En el texto anterior en este espacio se plantaron 5 puntos que se dejaron de hacer para llegar a la situación en la que actualmente nos encontramos como país, con la corrupción que se combate, pero aún es persistente, con una violencia imperante y un grave clima de inseguridad, con un fenómeno migratorio al alza y con graves violaciones a los derechos humanos, todo esto, sin un plan de políticas transexenales. Sin embargo, no todo se debe quedar en el diagnóstico. Es necesario transitar a las soluciones que tengan un impacto significativo, por lo que en esta entrega se plantean algunas.

Lo primero es pensar a futuro. Una planeación estratégica transexenal erradicaría los problemas de fondo y traería resultados duraderos. El inconveniente político sería que los frutos de estos resultados no surgirían en la administración que las implementa, pero actualmente se tiene la ventaja de que el presidente antepone los intereses de la nación por encima de los propios. La participación ciudadana para la implementación de los planes es fundamental, porque exigiría planes distintos si se tiene la percepción de que “sólo se está haciendo algo”, y no aplaudiría acciones superficiales.

En cuanto a la seguridad, parte de la estrategia anterior se centraba en la captura de los líderes de los principales cárteles, lo cual logró su desintegración, mas no su desaparición. Los nuevos grupos que se formaron a partir de la fragmentación no contaban con la capacidad económica para incursionar en el trasiego de drogas, por lo que optaron por diversificar sus actividades y mutar a delitos como la extorsión, asalto o secuestro; los cuales se incrementaron en un 64, 78 y 15% respectivamente desde el año 2015. Un combate focalizado que logre desarticular estos grupos permitirá recuperar la seguridad del país. Aunque por las dimensiones del problema, no se solucionará de manera inmediata, pero puede haber camino trabajado, por ello la necesidad de que la estrategia de seguridad sea transexenal.

En el tema migratorio, los medios han utilizado la palabra “inédito” para describir el fenómeno de la migración centroamericana. Actualmente, la comprensión del problema se ha basado en la simplificación del fenómeno, porque no todo el flujo necesariamente corresponde con la falta de oportunidades, sino con la violencia propia de los países. El gobierno ha implementado el Plan de Migración y Desarrollo que busca mejorar las condiciones de vida en Centroamérica, pero es necesario que los fondos que puedan aportar los países y las organizaciones que suscribieron el Plan (35 países, cinco agencias de cooperación y ocho organismos internacionales), también se destinen a mejorar la seguridad pública en las naciones centroamericanas.

En cuanto a la corrupción, el diagnóstico del presidente López Obrador es correcto, ya que es la causante de muchos problemas actuales. Sin embargo, su administración ha priorizado el combate de grandes figuras, aunque es difícil pensar que éstas actuaban solas o que sólo fueron eventos aislados. Para lograr un combate efectivo es necesario desarticular las redes que permitieron la corrupción, sin importar la jerarquía, es decir, no importa si se trata de un funcionario de menor nivel o del mismo expresidente. En este marco, hace falta un mayor compromiso de la Secretaría de la Función Pública (SFP) y de la Fiscalía General (FGR) para hacer las imputaciones correspondientes a políticos, jueces y fiscales que protegían a esa red.

Estas propuestas buscan tener un impacto para mejorar la situación actual del país. Sin duda, llevará tiempo arreglar todo lo que no se ha hecho, pero aquí nadie tiene una varita mágica para solucionar todo de inmediato. Se requiere de mucho trabajo y compromiso.

* Arturo Ávila Anaya, presidente IBN/B Analitycs y experto en Seguridad Nacional por Harvard (NIS).

@ArturoAvila_mx