”.

“Ellos gestionaban un espacio amplio en el estacionamiento de la terminal, financiaban los autobuses, gastos, viáticos y pago a conductores, necesarios para los traslados; así como el pago a los integrantes del equipo de seguridad”, recuerda Hernández.

¿Cómo funcionaba la seguridad?

Jorge Hernández, integrante del Grupo Omega, explica que una vez que De la Sota sostenía comunicación con el exsubjefe del Estado Mayor Presidencial, el general Domiro García, éste emitía la orden de reunión en la base de operaciones del Grupo Omega, en las instalaciones de la central de autobuses poniente.

“Trabajamos sin ningún tipo de herramienta, no contábamos con armas de fuego, vestimenta, radios o localizadores; no teníamos acceso a una base de datos con números telefónicos en caso de emergencia, laborábamos de manera rústica”, denunció.

Dijo que para aquellos años apenas aparecía la telefonía celular, por lo que sólo unos cuantos contaban con este servicio, “en cada evento con el candidato Colosio se colocaban varias conexiones telefónicas fijas, que servían para hacer conexiones de los periodistas o del personal de logística”.

Sostiene que en cada evento en el que el candidato participaba había gente del Estado Mayor Presidencial, quienes cumplían con la función de la seguridad personal del candidato, sin embargo, “era con unos pines en la ropa con los que nos identificábamos entre los militares y los civiles”.

“El licenciado Colosio era una persona modesta, llegó a reconocer a algunos de nosotros y nos pedía que dejáramos que la gente se acercara hasta él, para saludarlo, por lo que al paso del candidato se aglomeraban quienes integrábamos el Grupo Omega”, recordó.

Sostuvo que los integrantes de este grupo de seguridad llegaba a cada evento con horas de anticipación, incluso días, para apostarse a lo largo y ancho de las zonas donde el candidato haría sus recorridos, “en los lugares donde se realizaban los mítines, o incluso en los restaurantes y lugares donde se encontraba con políticos”.

¿El día del asesinato?

Jaime López, otro elemento de seguridad del Grupo Omega e integrante del Pentathlón Deportivo Militarizado Universitario (PDMU), reveló que aquel 23 de marzo Fernando de la Sota seleccionó “a unos cuantos” para viajar a Tijuana.

“Fue la primera vez que alguien del Grupo Omega viajaría en avión. Según explicó aquel miércoles el jefe De la Sota, había ajustes de último momento en la agenda del candidato presidencial, por lo que se requería que cada uno de los seleccionados viajara hasta Aeropuerto Internacional de la ciudad de México”, recordó el pentatleta.

Explicó que en aquella ocasión uno de las células de seguridad viajó a Sonora días previos al asesinato, otro más se quedó en la ciudad de México como apoyo de quienes estaban fuera de la ciudad.

“Nosotros nos quedamos en el DF, después de activarse la señal de emergencia (el asesinato) fuimos convocados de nuevo a nuestro centro de operaciones, en la terminal de autobuses, y estuvimos ahí toda la noche y hasta el amanecer del jueves, no había una instrucción clara”, dijo a este diario.

Añadió que, tras el anuncio en los medios de comunicación sobre el magnicidio habían identificado a sus compañeros Fernando de la Sota y Alejandro García Hinojosa en el lugar de los hechos.

“En ese momento pensamos que todos íbamos a ser investigados, pero eso no ocurrió; sólo pasaron unos días y ya estábamos trabajando, con la misma gente, el mismo jefe y casi los mismos compañeros, ahora para la campaña del doctor Ernesto Zedillo”.

¿Quién financiaba la seguridad?

El impulsor del Grupo Omega es el próspero político y empresario mexiquense José Carmen Arturo Alcántara Rojas, quien se mantiene como presidente y socio del Corporativo Grupo Toluca, dedicado al transporte foráneo de pasajeros.

Dentro de su currículum, Alcántara Rojas resalta haber fungido como presidente de la Comisión Temática y de Dictamen de Comunicaciones y Transportes del Consejo Político Nacional del PRI en 2002; subsecretario de la Confederación Nacional de Autotransportistas (1999-2000).

También coordinador de Transportes en la campaña a la presidencia de la República de Miguel de la Madrid Hurtado; y coordinador de Transportes en la campaña a la presidencia de la República de Carlos Salinas de Gortari.

Sobre su participación en la política mexicana sobresale su actuación como diputado federal del PRI en la LIX legislatura (2003), electo en representación proporcional. En aquella ocasión sostuvo en su historia laboral que fungió como presidente del consejo administrativo de la empresa de autotransportes Flecha Roja, y director general de la empresa Ómnibus de México.