Sólo restaba ponerle fecha. La salida de Marcelo Ebrard del Partido de la Revolución Democrática (PRD) era inminente. El ex jefe de Gobierno del Distrito Federal pasará a formar parte de las filas del partido Movimiento Ciudadano (MC), que se prepara así para tratar de mantener el registro en las elecciones de 2015, en un contexto en el que los partidos de izquierda, que difícilmente serán capaces de atraer nuevos votantes, tendrán que repartirse un porcentaje de votos que ni en el mejor escenario superará el 25%.

Hace tiempo que Ebrard no tenía cabida en el PRD. Parecía tener más apoyos fuera del partido que dentro. “Marcelo es un político moderno y profesional que tiene la capacidad para encabezar una coalición plural con importantes fuerzas políticas y ciudadanas que impida el retroceso y, sobre todo, cambie el rumbo de México”. Así terminaba el desplegado publicado el 3 de noviembre de 2011 firmado por 111 académicos, intelectuales, científicos, artistas y luchadores sociales que pedían que fuera él, y no Andrés Manuel López Obrador, el candidato presidencial de las izquierdas. Entre los firmantes se encontraban Agustín Basave, José Woldenberg, Marta Lamas y Mauricio Merino. Sin embargo, al parecer dentro del PRD pocos piensan que Ebrard es un político que pudiera encabezar una coalición plural y fue fallida su aspiración a convertirse en su presidente nacional.

Su proyecto no cuajó. A principios de este año envió una carta al líder nacional perredista, Jesús Zambrano, así como a Cuauhtémoc Cárdenas y a López Obrador. Proponía ahí la conformación de un frente que evitara la aprobación de las leyes secundarias, particularmente en materia energética, derivadas de las reformas constitucionales de 2013. Era difícil lograr el apoyo de López Obrador, concentrado como estaba en obtener el registro de su propio partido, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), y el de Cárdenas, aspirante también a la dirigencia perredista.

El 10 de febrero de 2014 Ebrard hizo la presentación de este frente, en su expresión legislativa, en la Cámara de Diputados. De parte del PRD lo que recibió, de inmediato, fueron descalificaciones a su propuesta. “La dinámica y las tareas que hay que hacer las definimos nosotros en el grupo parlamentario”, declaró ese mismo día Silvano Aureoles, el coordinador de los diputados perredistas. El apoyo más decidido lo recibió justamente de MC, sellándose así una alianza con miras a las elecciones intermedias de 2015.

El domingo pasado, Ebrard rompió en los hechos con el PRD. Le espetó a su dirigencia que en 2015 pagará por haberse coaligado con el Gobierno federal, al tiempo que señaló que la vocación de MC es ser la oposición en México y que “en el 2015 debe ser la voz progresista del país. Hay que preparar el terreno para que en el 2018 el PRI y su gobierno se regresen a Atlacomulco y al Estado de México, vamos por un gobierno progresista para México”.

En ese mismo acto, el coordinador nacional de MC, Dante Delgado, pareció retomar la fallida propuesta de Ebrard y habló de conformar un polo progresista, pero, ahora, sin partidos: “Estoy convencido de que el nuevo polo progresista, que la fuerza que México necesita, no pasa necesariamente por una suma de partidos, sino por una suma de liderazgos y talentos ciudadanos”. Delgado anunció así que MC no hará coaliciones con otros partidos.

El partido otrora llamado Convergencia e identificado con el jingle “naranja, naranja” necesita obtener por lo menos el 3% del total de la votación válida emitida en 2015 para que no le sea cancelado el registro, de acuerdo con las modificaciones constitucionales –artículo 41– publicadas en febrero pasado en el Diario Oficial. En 2012 MC obtuvo 4% de los votos en la elección de diputados federales; fue el partido que obtuvo la votación más baja, una cifra superada incluso por el número de votos nulos, que alcanzó 4.95%.

Para lograr su principal objetivo, MC ha apostado, además de por Ebrard, por la siguiente alineación:

-Enrique Alfaro Ramírez, un ex priista jalisciense que obtuvo la presidencia municipal de Tlajomulco encabezando la coalición PRD-PT y que, postulado por MC en 2012, estuvo a 130 mil votos de ganarle en Jalisco la gubernatura al PRI, superando incluso al PAN.

-María Elena Orantes, ex priista a quien Enrique Peña Nieto, siendo candidato a la presidencia, le habría dicho que no podía ser candidata a la gubernatura de Chiapas porque su calidad de mujer la hacía vulnerable.

-Leonel Cota Montaño, ex presidente nacional del PRD y ex gobernador de Baja California Sur.

-Rafael Ochoa Guzmán, profesor ex dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) depuesto en 2008 por conflictos con Elba Esther Gordillo y ahora también ex militante del Partido Nueva Alianza.

Es evidente que Ebrard mantiene sus aspiraciones presidenciales y por ello trabaja para construir, desde ahora, un “polo progresista”. Sus intentos por unir a la izquierda en torno suyo fracasaron. Sabedor de que de la izquierda no quedan más que retazos, apuesta ahora por hacerse del apoyo de “ciudadanos libres”, más que por competir contra “otras fuerzas progresistas”. Los beneficiados, en todo caso, serán MC y Morena, que, se puede anticipar desde ahora, mantendrán el registro, en tanto que la izquierda seguirá imposibilitada de enfrentar con posibilidades de éxito a la mayoría priista que previsiblemente perdurará en la Cámara de Diputados tras la elección de 2015.