México siempre ha sido respetuoso de las religiones y las creencias. Benito Juárez, ideólogo de muchas libertades actuales y bandera de políticos, luchó por una laicidad del estado, con respeto y apoyado en la educación.

Nuestro país ha sido reconocido por su generosidad y solidaridad en los peores momentos, no hace falta hacer mucha memoria basta recordar el comportamiento de todos en la pasada emergencia por los sismos, apenas hace tres meses.

Estos dos pilares de nuestra sociedad se rompieron el martes en el lugar donde está representado todo el país: la Cámara de Diputados.

Cual centro comercial, por la noche y siguiendo la misma lógica mercantil, el actual presidente de la Junta de Coordinación Política, el panista Marko Cortés, encendió las luces de un árbol de navidad y en este marco promovió un concierto navideño, igualito al que hacen en plaza Antara, en Plaza Universidad o en cualquier otra. Nada más faltaron los osos polares y las esferas de Coca-cola.

Por si eso no fuera extraño en el lugar donde se crean las leyes para todos, Cortés dijo: “Nosotros (había otros diputados del frente electoral que forman con el PRD y MC) deseamos que esto pueda quedar como una tradición, por lo que significa en nuestra cultura mexicana”.

No, señor Cortés, el árbol de navidad no un tradición mexicana, la hemos adoptado por comodidad o por reflejo mercantil, por decisión de cada familia, apenas desde los años 70.

La tradición mexicana son los nacimientos, y se hacen muchos y muy buenos en su estado, Michoacán, si se trataba de apoyar a los artesanos mexicanos ¿por qué no traer uno tradicional, por ejemplo de Acámbaro?

Si de verdad amara usted a México como dijo en su discurso, quizá hubiera podido donar esos miles de pesos que costo el árbol y unas esferas gigantes muy feas que terminarán en la basura en enero, a los damnificados de Oaxaca, de Morelos, de Chiapas o de la CDMX y así sus palabras “…a pesar de las dificultades que encontramos  en México, hay una luz al final del camino y juntos, pero sólo juntos, como una gran familia mexicana, podremos salir adelante”…, tendrían sentido.

Fui a San Lázaro a ver este árbol, nadie se toma fotos junto a él, nadie lo festeja, incluso ayer en la inauguración había pocos empleados y diputados, ¿será porque está frente al edificio H donde más de mil empleados tuvieron que dejar sus oficinas porque se dañó con el sismo?

Y por si usted que me lee, le parece una exageración, Cortés no pensó, ni tampoco ninguno de sus asesores, que el recinto de San Lázaro representa a todos los mexicanos, a los ateos, a los musulmanes, a los judíos, a los agnósticos, en fin a todos. Una muestra de esta manifestación abiertamente católica simplemente discrimina a los demás.

En ese caso, debería celebrarse, el año nuevo chino, la Hanukkah judía o el nacimiento del sol azteca.

Esa es la razón más importante del porqué nunca se había puesto una árbol monumental en el recinto, el estado laico mexicano y su reflejo en nuestra sociedad donde como dijo Juárez: “El respeto al derecho ajeno es la paz”.

 En este tiempo de decisiones, sobre todo electorales, los panistas que quieren ser los ganadores de la próximas elecciones, muestran una falta de conocimiento de la historia, desprecio a los que no piensan como ellos y despilfarran recursos, que no son de ellos, para satisfacer un capricho personal olvidando lo institucional. Pensemos en eso antes de votar.