Epicenter, un espacio de co-working en Estocolmo, ha comenzado a implantar un microchip en el dedo índice de sus empleados y miembros, quienes voluntariamente se han ofrecido para probar esta tecnología.

Tampoco es para asustarse, el implante apenas mide lo que un grano de arroz y permite a las 150 personas que lo utilizan acceder al edificio de la compañía, abrir puertas de seguridad, controlar las impresoras y hasta hacer compras en el bar de snacks sin utilizar tarjetas o dinero en efectivo.

Para lograr todo esto, los sensores integrados en varios dispositivos reconocen la Identificación de Radiofrecuencia (RFID) del microchip implantado en cada usuario, algo que se puso de moda hace tiempo para “etiquetar” a las mascotas y permitirles el acceso al hogar de sus propietarios por medio de una puerta especial.

Una vez al mes, Epicenter organiza un evento llamado “Chip & Beer” donde los miembros pueden tomar una cerveza antes de implantarse el microchip, ya que el alcohol facilita la operación al diluir la sangre.

Con información de Digital Trends.