Ni duda cabe, Alejandro Alito Moreno tiene un efecto poderoso en medios y redes. Se pronuncia sobre algo —lo que sea— y se dejan caer los comentarios en cascada por parte de la opinión pública. Duras y críticas reflexiones la mayoría, aunque salpicadas por varias muestras de genuino aprecio y reconocimiento. 

Y es que hay gente carismática que proyecta dinamismo, influencia y positividad,  y que despierta toda clase de pasiones entre la sociedad. Para muchos, el presidente López Obrador es así. Pues bien, el hecho es que Moreno provoca ese mismo efecto, independientemente de la validez de sus afirmaciones, lo atinado de su actuación y la honradez de su proceder. Y, claro está, se esté o no de acuerdo con él y con sus ideales y planteamientos.

A lo largo de estos meses, y más ahora durante el proceso de renovación de su dirigencia, mucho se ha dicho —cuestionado es mejor término— sobre las viejas formas del PRI; al respecto de los viciados procesos internos del partido político (que no son ni por mucho exclusivos de este); en relación a la corrupción y la ineficiencia de las gestiones emanadas de sus filas (siendo francos, tampoco en esto es la excepción). Pero es justamente debido al generalizado descrédito del Revolucionario Institucional que es más que evidente y justificado, que la cercanía (o no) de este candidato a dirigirlo con el primer mandatario actual resulta francamente secundaria. Como, desgraciadamente lo es también la transparencia y pulcritud de sus procesos internos.

Lo que el PRI requiere con urgencia es lograr sobrevivir y sobrepasar este “trance”; ya que si para ello se quiere partir de un cadáver, eso sí con nuevas formas y transparencia de gestión, estas ya serían lo de menos. Lo de más es que alguien tenga el arrojo o la locura o la imprudencia y desfachatez suficiente para afirmar que el Revolucionario no ha muerto. 

Y si la gente no le cree, al menos se detiene a escucharlo. Alito Moreno ha logrado eso hoy nuevamente, y no es proeza menor. Adherentes y detractores por igual han volteado a hablar sobre un político que, tras registrar su candidatura por la dirigencia nacional del PRI, ha dicho convencido de que “Morena es ave de paso”,  “que estábamos mejor cuando creíamos que estábamos peor" y “que se cuiden los otros partidos”.

Y la sociedad lo registra y emite una opinión en torno a ello...